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The Magnificent Seven

(Los siete magníficos)
James Horner y Simon Franglen
     
Año:   2016
Sello:   Sony Classical
Edición:   Normal
Nº Tracks:   26
Duración:   78:28
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Asier G. Senarriaga

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1. Rose Creek Oppression (1:55)*
2. Seven Angels of Vengeance (3:25)*
3. Lighting the Fuse (1:21)*
4. Volcano Springs (2:57)*
5. Street Slaughter (3:22)
6. Devil in the Church (2:07)
7. Chisolm Enrolled (3:10)
8. Magic Trick (2:37)
9. Robicheaux Reunion (1:47)
10. A Bear in People’s Clothes (2:02)
11. Red Harvest (2:03)
12. Takedown (5:51)*
13. Town Exodus – Knife Training (2:11)
14. 7 Days, that’s all You Got (1:49)
15. So Far So Good (4:32)*
16. Sheriff Demoted (1:59)
17. Pacing the Town (3:53)*
18. The Deserter (4:52)
19. Bell Hangers (1:43)*
20. Army Invades Town (3:35)*
21. Faraday’s Ride (4:03)*
22. Horne Sacrifice (2:43)
23. The Darkest Hour (4:28)*
24. House of Judgment (5:26)*
25. Seven Riders (2:58)*
26. The Magnificent Seven (1:50)** Mejores tracks

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Tema de Chisolm en «Rose Creek Oppression»
«Lighting the Fuse» 

Tema de los Siete magníficos en «The Darkest Hour»

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El sentido de la maravilla musical de un James Horner ya eterno y la excepcional labor de apoyo y composición de Simon Franglen, la prodigiosa emoción que surge cuando todos los temas han ido siendo expuestos poco a poco, presentando a todos los personajes y hacia donde se encaminan sus destinos, y estos finalmente explotan en un paroxístico festín sinfónico lleno de vibrante épica, grandeza melódica y exacerbada emoción en unos 22 minutos finales para la leyenda, con la impresionante presentación del tema de los Siete Magníficos por primera vez en toda su gloria (“Faraday’s Ride”, “The Darkest Hour”), y una interpretación final que es pura sensibilidad (“House Of Judgment”) y respeto por el legado de una historia inmortal, y su música (“Seven Riders”, “The Magnificent Seven”).

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Que nos encontramos ante la última obra de uno de los compositores más inmensos de la historia del cine (y no exageramos un ápice) y ya nunca encontraremos una nueva partitura con su nombre al frente.

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Cuatro, fascinantes, sensacionales, legendarios, la carga suicida de Joshua Faraday para dar una última oportunidad desesperada al pueblo y a sus camaradas, “Faraday’s Ride”, con una entrada arrebatadora y sentida de su tema conformando el tema de los Siete, por primera vez con toda la orquesta sinfónica al completo, el momento en el que todo está en contra y asistimos afligidos a las primeras trágicas bajas, “The Darkest Hour”, sencillamente sublime, la entrada de la voz femenina definiendo con el tema central el triunfo y a la par la pérdida, de manera magistral, “House Of Judgment”, y por último, la extraordinaria fusión del tema de James Horner para The Magnificent Seven con el clásico inmortal de Elmer Bernstein en la percusión, “Seven Riders”, apoteósico.

BSOSpirit opina

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Nota media: 7,67

Ángel Aylagas (9), David Doncel (7), Fernando Fernández (6), Asier G. Senarriaga (10), Óscar Giménez (8), Juan Ramón Hernández (8), Antonio Miranda (6), Jordi Montaner (8), David Sáiz (7)
James Horner’s last ride into the sunset

james-hornerLa madrugada del 22 de junio de 2015 todos los aficionados a la música de cine recibimos una terrible noticia, James Horner había fallecido al estrellarse con su propia avioneta en Cuyama (California), cerca del Bosque Nacional de Los Padres, 60 millas al norte de la localidad de Santa Bárbara. Durante las siguientes horas al suceso, nos negábamos a asumir que esto había ocurrido realmente, y en las siguientes jornadas se nos hacía imposible de creer aún, hasta que poco a poco fuimos siendo conscientes de que uno de los más grandes compositores de los últimos cuarenta años de la historia del cine, nos había dejado trágica y definitivamente…

