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Kong: Skull Island

(Kong: La Isla Calavera)
Henry Jackman
     
Año:   2017
Sello:   WaterTower Music
Edición:   Normal
Nº Tracks:   24
Duración:   56:42
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Asier G. Senarriaga

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1. South Pacific (0:36)
2. The Beach (1:28)
3. Project Monarch (2:02) *
4. Packard’s Blues (1:15)
5. Assembling the Team (1:49)
6. Into the Storm (2:45)
7. The Island (1:16) *
8. Kong the Destroyer (3:44) *
9. Monsters Exist (2:28) *
10. Spider Attack (1:40)
11. Dominant Species (2:00)
12. The Temple (5:47)
13. Grey Fox (2:34)
14. Kong the Protector (1:49) *
15. Marlow’s Farewell (2:38)
16. Lost (1:28)
17. The Boneyard (1:53)
18. Ambushed (2:22)
19. The Heart of Kong (2:11) *
20. Man vs. Beast (2:32)
21. Creature from the Deep (2:45)
22. The Battle of Skull Island (5:47) *
23. King Kong (2:42) *
24. Monster Mash (1:27) ** Mejores temas

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«The Island»

 

«The Battle of Skull Island»

 

«King Kong»

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Que define musicalmente el espacio, la época y la acción con notable pericia y frescura, y por el perfectamente estructurado material temático, que va evolucionando conforme la isla y los personajes se nos muestran, la calidad de temas como “The Island”, “Kong The Destroyer”, “The Battle Of Skull Island” y sobre todo, “King Kong”.

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Las concomitancias, parecidos, “estilo” del sonido Remote Control de la Factoría Zimmer, y la obsesión paroxística de Jackman por las progresiones a las cuerdas para todo, más que estilo en su caso ya roza la falta de recursos. Ya no entramos en las docenas de ocasiones en que emplea el “Horn of Doom”, marca de fábrica de Inception, y desgraciadamente hasta en la sopa desde entonces.

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Sin especificar para no entrar en spoilers, la llegada en helicópteros a la isla, “The Island”, y el final, con ese instante mágico en que Kong se convierte definitivamente en Rey, “King Kong”, mágico.

BSOSpirit opina

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Nota media: 6,91

Ángel Aylagas (7), David Doncel (8), Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (7), Óscar Giménez (7), Ignacio Granda (7), Juan Ramón Hernández (7), David Martínez (7), Antonio Miranda (4), Jordi Montaner (7), David Sáiz (7)
Una isla y su Rey, prólogo para un Monsterverso musical

Si hablamos de criaturas legendarias en la historia del cine, sin duda, y como su nombre bien indica, Kong es Rey entre ellas. Desde que la obra maestra de aventuras de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack lo mostraran al mundo en King Kong (1933), su presencia y larga sombra (no pretendo hacer un chiste fácil aunque lo parezca) ha mostrado el camino a nuevas versiones, remakes y recreaciones más o menos apócrifas del mito del gobernante/protector de la Isla Calavera y sus criaturas y hábitat anclado en una burbuja en el tiempo.

King Kong es un referente en el cine de evasión y fue el molde para los films de monstruos gigantes a lo largo de la historia. Es curioso, por tanto, que ahora se apliquen las marcas de estilo que creara el film original para mezclarlo en un Monsterverso de al menos de momento cuatro películas más, con las criaturas que fueron ideadas con él como referencia en el pasado, curiosa paradoja. ¿La banalización del mito? Lo veremos cuando todo culmine en el gigantesco, de nuevo “no pun intended” enfrentamiento con Godzilla allá por el 2020.

Tras la original King Kong, con una eterna composición de Max Steiner, que fue en cierto modo la creación musical que pavimentó la senda de los grandes scores del pasado, al ser la primera ocasión en que una gran orquesta sinfónica fue la protagonista, con una partitura temática y grandes escenas musicadas con una estructura y variaciones, en lugar de la música diegética o sin hilazón temático que siempre se había dado hasta entonces, llegaron con los años, King Kong Vs. Godzilla con Akira Ifukube a los mandos musicales en 1962; King Kong en 1976, con John Barry proveyendo de emoción y magia a una por lo demás desvaída producción; King Kong Lives en el 86 (como el anterior, dirigida por un John Guillermin en horas “muy” bajas), en la que podría ser la peor película de Kong y uno de los mejores scores para el personaje, una obra maestra de John Scott de poderosa magnificencia; o el King Kong de Peter Jackson (2005), en el que uno de los más grandes compositores de la actualidad, James Newton Howard,  ofreció, pese a contar sólo con un mes para componer ante el rechazo a la partitura previa de Howard Shore, una absoluta maravilla de proporciones arrolladoras y un ya inmortal tema para el primate gigante y su eterno amor por la Bella, Anne Darrow.

