Acabamos de terminar el 2018 y, como cada final de año, toca hacer balance de lo bueno y malo. Algo que ya nos dijo Mecano en su momento y que convertimos en un himno para una generación que creció con otro ambientillo.

El otro día pensé en ponerle a mi hija algunas de las canciones infantiles que yo escuchaba de niño. Entre ellas varias canciones de Enrique y Ana. Fue amor a primera escucha para ella. Canciones pegadizas, simples, directas y muy divertidas que conectan igualmente con niños de hace 30 o 40 años (volví a cantar mecánicamente sus letras que han quedado incrustadas en mi subconsciente).

Lo mismo hice con el inolvidable Espinete y su Barrio Sésamo. Historias infantiles pero que trataban a los niños como seres inteligentes de un planeta donde el 70% de su población estaba rodeado por una corriente cultural que se molestaba en intentar inventar la rueda. Y no olvidéis ese fallo en Matrix, esa rara avis, esa conjunción de los astros que jamás volverá a producirse, llamada La bola de cristal. Algo que también reservaré para mi hija en los sucesivos años que nos esperan de visionados mágicos como Los Goonies, La historia interminable o Star Wars.

Es cierto que ese sentimiento de que los viejos tiempos siempre fueron los mejores podría haber quedado en el sentir colectivo de mucha gente y especialmente de los aficionados a la música de cine de un tiempo a esta parte.

Pero en unos años la cosa ha cambiado. Y es algo muy evidente. Actualmente vivimos una nueva época dorada donde encontramos productos surgidos por aquellos niños que ahora son creativos y algunos de ellos, padres que difunden «la palabra». Directores como Juan Antonio Bayona, los hermanos Duffer, J.J. Abrams, Adam Wingard, Simon Barret, Michael Dougherty o los hermanos Alenda.

Por supuesto que este momento dulce se traslada a sus bandas sonoras. Compositores que casi con total seguridad son coetáneos de los directores a los que aportan su talento musical. Y esos genes musicales propios de una generación nos están regalando algunas de las mejores bandas sonoras que yo recuerdo en mucho tiempo.

Los sospechosos habituales en lista son para el que escribe:

1.- Ludwig Goransson

Este sueco con domicilio en Los Angeles ha dado el campanazo. De productor musical de grupos pop/rock como Haim a compositor de cine y televisión, nos dejó a todos con la cuchara del Danone a punto de ser ingerida en modo congelación. No dábamos crédito después de escuchar Creed, esa maravilla dirigida por Ryan Coogler y producida por Sylvester «siempre doy en la diana» Stallone.

Creed marcó una tendencia de la que no podremos estar más agradecidos a Ludwig, la de respetar las raíces pero adaptándolas a los sonidos modernos actuales. Algo que me apasiona y que alguno de los grandes jóvenes maestros de esta lista hacen pero que muy bien.

Creed tomó sin tapujos la herencia musical de Bill Conti para la franquicia de Rocky, pero añadiéndole una importante patina contemporanea de hip-hop. Y la explosión sonora produjo un eco sin precedentes. Aún resuena en mi cabeza el entrenamiento de Adonis, donde un Ludwig desatado (era el momento de dejarse llevar), nos dijo: «Señores, estoy aquí para quedarme».

Y vaya que si lo hizo. Para la siguiente película de Ryan Coogler, Black Panther el superhéroe de Marvel, el compositor ha entrado sin ningún tipo de “pero” en las quinielas de las mejores bandas sonoras del año. Y a saber si no da la campanada en las nominaciones a los Oscar.

Su sonido sigue teniendo muy presente las raíces nativas y modernas del personaje. Igual que en Creed el hip-hop se mezcla con sonidos africanos con igual excelente resultado. Creando de nuevo para el personaje uno de los leitmotivs más memorables que un héroe Marvel posea. Y encima es muy retentivo, en la más clásica tradición del Superman de John Williams o el Batman de Danny Elfman.

Para el futuro, al menos en nuestro país -pues en su país de origen ya ha sido estrenada- Ludwig nos reserva otro score descomunal para la segunda parte de Creed, que será estrenada en España a principios del 2019.

Pero la racha imparable del compositor no queda ahí. Ha sido anunciado como compositor de la esperadísima primera serie de TV de acción real sobre el universo Star Wars (la animación si ha sido un genero más transitado en TV por parte de este universo galáctico): The Mandalorian, con un presupuestazo a sus espaldas y Jon Favreau como showrunner.