En las siguientes semanas, personas de todo el mundo compartieron el dolor y el sentimiento de pérdida a través de las redes sociales y a lo largo y ancho de todo el planeta, la emoción compartida era tan grande que unió a todo tipo de personas sin importar raza, credo u origen, e iniciativas como el hashtag #ThankYouJamesHorner llenaron el ciberespacio con mensajes de dolor compartido, pero también de celebración de la carrera de un mito, de una leyenda de la música, que ya no nos regalaría desgraciadamente una nueva composición a partir de entonces…

fuquaSin embargo, súbitamente, varios meses después, Antoine Fuqua realizó una entrevista en la radio norteamericana durante un descanso en las jornadas finales de rodaje de su último film, Los Siete Magníficos, y nos hizo a todos un regalo como nunca aquellos tristes días pudiéramos habernos imaginado…

Un equipo, un tributo a su maestro, un director que confiaba ciegamente en una visión y en una tristemente truncada amistad,

la historia del score de The Magnificent Seven

El equipo de trabajo de James Horner, formado entre otros por Simon Franglen, J.A.C. Redford, Simon Rhodes, Jim Henrikson, Joe E. Rand, Ian Underwood, Dick Bernstein, Tony Hinnigan, George Doering o Clydene Jackson colaboró arduamente por hacer realidad el último sueño de James Horner. Las semanas previas a su fallecimiento, el compositor había comenzado por su cuenta y riesgo a perfilar ideas y a componer temas para Los Siete Magníficos solamente tras la inspiración que recibió al leer el guión de Nick Pizzolatto y Richard Wenk para el film. Su intención era sorprender a su amigo Antoine Fuqua y llevarle la sorpresa a su casa de Louisiana, donde se estaba afrontando ya el último mes de rodaje de la producción, como un regalo para él. Sin embargo, el destino se cruzó en el camino…

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Tiempo después supimos que James Horner había sido la persona que empujó el proyecto hacia adelante y cuando todo lo tenía en contra, sin presupuesto, inversores y batallando por la aprobación del film y a punto de desistir, quien aconsejó a Fuqua no rendirse y luchar por una película que iba a ser para él, su legado. Un western, con ese guión, con las ideas del director para el reparto, era el momento idóneo, quizá requeriría luchar, pero debía seguir adelante y mirar hacia el horizonte, porque por él, no debía preocuparse, Horner iba a hacer la película y encargarse de la partitura aunque no hubiera un solo dólar para la música. Y ese día, junto a ese compositor que se convirtió en su camarada y en su amigo desde el mismo instante en que se reunieron para comentar la posibilidad de hacer un proyecto juntos, Southpaw, no hacia ni un año y medio antes, se había convertido en su fuerza, su aval para estar seguro de que el sendero que se abría hacia delante era el correcto, y Los Siete Magníficos iba a ser realizada e iba a convertirse en realidad, con ambos, juntos, al frente.

magnificentseven-posterPor ello, para Antoine Fuqua, el recibir en su casa al equipo de su amigo, y compartir los momentos hermosos vividos en el pasado, y recordar a Jamie y su pasión por la música, el trabajo, la vida, y su ilusión por volar y surcar el horizonte, fue una experiencia catárquica y hermosa, hasta que se dio cuenta de que allí iba a encontrarse algo que no esperaba, y que le demostró una vez más, el amor de James y su pasión por el arte.

Su equipo le dijo de repente que habían traído para él un regalo de su amigo, él esperaba quizá algo para recordar a James o algún regalo que Horner deseaba hacerle y nunca pudo darle, y así era, pero algo mucho más especial de lo que nunca pudiera haberse imaginado…

