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The Hunger Games

(Los juegos del hambre)
James Newton Howard
     
Año:   2012
Sello:   Universal Republic
Edición:   Normal
Nº Tracks:   18
Duración:   43:35
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Óscar Giménez

1. The Hunger Games (01:10)
2. Katniss Afoot (01:49)
3. Reaping Day (01:35)
4. The Train (01:27)
5. Entering the Capitol (02:28)
6. Preparing the Chariots (01:05)
7. Horn of Plenty (01:59)
8. Penthouse / Training (03:36)
9. Learning the Skills (01:41)
10. The Countdown (01:58)
11. Booby Trap (02:37)
12. Healing Katniss (03:04)
13. Rue’s Farewell (05:01)
14. We Could Go Home (01:15)
15. Searching for Peeta (01:27)
16. The Cave (03:13)
17. Muttations (04:45)
18. Tenuous Winners / Returning Home (03:25)

Himno de Panem en «Horn of Plenty»

«Rue’s Farewell»

«The Reaping»

«Penthouse / Training»

 


El himno, aunque no es una composición de James Newton Howard, y algunas partes melódicas destacadas, sobre todo “Rue’s Farewell” y “Tenuous Winners / Returning Home”.


Gran parte del score es muy ambiental y pocas veces brilla en la película, aunque eso es probablemente lo que pretendía el director. De ahí que se haya descartado casi la mitad de música que compuso Howard a última hora y con tan solo tres semanas para hacerlo.


“Horn of Plenty”. La aparición de la pareja del distrito 12 impresiona a todos en el desfile de carros con que se presenta a los tributos al público, mientras suena el himno de Panem.

BSOSpirit opina

Nota media: 5,62
David Doncel (6), Asier G. Senarriaga (5), Óscar Giménez (6), Ignacio Granda (6), David Martínez (6), Sergio Rivas (6), David Saiz (5), Jordi Vázquez (5)

Reseña de The Hunger Games: Catching Fire

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Reseña de The Hunger Games: Mockingjay – Part 1

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Una metáfora de la opresión

altTras décadas de catástrofes naturales, guerras y rebeliones, lo que se conocía como Estados Unidos –ahora llamado Panem– se ha convertido en un régimen totalitario gobernado desde un lugar tecnológicamente desarrollado, llamado el Capitolio, rodeado de 12 distritos que en su día se sublevaron, pero que en la actualidad están sometidos con mano de hierro y dedicados cada uno a una actividad –agricultura, pesca, minería, etc.-. Mientras la extravagante gente del Capitolio parece vivir en una especie de nube, sin problemas vitales de relevancia, la población de los distritos apenas tiene para comer.

Ese panorama es el que nos pinta la escritora Suzanne Collins en su trilogía Distritos, que está arrasando en ventas desde poco después de que se editara el primer volumen, Los juegos del hambre, en 2008.

Debo confesar que hasta hace pocas semanas no había oído hablar de la novela ni de la película que se estaba gestando. Ver el trailer tampoco aumentó mucho mi interés, ya que parecía ofrecer era una película destinada a público juvenil en la que un grupo de chicos y chicas debían luchar entre sí. Sin embargo, enterarme de que las opiniones sobre el libro eran generalmente favorables y que la crítica anglosajona ponía muy bien el film dirigido por Gary Ross me impulsaron a hacerme con la novela con la misma proporción de curiosidad que de recelo.

altLa verdad es que el libro me enganchó. Los prejuicios que tenía estaban equivocados en buena parte. Sí, los protagonistas son adolescentes y la historia está narrada desde el punto de vista de una adolescente, un personaje oprimido, complejo, rebelde y capaz de evolucionar, protagonista en un mundo cruel donde los niños son forzados a asesinarse entre sí para entretenimiento de la élite dominante.

En eso consisten los Juegos del Hambre. Para el presidente de Panem, son un escarmiento, una forma de recordar a los distritos sometidos que no pueden sublevarse, una exigencia de sacrificio para que dos adolescentes de 12 a 18 años de cada distrito –un chico y una chica, llamados tributos- sean elegidos para luchar en la arena ante las cámaras para que toda la gente del país vea su muerte en directo. Como en Los inmortales, sólo puede quedar uno, un vencedor al que se le ofrece riqueza y reconocimiento para el resto de su vida, porque tal como le explica el presidente Snow al organizador jefe de los juegos, «lo único más fuerte que el miedo es la esperanza».