Imaginaos a este joven compositor metiendo mano en un universo tan proclive a dar magníficas bandas sonoras. Contamos los días.

2.- Arturo Diez Boscovich

Qué decir de Arturo. Yo, demasiado, pero dejaré mi parte afectiva fuera de este texto y centraré mi parte más objetiva (si eso puede existir en un ser subjetivo) en este editorial.

Arturo es la herencia perfecta e imperturbable del Hollywood de los años ochenta. Su sonido es una mezcla de un siempre presente John Williams (aunque parezca fácil, no hay nada más difícil que sonar a Williams sin sonar a Williams), Jerry Goldsmith, Michael Kamen o Bruce Broughton.

Como siempre, en este país del ombliguismo/amiguismo, sus oportunidades han sido pocas y cortas. Pero parece que eso cambiará para el 2019, pues compondrá por primera vez para un largometraje. El dirigido por Alejandro Ibáñez, hijo del genio de genios, Chicho Ibáñez Serrador.  Su título, Urubú. Un film de terror que supondrá un claro homenaje a nuestro cine de género de terror de los años sesenta-setenta. Un grandísimo cine con prodigiosas bandas sonoras (que se lo digan al añorado Waldo de los Ríos). Será toda una oportunidad para Arturo de demostrar su capacidad para componer historias de largo metraje.

Entre el currículum de Arturo encontramos maravillas de gran carga melódica, con un poder orquestal siempre presente. Destacan tres maravillas y un regalo a todos los que amamos el universo de Star Wars. Los dos cortos Fuga y Desolado. El primero una verdadera obra maestra que acompaña a uno de los mejores cortos de animación hechos en nuestro país, obra de Juan Antonio Espigares. El segundo, un delicada historia infantil que tiene una banda sonora con un retentivo tema principal que nos recuerda a Bruce Broughton y sus inolvidables scores ochenteros.

La tercera maravilla es su banda sonora para la serie de TV Frágiles. Sonoridades clásicas, inesperadas para una serie de TV de tonos muy contemporáneos, donde brilla con luz propia sonidos muy John Barry para uno de sus mejores leitmotivs.

Y finalmente, un experimento planteado para el Festival Internacional de Música de Cine de Málaga, el MOSMA, donde es el director musical. Es Heredero del Imperio, adaptación musical en clave de suite orquestal de las aventuras descritas en el magnífico libro homónimo de Timothy Zahn, englobado en la Trilogía de la Nueva República, una continuación que ya no forma parte del canon del universo Star Wars.

2019 será el año de Arturo Diez Boscovich. Permanezcan en sintonía.

3.- Daniel Pemberton

Mezclemos en una cocktelera a Henry Mancini, Quincy Jones (en mayor proporción), algo de Hans Zimmer, Coldplay y Queen. Lo que salga de ahí será un estilo muy cercano al de Daniel Pemberton. Y sí, por eso puedo considerarlo, sin temor a arrugarme por ser tan categórico, uno de mis cinco compositores favoritos actuales.

Me batiré en duelo con aquel que diga que este compositor tiene una banda sonora mala. Solo una.

Si hay una etiqueta que podría definirlo, a pesar de ser un compositor inclasificable (y eso es muy bueno), es el de ser el más imaginativo y revolucionario de los aquí listados.

Cada banda sonora es un riesgo que Daniel toma. Y por eso casi siempre está en el filo de lo que puede llegar a considerarse brillante o sumamente excéntrico. Pero no podrás decir que Daniel es un compositor que compone música convencional o, si me apuras, aburrida.

Recapitulando su trabajos, la mayoría de notable alto (y varios sobresalientes), me quedo posiblemente con su Operación U.N.C.L.E., una de las mejores bandas sonoras de la última década. Ahí lo llevas.

Un ejercicio de brillantez y originalidad que ha marcado mucho sus trabajos posteriores, incluyendo las excelente Rey Arturo: La Leyenda de Excálibur o la abrumadora (por el impresionante estallido de sensaciones que nos produce) Spider-Man: Un nuevo universo.

Muchos dirán que su banda sonora capital es Steve Jobs, sin duda una propia de una persona con una sensibilidad musical inigualable. Pero personalmente disfruto más con el Pemberton más macarra y cañero. Aquel que me hace levantarme de mi asiento y me pone a bailar como lo haría Quincy Jones en la época de mi abuelo.