Frente a él, los músicos y colaboradores le entregaron la partitura de Siete temas, los Siete temas centrales, el pueblo, los jinetes, el villano, ideas para los protagonistas, y sobre todo, el instante musical en que todos aquellos hombres  iban a ser uno solo, y a transformarse en Los Siete  Magníficos. Las ideas de James Horner, los temas y motivos habían sido llevados a Londres y grabados con una gran orquesta y solistas, en secreto, como tributo a los deseos del músico, y entregados como regalo a Fuqua para que en pleno rodaje, y sin que el compositor jamás llegara a poder haber visto ni un solo fotograma del film, hacer realidad su sueño de componer la música de Los Siete Magníficos, y además hacerlo para su amigo (parece obra del destino que su primer film fuera Battle Beyond the Stars, que no era sino Los Siete Magníficos del Espacio).

magnificentseven5Todos se sentaron emocionados, y la suite de temas de James Horner, arreglados y grabados como una labor de amor por su equipo, comenzó a sonar, y Antoine Fuqua, maravillado, estalló en llanto, unas lágrimas llenas de dolor recordando al amigo que acababa de perder, y de dolor por lo que había perdido el Arte en mayúsculas al ser aquellas notas las últimas de la carrera de un compositor de leyenda, pero unas lágrimas de orgullo, de agradecimiento, de emoción por verse bendecido con el apoyo de su amigo, que le empujó a luchar por el film y sacarlo adelante, y de cariño, viéndose lleno del amor que la música exudaba por todos los poros, amor al western, amor al cine, amor a la épica, al heroísmo, amor por la historia de…

Los Siete Magníficos.

Y en ese mismo instante, Fuqua se fundió en un abrazo con aquellas personas, e inmediatamente cogió a Simon Franglen por los hombros y le dijo algo muy similar a lo siguiente:

 

“Simon, este es el score de Los Siete Magníficos, mañana mismo voy a hablar con el estudio, ¿quieres encargarte del resto del score y acabar el trabajo de James? Esta tiene que ser la música de la película.

La respuesta aquella noche en Louisiana, forma ya parte de la leyenda.

 

El score de Los siete magníficos, de James Horner y Simon Franglen

“Busco justicia… pero aceptaré venganza” (Emma Cullen)

bogueLa partitura se vertebra por tres ideas fundamentalmente, el mal (el villano, Bartholomew Bogue), el bien (unas personas que deciden unirse y luchar por la justicia y la defensa de un pueblo, convirtiéndose en Magníficos en el proceso), y los desfavorecidos que luchan por defender su tierra (el pueblo). A partir de ahí, la ideas para el lirismo, la acción, el suspense, la definición de personajes partirán de esos tres elementos, alcanzando cada uno de ellos el clímax conforme la trama se desarrolla, así como una explosión emocional al final,  quedando todos ellos ligados entre sí finalmente e interrelacionados.

magnificentseven2Por ejemplo, el tema de los Siete Magníficos solo es sugerido de inicio a mitad de la obra, cuando por primera vez el grupo actúa como uno solo pacificando el pueblo, conforme traman el plan de defensa oímos más y más detalles del mismo, hasta que en la batalla final cuando cada paso es decisivo y de ello depende la vida y la muerte de cada miembro del grupo, el tema alcanza todo su poder y un sinfonismo embriagador se aplica a su completo desarrollo haciendo que el espectador se implique totalmente y de manera entregada, y cada trágico avance del destino duela aún más. Sin embargo, concluida la lucha, y dando el relevo al heroísmo, como recompensa emocional vemos y oímos el tema de los Siete, como homenaje a los caídos y como símbolo de la fuerza del pueblo y la mujer que los unió, representando con la voz femenina y con un lirismo exacerbado (“House Of Judgment”) a Emma Cullen y la consecución de la justicia, final.

“Con la democracia llega el capitalismo. Con el capitalismo viene Dios. ¡Estáis interfiriendo en el camino de Dios!”