altEn el distrito 12, dedicado a la minería de carbón, la joven participante es Katniss (Jennifer Lawrence), una chica de 16 años que, desde la muerte de su padre, consigue alimentar a su madre y a su hermana pequeña recolectando y cazando furtivamente en el bosque. Peeta (Josh Hutcherson), el hijo del panadero, es el otro representante del distrito. Otros personajes adultos los acompañan su aventura –o desventura-, entre ellos un alcohólico que había sido vencedor de los juegos y que ejerce de mentor, Haymitch (Woody Harrelson), una delegada del Capitolio, Effie (Elizabeth Banks), y el estilista responsable de la imagen de la pareja ante las cámaras, Cinna (interpretado por el músico Lenny Kravitz). Otros veteranos que integran el reparto son Donald Sutherland, como el presidente Snow; Stanley Tucci, como el popular presentador de los juegos Caesar Flickerman, y Wes Bentley, como el organizador jefe del espectáculo, Seneca Crane.

altSe ha dicho que Los juegos del hambre es una mezcla de Gran hermano, Diez negritos, Los inmortales y The Running Man, aquella película en que Schwarzenegger debía sobrevivir ante las cámaras eliminando a grotescos personajes encargados de ejecutarlo. Hay de todo un poco, aunque el principal referente son todas esas obras de ciencia-ficción que describen mundos distópicos en los que un poder dictatorial tiene sometido a la población. Todos tenemos en mente clásicos del género, desde Un mundo feliz de Aldous Huxley a 1984 de George Orwell, sin olvidar Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, Hijos de los hombres de P.D. James y otras muchas. Cuidado, con esto no quiero afirmar que Los juegos del hambre y la trilogía de la que forma parte están a la altura de las anteriores. Pero hay que reconocer que el relato es absorbente, saca partido del elemento aventurero y tiene un trasfondo más interesante de lo que podría parecer.

Incluso antes de que se convirtiera en un gran bestseller, ya se compraron los derechos para llevar la novela de Suzanne Collins al cine. Tal vez el éxito de taquilla estuviera asegurado por la popularidad del libro, pero construir una buena película era algo mucho más delicado y complejo, precisamente porque hay un componente juvenil que, por un lado, es esencial, pero, por otro, podría echar a perder los fundamentos sobre los que se levanta la historia.

altAfortunadamente, la responsabilidad la asumió Gary Ross, un director poco prolífico, pero con una sensibilidad más que adecuada para que el film de Los juegos del hambre no se convirtiera en un fiasco cinematográfico, algo que hubiera sido más que posible en otras manos. En una entrevista explicaba que sus hijos adolescentes le obligaron a leer el libro y le ocurrió lo mismo que a muchos otros: la narración lo atrapó. “Me siento completamente compenetrado emocionalmente con la historia. Soy un fan del libro y me preocupaba mucho cómo iba a ser adaptado a la pantalla”. “Me pareció una excelente metáfora de cómo el entretenimiento se puede usar como un instrumento político, sobre todo de la forma en la que esta sociedad está evolucionando y también como lo está haciendo el entretenimiento”, añadía.

Ross tenía muy claro que el desafío más grande de Los juegos del hambre era encontrar el tono justo, “porque hay escenas muy extravagantes en el Capitolio, pero además es una historia en la que hay niños matando a otros niños. Lo complicado fue lograr que esta historia pareciera real y que el público la aceptara como válida”.

altPersonalmente, creo que el resultado está conseguido a muchos niveles. La película refleja la opresión y la crueldad, así como las emociones de los personajes, sin caer en la sensiblería y sin recrearse en imágenes violentas gratuitas. La visión de la historia desde la óptica adulta de Gary Ross equilibra el componente adolescente del relato, más patente en el libro que en el film. Hay que añadir que el guión respeta muchísimo el argumento de la novela, con alteraciones mínimas, a veces por la necesidad de aportar explicaciones a algunos acontecimientos que el lector solamente conoce a través de los pensamientos de la protagonista. Por lo tanto, la ausencia de voz en off obliga a que otros personajes –los presentadores del show televisado, por ejemplo- ayuden al espectador a comprender lo que sucede.

Ya se ha anunciado que Gary Ross no dirigirá la segunda parte, Catching Fire (En llamas). Es un cineasta a quien le gusta tomarse su trabajo con calma y no está dispuesto a hacer las cosas con prisas. Se rumoreó que David Cronenberg podría ser un candidato, pero finalmente parece que será Francis Lawrence quien se haga con la riendas, un director que ya ha trabajado con James Newton Howard en I Am Legend y Water for Elephants.

La música

altEl asunto de la música ha sido uno de los más problemáticos de esta producción. Gary Ross había trabajado con Randy Newman en sus dos películas anteriores como director: Pleasantville y Seabiscuit. Tal vez el estilo del compositor no le pareció el adecuado para The Hunger Games. En cualquier caso, el primero que estuvo a cargo de la banda sonora fue Danny Elfman, bajo la supervisión del productor y escritor de canciones T-Bone Burnett.

