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 Cinema Paradiso es sin duda uno de los scores más populares de Ennio Morricone. La película de Giuseppe Tornatore fue un gran éxito internacional, con un Oscar a la mejor película de habla no inglesa como guinda del pastel.
El carácter romántico y nostálgico del film fueron un caldo de cultivo ideal para que el maestro italiano se sacara de la chistera hermosas y evocadoras melodías que están en la memoria de todos. Si estamos de acuerdo en que la música es capaz de elevar la calidad de una película y que una de sus funciones esenciales es establecer un nexo emocional el espectador, está claro que Cinema Paradiso constituye un ejemplo perfecto.
Morricone trabajó con varios leitmotivs que conforman un bello tapiz cargado de melancolía. Entre ellos destacan el del propio cine de pueblo y el fantástico tema de amor, escrito por el hijo del compositor, Andrea Morricone. La escena en que Salvatore ve los besos censurados y recopilados por el proyeccionista Alfredo es uno de esos momentos cinamatográfico-musicales extraordinarios que han conseguido que muchos de nosotros amemos la música de cine.
La Academia de Hollywood ni siquiera nominó esta partitura que, al otro lado del charco, sí que recibió merecidos reconocimientos con el BAFTA británico y el David de Donatello.
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