(Bartholomew Bogue)

magnificentseven4O en el caso de los leitmotivs de Chisolm y Bogue, cómo estos luchan entre sí musicalmente y cuasi subliminalmente incluso antes de su enfrentamiento a vida o muerte, anticipando este con la música, haciendo que la tensión crezca y el suspense aumente, que nos unamos a los hombros del héroe y despreciemos aún más al villano (tres primeros minutos de “House Of Judgment”), esto es brillantez por parte de un compositor, simple y llanamente.

faradayAsimismo, encontramos pinceladas definitorias del resto de los personajes, que encontraran su completo desarrollo cuando sus acciones son definitivas en la batalla final, Faraday, de “Magic Trick” (¡ay esos golpes de piano tan hornerianos!), a su completa explosión temática en “Faraday’s Ride” (del 00:36 a 01:05), Chisolm, de su exposición inicial en los títulos de crédito, del 00:06 a 00:22 (brillante la idea de recuperar la idea de las trompetas reverberantes desde Battle Beyond the Stars y sus Siete magníficos del espacio, a este film y la definición psicológica del jefe del grupo, cerrando el ciclo de la carrera de Horner en un círculo temático inmaculado), “Rose Creek Oppression”…

 

…al citado anteriormente instante del duelo final, Goodnight en “Robicheaux Reunion”…

 

…alcanzando su culminación en “The Deserter” en su momento más oscuro y bajo y “Faraday’s Ride” y “The Darkest Hour”, con su heroísmo y nobleza a toda orquesta uniéndose y dando forma final al tema de los Siete…

Red Harvest en el track del mismo título y en “The Darkest Hour”, Billy en “Town Exodus/Knife Training” y en el anterior tema citado, la rudeza simpática de Horne en “A Bear in People’s Clothes”, alcanzando su clímax trágico y épico en “Horne’s Sacrifice”, y por último Vasquez, el mexicano, que será a quien la primera presentación heroica del tema de los Siete acompañe en “Seven Angels of Vengeance”, según demuestra su habilidad sobrenatural con el revólver por primera vez…

 

…y en “Faraday’s Ride”, mientras vemos como tras preguntar a Josh “¿Cómo va?”, este le responde “Por ahora bien”, dándonos una punzada el corazón al reconocer el significado real de esas palabras por la mítica narración de la historia que su personaje cuenta previamente, y que está magníficamente rescatada del film clásico de John Sturges.

 

Por todo ello, es obligado señalar que la estructura musical está soberbiamente trabajada, y que solo hay una pega quizá: hay que hacer el esfuerzo, o el placer depende del caso, de escuchar la obra varias veces para ir percibiendo todos estos matices e ir descubriendo todos los leitmotivs aparentemente ocultos, descubrir su imbricación en el conjunto y cómo la narración musical hace más rica la evolución de la historia en imágenes, y explica muchas más cosas que el montaje no recarga porque ahí está la música para hacernos entender.

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Sin duda, se percibe un entendimiento impresionante entre Fuqua y Franglen para desarrollar la composición, para proveerla de riqueza, porque pocas veces un score posee tan intrincada narración intertextual entre lo que las imágenes nos cuentan de los personajes y lo que nos dice la música de ellos, y a la hora de la acción, tal desarrollo de leitmotivs, temas y motivos y evolución de los mismos, que en ningún momento se muestran rígidos, sino todo lo contrario, maleables, cambiantes, avanzando con la historia, creciendo con esta, hasta recibir su “Payoff” por parte de la orquesta, y cerrar un viaje musical en el tema que cierra la obra “Seven Riders”, con tal maestría en solamente tres minutos, recibiendo su recompensa emocional el pueblo, la versión más exhilarante del tema de Los siete magníficos con el añadido de la base percusiva del tema inmortal de Elmer Bernstein del film clásico, y una apoteósica coda resolutoria, con golpe orquestal final antes de rendirse a la magia del tema clásico del film de Sturges y recordar a unos hombres que ya son leyenda.

magnificentseven3En suma, uno de los mejores scores del año, sino ya directamente el mejor, cuyo mayor defecto quizá sea que se preste más atención a la historia detrás de su creación, o que puedan más los deseos preconcebidos de cómo uno se ha imaginado la obra antes de conocerla, a prestar más atención y más cercana a su cualidad real, a sus muchísimas virtudes, y a su sensacional servicio para con el film que, para quien esto suscribe, no me cansaré de decirlo, le pese a quien le pese y sea compartido o no por el aficionado, no es sino la última obra maestra de James Horner, y la primera de Simon Franglen (y auguro que de muchas).