Al cabo de un tiempo y utilizando ese eufemismo tan útil para ocultar la realidad que son los “problemas de agenda”, Elfman abandonó el proyecto, se rumorea que por desavenencias con los responsables de la película. Entonces se decidió utilizar música preexistente, pagando los derechos correspondientes a sus autores. Además de alguna composición del propio T-Bone Burnett –como la canción de cuna con letra de la autora del libro que se emplea un par de veces en la película-, se seleccionaron algunas piezas básicamente atmosféricas, como es el caso de “A Wasp in Her Abdomen”, de Chas Smith, o “Sediment”, de Laurie Spiegel, que consisten en una sucesión de sonidos electrónicos sin ninguna concesión melódica. Lo que se pretendía era dejar sin música la mayor parte de la historia, pero al final se decidió contratar a James Newton Howard para rellenar huecos. El compositor solamente tuvo tres semanas para escribir y grabar esta banda sonora.

altEste relato de situación ya sugiere que el proceso musical fue en cierto modo una concatenación de despropósitos, a los que hay que añadir que los más de 80 minutos de música compuestos y grabados por Howard quedaron reducidos finalmente a menos de 40. El resto no se utilizó. Es de suponer que la decisión fue de Gary Ross, que se mantuvo firme en su propósito de dejar muchas escenas sin música y utilizar para otras esos temas ambientales preexistentes de Chas Smith y Laurie Spiegel, así como otras cosas del Hypnotic Brass Ensemble y de The Chemical Brothers.

El disco editado con el score de James Newton Howard contiene menos de 45 minutos de la música de la que fue responsable. Por lo tanto, no están ahí ni la nana compuesta por T-Bone Burnett ni esos otros temas mencionados.

altSin embargo, afortunadamente, sí que está el himno de Panem, una pieza creada por dos miembros del grupo canadiense Arcade Fire, Win Butler y Regine Chassagne y arreglada por James Newton Howard. Ese himno es, sin ninguna duda, la música que los espectadores recordarán con mayor facilidad tras ver la película. Se trata de un himno potente, de tipo patriótico y coral, expresión del poder absolutista del régimen opresor dirigido por el presidente Snow. En el CD lo encontramos titulado como “Horn of Plenty”. Se utiliza varias veces en el film: como música de fondo en un vídeo donde se explica el origen de los Juegos del Hambre a la población de los distritos, en el desfile de carros en el que se presentan los participantes al público y, ya en la arena, para anunciar por la noche, proyectando imágenes en el cielo, los muertos de la jornada.

altAl margen de ese himno, la mayor parte del score de Howard puede describirse como atmosférico. Aunque utiliza orquesta sinfónica, la presencia de los sonidos electrónicos es abundante en casi toda la partitura. Aunque se pidió al compositor llenar aquellos huecos que pretendían incialmente dejarse sin música, parece que la idea fue que transmitiera tensión dramática a base de atmósferas sin melodía o con muy poca.

Sin embargo, hay excepciones en las que James Newton Howard demuestra su saber hacer. Comenzando por lo mejor, creó un adagio para cuerdas de intensidad y emotividad crecientes que encontramos en el final de dos cortes que acompañan instantes claves de la historia: “Rue’s Farewell” y Tenuous Winners / Returning Home”. De hecho, su expresividad dramática eleva escenas o actos que están cargados de un fuerte componente simbólico contra el poder opresor. Uno de esos momentos tiene lugar en uno de los distritos, cuando la población reunida en la plaza ante las pantallas que retransmiten los juegos se alza con violencia contra los guardias, secuencia que va acompañada de ese emocionante adagio.

altPara describir el espíritu agreste y rebelde de Katniss, Howard utiliza una base sintetizada sobre la que suenan instrumentos de cuerda pulsada, como el dulcimer o el címbalo, transmitiendo una sensación de comunión con la naturaleza. Es una música ambiental, sosegada, con ciertas reminiscencias folk, que aparece cuando la vemos desenvolverse en el bosque, cazando, ya sea en el que rodea su distrito o durante los juegos. Encontramos este tipo de música en “Katniss Afoot”, tema descartado para la película y sustituido por otro en la que una voz femenina tararea una melodía parecida a una canción de cuna. En “Katniss Afoot”, el desarrollo deriva hacia una parte rítmica que volvemos a encontrar posteriormente en “Searching for Peeta”.

altEn el mismo contexto destacan fragmentos de otros dos cortes como son “Penthouse / Training” y “Healing Katniss”. En el primero, ya en el Capitolio y antes de los juegos, la protagonista proyecta en la ventana de su ático una imagen de un bosque, un acto en el que busca algún elemento familiar en el que evadirse. Es un bonito tema en el que un instrumento de cuerda –posiblemente el dulcimer- desgrana unas pocas notas sobre acordes de sintetizador. El corte cambia después para adquirir ritmo a base de percusión acústica y electrónica en imágenes que acompañan el entrenamiento de los tributos. La misma idea de calma y evasión en el bosque la encontramos en “Healing Katniss”, cuando se cura una quemadura en una pierna en lo alto de un árbol.