El futuro no puede ser más prometedor para este compositor inglés que ya compone para directores de primera línea como Ridley Scott o Aaron Sorkin. Personalmente no pude contener mi entusiasmo al verlo asignado a la banda sonora de The Dark Crystal: Age of Resistance, junto al también inglés Samuel Sim. ¿Mantendrá los leitmotivs de Trevor Jones? ¿Veremos correr a los protagonistas a ritmo de jadeos vocales como en King Arthur? No sé tú, pero yo estoy deseando escuchar qué nos depara su creatividad para este universo tan añorado de Jim Henson.

4.- Daniel Hart

Lo de este joven compositor es inaudito. Al igual que la totalidad de compositores que integran esta lista, uno no observa trabajos donde su capacidad quede mermada. Y eso que todos están sujetos a un sistema de trabajo donde el compositor suele ser el último mono de la fiesta, con temp-tracks invadiendo la poca creatividad que queda instalada en las salas de montaje.

En el caso de Hart, como pasara con otros grandes compositores de música de cine en el pasado (y con suerte en la actualidad si productores no se meten por medio), sus trabajos han venido favorecidos por una magnífica relación profesional con el director David Lowery. Y ese matrimonio profesional nos ha regalado tres bandas sonoras que alcanzan su clímax en su última colaboración. The Old Man & the Gun es una de las mejores bandas sonoras del 2018. Un regreso a los orígenes de la composición de grandes nombres del jazz, como el ya mencionado Quincy Jones, Michel Legrand o Lalo Schifrin.

Y sé, es un estilo que vuelve y unas referencias que se rescatan, muy para nuestra suerte. Esa elegancia formal y de fondo que impregna cada nota de The Old Man & the Gun sigue estando muy presente en el resto de colaboraciones con Lowery. La efectiva A Ghost Story o la mágica Peter y el Dragón, mi primera toma de contacto con el compositor que me demostró que la magia no había desaparecido de las salas de cine o de los equipos de sonido del salón.

El futuro de Daniel no desvela grandes proyectos para él, salvo lo próximo que tenga en mente David Lowery. Mientras sea poco pero de esta calidad bienvenido sea.

5.- Ivan Palomares

Los seres humanos tendemos a buscar referencias. Eso no es malo si estas son buenas. Y de igual manera que buscamos para nuestro desarrollo personal, también intentamos analizar que referencias han seguido otros para llegar a donde están.

Lo que no me cabe la menor duda, porque he seguido muy de cerca su trayectoria, es que Iván Palomares se ha hecho a sí mismo. Con esfuerzo, constancia y muchísimo talento bien enfocado.

Vivimos en una época multitarea donde todo debe ser inmediato. Y aquellos que saben esperar el momento para acometer sus objetivos tienen un plus que otros que llegan demasiado rápido ni en sus sueños más húmedos pueden llegar a rozar.

Conozco a Iván y sus composiciones desde hace muchísimos años. Participó en las primeras ediciones de los Jerry Goldsmith Awards.

Iván siempre ha destacado por un sonido lleno de sensibilidad, melodía y profesionalidad. Su música tiene una personalidad muy madura. Pero claro, la madurez de Iván es un hecho que sorprendía hace diez años.

Como uno no habla con notas sino con palabras, la mejor manera de definir a Iván, ya que hablamos de referencias, es Alberto Iglesias. Aunque ambos tienen estilos diferentes y nada transferibles (el mayor atisbo de personalidad es la base para un futuro profesional más longevo), ambos tienen una prodigiosa manera de comunicar con un sentido musical pletórico.

En las estrellas lo ha colocado en el mapa de los premios con una nominación a mejor banda sonora en los Goya. Una nominación que muchos deseábamos pero no esperábamos. Y es de justicia. Una justicia poética que de vez en cuando da atisbos de existencia (muy de vez en cuando, para así poder tenerla siempre en alta consideración).

6.- Sergio de la Puente

Si seguimos con etiquetas y salvando las distancias, Sergio de la Puente es el compositor patrio que más cerca esta de la forma de trabajar de un Hans Zimmer.

Su estilo está muy marcado por sonoridades pop, rock y electrónica. Pero con un sabor melódico predominante que evidencia un amor total hacia el leitmotiv y su poder transformador en el espectador. Sergio al igual que Iván no es un recién llegado.