(No os perdáis la entrevista con Simon Franglen sobre The Magnificent Seven)

“Hay hombres que me han pagado mucho, pero nunca todo lo que tenían”

(Sam Chisolm)

franglenLa manera con la que Franglen afronta la obra podemos señalar que es 100% horneriana, tras años y décadas de colaboración conjunta, se puede decir que el compositor transpira el estilo Horner en cada elemento de la composición, desde el uso tan querido del shakuhachi, flauta japonesa que se sujeta verticalmente como la flauta dulce, en lugar de cómo la tradicional flauta travesera, y que proporciona un sonido de sonoridad contundente y bellísima, en muchas ocasiones utilizada incluso como elemento de percusión, y que era tan querido para James Horner, a la introducción de la voz femenina y los coros en una tonalidad ondulante e hipnótica (muy en la línea de clásicos como Braveheart, Legends of the Fall o Apollo 13), como podemos apreciar durante el primer tema, sin ir más lejos, los tonos étnicos a través de la vibrante interpretación de Tony Hinnigan a la flauta con un tenue piano pautando la suavidad y dulzura del ritmo (“Red Harvest”), el archiconocido y entrañable motivo del peligro, presente por ejemplo en “Light The Fuse”, los golpes de guitarra a modo cuasi percusivo, mientras tambores y timbales marcan con fuerza la entrada de la acción, este track es modélico en ese aspecto (prueben a escuchar los golpes intensos de la entrada del shakuhachi al final del tema), o incluso el uso del cuerpo humano, en este caso las palmas, como ya hiciera Horner en The Mask Of Zorro hace ya dos décadas, en el inicio de “Robicheaux Reunion”, por poner un ejemplo.

“Si Dios no hubiese querido que sean esquilados no los hubiese hecho ovejas”

(Bartholomew Bogue)

bogue2De brillante asimismo se puede catalogar la forma en que Franglen define al villano, con unas tensas cuerdas en registro agudo en segundo término y una línea alargada de notas a los violines, un punteo de banjo va creciendo y creciendo en intensidad, hasta hacerse protagonista, para luego reptar adelante y atrás como una serpiente entre las texturas de chelos y violín, y sumirse en el silencio.

 

La pura definición del mal, pero un mal que encanta a sus víctimas y las cuasi hipnotiza antes de darlas el tiro de gracia, la perfecta definición del reptiliano Bogue. Soberbio, como ya previamente señalado es su tira y afloja musical contra el tema de Chisolm y sus trompetas reverberantes en el tramo inicial de “House Of Judgment”.

 

Por otro lado, no podemos por menos que señalar la clásica y extasiante manera de recrear el sonido western de toda la vida, que está presente en fragmentos como el de “Volcano Springs”, especialmente entre el 00:37 y el 01:15, y la fuerza lírica de la melodía a las cuerdas que sigue este inicio, puntuada con vibrante intensidad por el shakuhachi, el violín solista, el piano y la guitarra clásica, ¡memorable!

 

“No me debes nada, el caballo es tuyo”

(Sam Chisolm)

“Tú a mi si me debes una cosa, cubrirme”

(Joshua Faraday)

magnificentseven-7Sin embargo, donde la obra alcanza la grandeza, donde la emoción estalla y la emotividad está a flor de piel, es en las explosiones melódicas del último tercio, es en el momento que Bogue y su ejército llegan al pueblo, y descubrimos la brillante y arriesgadísima estrategia de defensa de los Siete, cuando el sentido de la maravilla se adueña de la música y los «Momentos Horner», aquellos instantes en que la música te hace sentir tan intensamente al ver la película que la carne de gallina provocada por la música y las imágenes son segura consecuencia, se adueñan del espectro sonoro.