Hasta que llegamos a Henry Jackman, músico que, siendo sincero, no es precisamente santo de la devoción de quien esto suscribe, pero que aquí parece encontrarse más o menos inspirado, para ofrecernos un trabajo que, cuando menos, cumple con creces con la historia y la narración y que cuenta con un par de instantes de absoluto lucimiento que el compositor aprovecha para dar algo diferenciador y único, haciendo destacar la obra entre los precedentes históricos musicales, si bien pese a todo, no logrando mantenerse sino a sideral distancia del legado musical de Kong. No obstante, por su fresca representación sinfónica de los años setenta, década en que transcurre la trama, por un motivo extremadamente original y retentivo para la Isla Calavera, que luego servirá de origen al tema para Kong, y una resolución musical vibrante y llena de pálpito emotivo, caminando hacia la emoción en lugar de a la búsqueda de epatar, daremos a este Kong Skull Island una valoración fundamentalmente positiva, y recomendaremos su escucha sin reservas, pese a sus defectos.

Jackman nos adentra en la historia con lucidez, a través de temas como “South Pacific”, con un amenazador crescendo a los metales, o “The Beach”, combinando percusión oriental y taikos japoneses (tiene un porqué en la trama) y texturas modernas sintetizadas para culminar con la aparición de Kong y el cada vez más desgastado uso del Horn of Doom que Hans Zimmer patentara en Inception, y que tanto (demasiado) emplean sus acólitos en Remote Control, para entrar con “Project Monarch” en el primer tema per se del score, definiendo a la empresa Monarch, que financiará la expedición a la Isla Calavera (a partir del 01:10 el tema de la Isla es presentado por Jackman de cara a futuros desarrollos a lo largo de la composición) con una progresión a las cuerdas de tempo inquieto (marca registrada y de estilo del músico, que aplica tanto a un roto como a un descosido habitualmente).

La definición de los años setenta comienza con la guitarra de “Packard’s Blues” para adentrarnos en la aventura de buenas a primeras con “Assembling the Team”, “Into the Storm” y sobre todo “The Island”, que es uno de los grandes momentos del score. Pasamos de los bajos y guitarras eléctricas y metalófono del primero, a las cuerdas y los pulsos del bajo del segundo, dando entrada a la magia de atisbar la Isla Calavera y la entrada en toda su gloria del motivo para la misma del tercero, con las guitarras guiando a las cuerdas en una entrada magnífica de la orquesta sinfónica guiada por los metales y la percusión marcial, dejándonos claro que la epopeya es lo que nos espera tras la bruma.

Y a partir de aquí la acción es lo que mueve la trama, y cómo no podía ser menos, la música. Desde las poderosas percusiones y cuerdas agitadas en alternancia de violines en agudo, chelos y violas puntuadas por las entradas de los metales y el Horn of Doom, el tema de la Isla va dando forma al tema del Rey, “Kong the Destroyer”, que se desgrana en forma de adagio por primera vez al final del track.

La aventura nos llega por acumulación de criaturas, efectos especiales y música a todo trapo en temas como “Spider Attack”, “Ambushed” (este con el añadido de los coros), “Man Vs. Beast” (poderosa combinación taikos, guitarra eléctrica y disonancias con las notas del tema central, hasta alcanzar un vibrante crescendo), “Creature from the Deep” (con tonos apocalípticos y terroríficos puntuados por el tema de la Isla hasta el desenlace coral), o el definitorio “The Battle of Skull Island”, en el que el trabajo temático del compositor llega a su cima a base de combinaciones de todas las ideas mostradas hasta el momento en un crescendo sin descanso mientras las luchas se suceden en pantalla.

Sin embargo, también encontramos instantes para el respiro obligado, como la explicación de la existencia de seres ancestrales y de la oquedad terráquea en “Monsters Exist” o “Dominant Species”; el talante étnico pausado reverenciando la enormidad de aquello que no comprendemos en “The Temple”, con la voz femenina tratada y las flautas inquietantes llevándonos hacia la perdición o el heroismo; “Marlow’s Farewell” (atentos al brillante instante musical muy John Williams, a partir del 00:28); o la oscuridad reposada en el bajo de “Lost”, hasta llegar al preciosismo del adagio que conforma el tema de Kong, por primera vez desarrollado por completo en “The Heart of Kong”.

No obstante, donde la partitura alcanza su momento más brillante, siguiendo con este motivo musical que da título al film, es en la definición última de este mito viviente tras concluir la lucha definitiva por el dominio en la Isla , desde el minuto final de “The Battle of Skull Island” con el tema central alcanzando plenitud y la orquesta desarrollando un sinfonismo abrumador y preciosista con el añadido coral, hasta que el adagio se despliega en su resolución, de forma más sosegada, emotiva y completa, haciéndonos partícipes de los sentimientos de Kong, no como ser brutal y temible, si no como mito atormentado y víctima de su destino, “King Kong”. Probablemente el mejor tema de toda la carrera de Henry Jackman, aquí sí, ¡bravo!, pura inteligencia, sensibilidad y pasión, que culmina con una maravillosa y llena de fuerza entrada de los timbales para concluir la obra…

…antes de que una nueva progresión a las cuerdas nos lleve en volandas a la sorpresa final (“Monster Mash”) y a la apertura definitiva del Monsterverso,

Un mundo más allá de la Isla Calavera,
Un universo en el que un mito eterno está destinado a ser proclamado,
Rey Kong.

¡Hail to the King!