Aparte de ser un monstruo en espacios escénicos desde hace muchos años (algo que también comparte con Hans Zimmer),  testeado de primera mano en una de las ediciones del desaparecido Festival Internacional de Música de Cine «Ciudad de Úbeda»,  no se le aprecian debilidades a la hora de adaptarse a los proyectos en los que se haya asignado.

A todos nos sorprendió su talento en El lince perdido, la gran película de animación de Kandor Graphics. Pero mientras Kandor veía truncado tristemente su futuro con una fallida Justin y la espada del valor, donde Sergio se veía apeado del proyecto por un acuerdo contractual donde Ilan Eshkeri debía de ser el compositor de la cinta, el compositor enfocaba su carrera a compaginar el medio escénico con la composición para una maravilla episódica, rara avis, dirigida por el gran Raul García. Extraordinary Tales es, posiblemente, uno de los mejores trabajos musicales realizados en nuestro país para una cinta de animación. Un verdadero tour de force donde el compositor, estilo gótico en mano, nos regalaba un producto premium que nos dejaba claro que no era un compositor para ser etiquetado.

2018 nos dejó la prueba definitiva de su talento y profesionalidad con, para el que escribe, la mejor banda sonora para una película española. Hablo de Sin fin.

Una banda sonora que nos acompaña día tras día, aun después de visionar la película, en un ejemplo claro de como su música traspasa el mero ejercicio auditivo temporal.

El futuro de Sergio es imparable. Porque así lo es su música y su personalidad.

7.- Nicholas Britell

Posiblemente esto que escribo sea la antesala de una más que merecida nominación al Oscar por alguno de sus trabajos del 2018. Nicholas está llamado a ser uno de los grandes de la música de cine. Su capacidad de trabajo, su talento, su formación y su humildad (lo conocí hace poco más de un mes en Los Ángeles durante una proyección de El Blues de Beale Street organizada por la SCL, donde habló de su música y colaboración con el director Barry Jenkins, demostrando su pasión por componer para el cine), lo llevarán a lo más alto del podio.

Su estilo es de fuertes raíces clásicas, pero retorcidas hasta llevarlas a un terreno más pop/jazz, totalmente contemporáneo y exprimiendo al máximo las imágenes.

No podríamos identificarlo como «el nuevo…», pues aunque tiene un estilo realmente elegante y posiblemente deudor de otros grandes compositores del medio, su personalidad es marcada y a la vez muy adaptada el proyecto que tiene encima de la mesa.

Entre sus mejores trabajos me quedo con Los hombres libres de Jones, una grandísima banda sonora de fuertes sonidos folk sureños, pero a la vez de fuertes sensibilidades clásicas europeas, Battle of the Sexes donde también demuestra su capacidad para imprimir de espectacularidad deportiva a historias menos dramáticas de las que le vienen siendo habitual, y por supuesto esa maravilla que es El Blues de Beale Street, para mi superior a su muy reconocida Moonlight y donde se aprecian algunas trazas del mejor Mark Isham y su etapa ochentera para Alan Rudolph.

Su futuro pasa por recoger alguno de los mejores premios de la temporada, tanto por El Blues de Beale Street como por su impresionante último trabajo para Vice, la película protagonizada por un transformadísimo Christian Bale.

8.- Zach Robinson & Leo Birenberg

Jóvenes y talentosos. Y con una capacidad tremenda de trabajo que les hace despuntar en proyectos donde el presupuesto es anecdótico.

No solo saben mantener la dignidad y arrojar un merecido homenaje a sus antepasados musicales sino que además saben destacar. En este caso estos dos compositores que se han fraguado en las brasas del estudio de Christophe Beck, componiendo música adicional en proyectos de alto nivel, han tomado el mando de la banda sonora de uno de los sleepers del año 2018.

Y es que reconozcámoslo, nadie daba un duro por Cobra Kai, esta continuación televisiva de Karate Kid y demás continuaciones insufribles que tuvieron las aventuras de Daniel Sam y el señor Miyagi.

Zach y Leo, codo con codo, no solo han atesorado el manto y espíritu de la maravillosa banda sonora de Bill Conti para la película original, sino que además han sacado pecho, se han lanzado a la piscina y han creado un espíritu definido y propio para el macarra sentir de un Cobra Kai.