altExiste un motivo iniciado con tres notas que parece estar asociado a los propios Juegos del Hambre. Es una especie de fanfarria que escuchamos por primera vez en “The Reaping”, el Día de la Cosecha, cuando se lleva a cabo en la plaza del distrito el sorteo de los tributos. Vuelve a sonar en “The Countdown”, el otro track del score descartado para la película y pensado para la escena de la cuenta atrás que da inicio a los juegos. “The Countdown” comienza con un ostinato de cuerdas graves al que se suman cuerdas más agudas. Después de esa especie de fanfarria oímos otro ostinanto de cuerdas más intenso y con coros que se transforma en sonidos percusivos cada vez más fuertes y rápidos al final de la cuenta atrás. En su lugar se han utilizado efectos de sonido y golpes de percusión que marcan los segundos que quedan para que los tributos empiecen a matarse entre sí. El efecto es dramático pero, haciendo la prueba, creo que lo creado por Howard queda mejor.

El llamado “baño de sangre”, la impactante escena que viene a continuación, cuando los participantes saltan de sus plataformas para conseguir armas, escapar o comenzar a asesinarse, está rodada con movimientos de cámara temblorosos y huidizos. Las imágenes no son claras, incluso parecen formar parte de un sueño –pesadilla más bien-, un efecto que se refuerza con el desasosegador tema atmosférico de Chas Smith “A Wasp on Her Abdomen”, posiblemente inaguantable en su escucha aislada para la mayoría de aficionados a la música, aunque encaja bien en la escena. Como ya se ha dicho, no está en la edición discográfica.

altHay otros temas de la banda sonora de Howard que vale la pena comentar. “The Reaping Day” está creado a partir de acordes graves y lentos, y acompaña la elección de Peeta como tributo del distrito 12. Toda la escena anterior del Día de la Cosecha, en que Katniss se presenta voluntaria para sustituir a su hermana pequeña, no lleva música. “The Train” es otro adagio orquestal utilizado en la descripción del lujoso tren que los lleva al Capitolio. “Entering the Capitol” contiene coros etéreos y sonoridades electrónicas, seguidas de disonancias tensas que conducen a la entrada de cuerdas y coros in crescendo. Luego hay ritmos electrónicos y sonidos étnicos algo extravagantes, descriptivos del aspecto estrafalario y decadente de la población del Capitolio que los espera en la estación.

“Preparing de Chariots” viene a ser un preámbulo del himno que sonará con fuerza en “Horn of Plenty” y contiene algunos fragmentos de su melodía, más sugeridos que otra cosa.

altDejando aparte los tracks más atmosféricos, encontramos música relajada con notas de guitarra y dulcimer superpuestas en “The Cave”, un corte que se desarrolla con acordes largos de cuerdas e incluso algunas notas agudas de piano, antes de acabar con percusión electrónica. En la misma línea tenemos “We Could Go Home”, tema que en la película iría después de “The Cave”.

El único tema que podríamos considerar de acción es “Muttations”, para una de las escenas que conducen al desenlace de los juegos. Tiene un inicio electrónico que subraya la tensión del momento y arranca después con mucha percusión y sonidos electrónicos, a los que se unen más tarde cuerdas y metales creando un ostinato opresivo sobre el que se oyen guitarras eléctricas. La parte final es otro adagio creado con acordes largos y dramáticos.

altFinalmente, “Tenuous Winners / Returning Home” consta de dos partes. La primera es calmada y comienza con el sonido de un fiddle al que se unen trompas y cuerdas. La segunda mitad recurre al mismo adagio de “Rue’s Farewell”, que se emplea en una escena final de los juegos y de nuevo en el regreso en tren.

Se ha editado también un disco de canciones “inspiradas en” Los juegos del hambre. Solamente decir que, de todas las incluidas en ese CD, únicamente se utilizan tres y solo para los créditos finales.

altLa conclusión que puede extraerse de todo lo anterior es que el resultado final de la banda sonora es consecuencia de lo que podríamos llamar una “serie de catastróficas desdichas” en la que se pidió a última hora a James Newton Howard que salvara los muebles. Salvo unas pocas piezas, el score de Los juegos del hambre es discreto y apagado, demasiado atmosférico para disfrutarlo en una escucha aislada. Con esto no quiero decir que sea malo y, desde luego, tengo claro que la culpa no es del compositor, pues esas atmósferas eran probablemente una imposición que cumplió con una profesionalidad que nadie cuestiona. Tampoco hay que olvidar que se descartó casi la mitad del material que compuso. Howard consigue en dos o tres momentos que su trabajo sobresalga, cuando la escena y el director lo permiten, aunque para los amantes de la música de cine, entre los que me incluyo, son insuficientes y es inevitable que el resultado final sepa a poco.