Ese preciosismo lírico cuando se cuelga la campana de la iglesia calcinada por obra de Bogue (“Bell Hangers”, con el tema del pueblo desplegado de manera suntuosa)…

 

…ese primer tiroteo y esa intensa espera para cazar a los hombres del villano (“Army Invades Town”)…

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… pero sobre todo el regreso de Robicheaux, que en mi caso llegó a hacerme vibrar en el asiento gracias a la música, al inicio de “Faraday’s Ride”, y en este mismo tema, la hermosa y trágica cabalgada suicida de Joshua para sacrificarse y ofrecer una última oportunidad desesperada al pueblo y a sus amigos (atentos a partir del min. 02:46 y déjense llevar por  la gloriosa transformación del tema de Faraday, primero expuesto entre el 00:36 y el 01:05…

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…en el tema de Los Siete Magníficos en toda su fastuosa grandeza, explotando en un sinfonismo abrumador y vibrante mientras Josh se enfrenta a lo imposible), o las primeras trágicas bajas, y cómo sentimos un nudo en la garganta ante la derrota de Horne ante el cazador comanche, “Horne’s Sacrifice”, y se nos parte el corazón ante la caída de nuestros héroes a partir del minuto de “The Darkest Hour”, instante en el que encontramos la más impresionante representación musical del heroísmo que uno recuerda en muchos, muchos años, y la toma de decisión de los supervivientes de que van a morir por esta gente, de que van a entregarlo todo no por la venganza, no por valentía o coraje, sino por alcanzar la justicia.

 

Y su lucha, fue sin duda magnífica.

Pero los héroes seguirán camino, solo el pueblo ha salido victorioso, los jinetes que sobrevivieron a la titánica lucha proseguirán su ruta en pos de otras batallas que librar y nuevas injusticias con las que acabar, y una última mirada a la gente a la que ayudaron, y que empieza a ser consciente de su victoria, cierra la historia con un homenaje musical de belleza desgarradora y bellísima a Los Siete…

 

…que uniendo a Elmer Bernstein y James Horner en las páginas de oro de la música, engarza la percusión del tema clásico del western, con el tema de Los Siete Magníficos de Horner y Franglen, y una magnificente y arrebatadora coda cierra el film, “Seven Riders”, para dar paso al tema del film del 1960…

 

…mientras alguna lágrima de emoción recorre nuestras mejillas mientras recordamos a Los Siete Magníficos en pantalla, y somos testigos del final de un film excepcional, que para un amante del “Cine del Oeste”, y de la grandes partituras, es un regalo, una joya a la que volver una y otra vez, para revivir la emotividad, la fascinación, la majestuosidad de una historia inmortal que de Akira Kurosawa pasó a John Sturges, a Roger Corman, a John Lasseter, y finalmente a Antoine Fuqua, que recibió el apoyo de su amigo en su momento más bajo, y devolvió el apoyo con creces dando a James Horner y Simon Franglen su lugar en la leyenda.

Gracias.

“Lo que perdimos con el fuego, lo encontramos con las cenizas”

(Goodnight Robicheaux)

chisholmLa composición de The Seven Magnificent ha supuesto un caso único en la historia. Jamás en un mundo, en una industria dominada por el dinero, el beneficio a toda costa y la recaudación del primer fin de semana, se había tomado un riesgo semejante a la hora de confiar en una persona con su primer trabajo en solitario, para concluir una labor musical inacabada, creada con perspicacia y sabiduría musical, sin haber podido ver ni un solo fotograma, solo basado en el guión, y haber salvado todos los obstáculos y trabas, para llegar al camino del éxito, por la vía más generosa, la del tributo a un músico y su visión, la de homenajear la carrera y estilo de un compositor, que criticado o no, siempre triunfó, permaneciendo fiel a sí mismo, y haciendo soñar y regalando felicidad a través de la música a miles de personas en todo el mundo.

Solo por ello, este es el mayor éxito de todos, el más merecido y  meritorio, y el más justo.

We will never forget you, James, your legacy will go on and on, eternal thanks for the greatness of your vision and the inmortal beauty of your musical enchantment.

Pero no desesperen, siempre habrá personas que, desde los recovecos del sistema están velando por los más desprotegidos.

Unos samurái sin señores.

Unos Ronin.

Unos pistoleros con honor.

Ellos no nos debían nada, y dejando atrás los pecados de su pasado, lucharon por nosotros, entregaron sus vidas contra lo imposible,

nos devolvieron la paz luchando como jamás nadie había luchado,

Siete Hombres Fueron Uno Solo,

Y se convirtieron en

MAGNÍFICOS.