Sus guitarras eléctricas y batería, sonidos eminentemente hard rock perfectamente adaptados a lo que concebimos como el espíritu de rebeldía ochentera de los Cobra Kai, se fusionan con los matices asiáticos y zen herederos de Conti para esa mitología naif y mágica que rodeaba a Miyagi y su «dar cera, pulir cera».

La banda sonora de Cobra Kai es una de las más disfrutables del 2018 para una serie de televisión, y agarraos porque a los chicos le han dado una orquesta para jugar con ella en la segunda temporada que se estrenará en Youtube sobre el mes de mayo del 2019.

9.- Arturo Cardelús

Hay ediciones de los Jerry Goldsmith Awards donde uno tiene la suerte de recibir trabajos que paralizan literalmente el tiempo mientras los evalúas. No son todas las ediciones, pero sí puedes encontrar bastantes de estos momentos en los 13 años en que han sido convocados los premios. La última ocasión en que disfruté de esta especial situación fue con Arturo Cardelús y el tema que le hizo a su hija, Grace. Podéis encontrarlo por Youtube (grabado con una factura técnica exquisita).

Arturo es un joven compositor español residente en Los Angeles. Allí compone para varios proyectos. Cortometrajes, televisión, documentales y cine. Hace poco compuso la música para En un latido, un maravilloso cortometraje que buscaba con gran eficacia y delicadeza ahondar el tema de la homosexualidad en la infancia. Su música, sin enfatizar en demasía el lado dramático, estaba caracterizada por sus notables atributos melódicos.

Pero sin duda, Buñuel en el Laberinto de las Tortugas es el proyecto que ha puesto a Arturo en esta lista. Película de animación que adapta la novela gráfica homónima de Fermín Solís. La composición de Arturo conjuga lo expresivo con lo experimental, sin llegar a ser excéntrico, en clara respuestas a las imágenes.

El futuro de Arturo se antoja bastante prometedor. Por ahora ha elegido un sector de producciones indie que posiblemente le aseguren un buen desarrollo como profesional y músico, regalándonos nuevas banda sonoras de una profunda sensibilidad y eficacia con las imágenes.

10.- Sarah Schachner

Pocas mujeres encontramos en esta lista, algo que simplemente responde a razones estadísticas. La música para el medio audiovisual se ha caracterizado por contar con muy pocas mujeres como compositoras. Es algo que merece un estudio aparte, fuera de este editorial.

El talento no entiende de géneros y tampoco esta lista.

Sarah es una compositora especializada en música para videojuegos. Ha trabajado especialmente para la franquicia de Asassins Creed, destacando especialmente su excelente trabajo para la entrega Assassins Creed: Origins, aquella que tiene lugar en el Egipto antiguo. También ha compuesto para otra franquicia de éxito, la de Call of Duty y su entrega Infinite Warfare, aportando una partitura de músculo donde los elementos electrónicos tienen un especial protagonismo.

En su estilo se nota y mucho la mano de su mentor, el compositor Brian Tyler. Son composiciones de fuerte sentido cinético, que se ajustan como un guante con la espectacularidad de este popular shooter.

En Origins la compositora captó mi atención, aportando un sonido que luego ha sido la tendencia en siguientes entregas como la de Odyssey, ya sin ella en el timón de la banda sonora. Un sonido matizado en arena y viento. Evocador y repleto de esa belleza egipcia que rodea las espectaculares aventuras de Bayek de Siwa.

El futuro se muestra muy interesante para Sarah, pues a principios de año nos presentará su partitura para uno de los más esperados juegos del 2019, el distribuido por Electronic Arts y desarrollado por Bioware: Anthem. Más músculo y sonidos épicos de alta tecnología nos confirmarán sin ninguna dudas que Sarah sabe como sacudir con su música nuestro salón.

11.- Cris Velasco

Su carrera ha sido más constante y alargada en el tiempo. Es por eso que podrías pensar que es bastante más viejo que gente de su generación como Daniel Pemberton o Iván Palomares.

Pero es un pensamiento que está muy justificado por las bandas sonoras que ha compuesto Cris. Ha llegado a lo más alto en su campo, la música de videojuegos.

Ha compuesto bandas sonoras llenas de potencia y sentir épico, pero sin olvidar en ningún momento esa necesaria carga dramática que necesita todo elemento narrativo. Su música derrocha un aire gótico que empasta de manera genial con aquellos videojuegos de terror en los que ha estado involucrado.

Destacaría joyas como esa obra maestra de PS4 que es Bloodborne, un cuento oscuro basado en los dioses de Lovecraft donde Cris compartía lugar con otros colegas nipones en labores musicales, (aunque su aportación destacaba por méritos propios al acompañar el combate con uno de los enemigos más temibles del juego, Amygdala).

El canalla Borderlands 2, donde jugó con sonidos fronterizos sureños en lo que era un western postapocalíptico con mucha sorna. Enemy Front, un shooter bélico que ahondaba más de lo habitual en el drama que rodea toda guerra mundial, algo que le sirvió al compositor para sacar a relucir su lado más humano.

Y por supuesto Resident Evil, uno de los videojuegos más terroríficos que recuerde, donde el compositor aportaba sonidos atonales y una instrumentación básica para acompañar a este pseudo La matanza de Texas.

El presente/futuro de Cris es el de un cuadro idílico. Este último año ha compuesto para un videojuego de Tequila Works, una de las mejores desarrolladoras de videojuegos del mundo, que da la casualidad que es española. El juego fue The Invisible Hours, una verdadera revolución para el mercado de la Realidad Virtual, donde Cris aportó un score clásico siguiendo la mejor tradición victoriana de historias de crímenes resueltos por investigadores como Hercules Poirot.

Hace nada ha presentado la música de la tercera entrega de Darksiders, otra de sus mejores bandas sonoras (la primera), franquicia a la que vuelve retomando sus pilares básicos, música coral y épica en el sentido más tolkiano de la palabra.

Pero si un título puede evidenciar el éxito dentro del panorama actual de mundo del videojuego ese es Fornite. Cris es el compositor de la última temporada del videojuego más exitoso del momento.

12.- Etienne Forget  

Otros de los grandes descubrimientos de este pasado 2018 en los Jerry Goldsmith Awards. Ettiene es un joven compositor francés, con un superpoder muy claro. Es capaz de entregar magníficos trabajos independientemente del proyecto y del presupuesto. Si, sé que es la máxima que tienen la mayoría de jóvenes compositores que trabajan habitualmente en esta jungla del audiovisual. Pero pocos llegan a conseguir la excelencia.

Etienne está en esta lista principalmente por ello. Dos de sus últimos trabajos llamaron poderosamente mi atención. Missions es una historia de una misión galáctica. Pero desde un prisma más realista que luchas entre imperios y rebeldes galácticos. Podríamos decir que es la evolución natural de un Misión a Marte de Brian de Palma. Un grupo de astronautas en una misión espacial internacional con rumbo al planeta rojo. La música de Etienne densifica las relaciones entre la tripulación y amplifica el inabarcable confín de la galaxia. Me comentaba en Úbeda durante los Jerry Goldsmith Awards que era una serie de televisión con ínfimo presupuesto (aunque para nada lucia en imágenes esa merma) y que había tenido que hacer piruetas para conseguir un sonido de gran scope.

La Fôret, aquí llamada El bosque, una producción de Netflix realizada en Francia, es el siguiente proyecto que me llamó la atención. Su sonido esta en las antípodas de Missions. Se trata de un thriller de investigación criminal, tan de moda en la actualidad, que nos aporta una música dramática de amplia variedad temática donde destaca un brillante tema principal.

Etienne acaba de estrenar su banda sonora para Victor Hugo, ennemi d’État, una miniserie para televisión basada en la vida de Victor Hugo, el creador de Los miserables (el libro, no el musical, ejem…), donde el compositor adopta sonidos muy contemporáneos en contraste claro con las clásicas imágenes de mitad del siglo XIX.

13.- David Garcia

Me llena de increíble sorpresa y a la vez me hace feliz encontrar compositores como David, capaces de rallar a un nivel altísimo en lo musical y ser a la vez uno de los más humildes creativos que recuerde.

Es fácil pero a la vez peligroso dotar con la denominación de genio a una persona, pero realmente si a alguien de esta lista tuviera que ponerle esa etiqueta sin miedo a que su planteamiento vital cambiase de la noche a la mañana por un ataque desmesurado de ego, ese sería David.

David no solo es capaz de componer una de las bandas sonoras mas desgarradoramente bellas de las que hayas escuchado para un videojuego, como es el caso de RiME, sino que además es capaz de experimentar con sonidos y meterte de lleno en la cabeza de una esquizofrénica en Hellblade: Senua’s Sacrifice, uno de los mejores videojuegos de la historia y a la vez uno de los más complicados de jugar y mas en realidad virtual, por culpa del sin fin de sensaciones opresivas y oscuras que se ciernen sobre el jugador.

David ha sido el responsable de todo el sonido de Hellblade. Un trabajo que por sí mismo y en conjunción del que realizó en RiME le confiere el calificativo de joven maestro.

14.- Benjamin Wallfisch

 Que Benjamin ahora este bajo el manto de Hans Zimmer solo evidencia aún más lo listo que es el compositor germano.

Benjamin ya despuntaba en solitario, cuando realizaba esas bandas sonoras cargadas de ricos matices de fuerte personalidad en Querida Wendy, El escapista o Conquista 1453, mi favorita de las tres.

Pero cuando Hans llama al teléfono pocos pueden decir que no. Y el “sí, quiero” de Benjamin le ayudó para estar presente en proyectos de mayor relevancia, más en sintonía con su gran talento.

La cura del bienestar lo puso inmediatamente en la primera división. La banda sonora estaba en clara sintonía con sus raritas imágenes. Y sacaban la personalidad excéntrica del compositor.

A partir de ahí, It, su mejor trabajo hasta la fecha, le profirió el respeto del conjunto de la industria. Y por supuesto Hans lo vio como aquel nuevo socio en cual apoyarse en proyectos de serie A, como Figuras ocultas o Blade Runner 2049.

Comparte producciones indie con otras de gran notoriedad y presupuesto. Y esa táctica le está funcionando perfectamente.

El 2019 se presenta esperanzador. Tiene la última película dirigida por Stephen Knight, el showrunner de esa indispensable televisiva llamada Peaky Blinders, protagonizada por Anne Hathaway y Matthew McConaughey. Y dos de las posiblemente más taquilleras cintas del año con ¡Shazam! y Hellboy, dos héroes del cómic que prometen darnos al mejor Wallfisch.

15.- Justin Hurwitz

Y terminamos la lista de estos jóvenes maestros con el que tiene, desde mi punto de vista, más de cara su futuro.

Productor, guionista, orquestador y compositor, Justin podría denominarse como un joven prodigio (es uno de los más jóvenes de esta lista).

Con 33 años ya tiene dos Oscar de Hollywood y dos Globos de Oro.

Su tercera banda sonora fue realizada para una de las películas más conocidas de la historia, La La Land. Y su relación profesional con el director Damien Chazelle se presenta como una de esas relaciones indispensables entre compositor y director que han caracterizado la historia del cine.

Su maravillosa manera de actualizar géneros musicales tan presentes en otras décadas como el jazz o el musical ha supuesto el despertar del Hollywood más clásico y glamuroso (aunque La La Land buscase irónicamente desmitificarlo).

Muchos mirábamos con recelo su capacidad para cambiar de género musical a otros menos relacionados con los antes comentados. Pero este año su banda sonora para First Man (El primer hombre), también de Damien Chazelle, ha confirmado lo presumible. Que Justin es un TOP GUN capaz de encarar cualquier género sin despeinarse.

Esta llamado a ser un grande, si no lo es ya.

Y con este grandísimo compositor termino lo que es para mí un listado sin orden pero con mucho concierto.

Son artistas que han insuflado en este pequeño rincón de la banda sonora, tan especial y personal, nuevas esperanzas de un posible nuevo momento dulce. Tan necesario después de pasar unos cuantos años por un vacío generacional poco deseado, pero tal vez necesario.

Muchos seguiréis pensando que tiempos pasados fueron mejores. Y que hay compositores como John Williams, Jerry Goldsmith, Danny Elfman, James Newton Howard o James Horner que jamás serán remplazados.

Y estáis en lo cierto. Como tampoco lo fueron Max Steiner, Miklos Rozsa o Victor Young.

Estos grandes compositores, algunos ya desaparecidos, siempre nos acompañarán, porque son inmortales. Su legado es inmortal. Y alguno de ellos para nuestro especial disfrute, aún siguen haciendo bandas sonoras de grandísima calidad.

Pero es siempre necesario dar paso a las nuevas generaciones. No solo de músicos, sino de aficionados. Aquellos que mantendrán la llama encendida y que podrán mantener esa herencia musical inolvidable, o a través de sus composiciones o a través de irrefrenable pasión por un tipo de música, simplemente fascinante.