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Un sac de billes

(Una bolsa de canicas)
Armand Amar
     
Año:   2017
Sello:   Editions Milan
Edición:   Normal
Nº Tracks:   21
Duración:   51:03
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Fernando Fernández

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1. Un sac de billes (2:31)
2. Le départ (2:33)
3. Premier voyage (0:57)
4. Fouille du train (3:39)
5. Arrivée à Nice (2:28)
6. Retrouvailles (1:59)
7. Passage en zone libre (2:46)
8. La traversée (2:46)
9. Arrivée à Moissons Nouvelles (1:23)
10. L’excelsior (2:43)
11. Juif et résistant (4:25)
12. Nicht religiös (1:10)
13. Le certificat de baptême (3:54)
14. Sortie de l’excelsior (2:13)
15. Confidences du médecin (1:31)
16. Il faut repartir (1:20)
17. Un début d’aveu (2:57)
18. Fouille de la milice (1:37)
19. Paris est libéré (1:11)
20. Je suis juif (2:39)
21. Retour à Paris (4:21)

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«Un sac de billes»

 

«Retrouvailles»

 

«Retour à Paris»

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Un sonido clásico, cargado de emociones y melodías por todos lados, incluso en los más dramáticos y complejos. Una de esas bandas sonoras que demuestran la capacidad de la música del audiovisual para poder construir una historia de viaje y crecimiento reflejada en su desarrollo.

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No sé. Que esté pasando tan desapercibida… Que se la acuse de manipuladora por llevar sus emociones a flor de piel…  Tonterías de esas.

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Los toques de vitalidad y magia que aporta la música en ocasiones, aunque tal vez se disfrute más en esa parte más madura final.

BSOSpirit opina

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Nota media: 7,89

Ángel Aylagas (7), Josep Manel Blanch (8), David Doncel (9), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (7), Óscar Giménez (8), Juan Ramón Hernández (8), Jordi Montaner (8), David Sáiz (7)

 

Cuando la emoción vence al drama

A veces me parece mentira cómo algunos compositores siguen trabajando en proyectos serios e importantes, y realizando trabajos como mínimo más que meritorios, independientemente de que sea con sonidos más clásicos o más modernos y experimentales, y sin embargo parecen no existir para muchos aficionados a la música del audiovisual. Y no me refiero a recién llegados o músicos de otros géneros. Me refiero a compositores con mucho trayecto a sus espaldas y que han demostrado su maestría con muy buenos resultados. Armand Amar es uno de ellos. Raro es el año que no tiene, como mínimo, uno o dos proyectos brillantes, pero parece que siempre pasa desapercibido. No niego que su amor por lo étnico y folclórico en ocasiones le arrebata, y sus composiciones pueden no ser atractivas para muchos aficionados, pero en ocasiones clama al cielo la poca atención que se le presta. Por lo menos que esta maravilla de trabajo no quede en el olvido. Y es que Un sac de billes, sin demasiado problema, es una de las partituras más destacadas y brillantes del pasado año. Una de la que muy pocos hablan, pero al menos aprovecho para ponerla en el estrado.

La película es casi un clásico de la literatura de la Segunda Guerra Mundial. Una historia basada en la novela de Joseph Joffo, que ya fue llevada al cine anteriormente en 1975. La historia no es extraña u original. La película se desarrolla en los oscuros y peligrosos días de la Segunda Guerra Mundial, en la Francia ocupada por los alemanes, y se centra en dos jóvenes hermanos judios, Joseph y Maurice, que son enviados a la zona libre por sus padres. Una típica historia de coraje y determinación, que nos cuenta cómo los dos hermanos escapan de los ocupantes nazis e intentan volver a unir a su familia. Una “road movie” que mezcla la oscuridad y dureza del momento histórico en que se desarrolla con ese punto de fantasía y vitalidad que aporta la mirada a la realidad de dos niños.

Dirigida por Christian Duguay, un cineasta canadiense ya muy alejado de su etapa comercial americana en la serie B y la televisión, con títulos como Hilo mortal, Asesinos cibernéticos o Caza al  terrorista. Con una carrera que en los últimos años se encuentra asentada en Francia, continuando su labor como director, alternando cine y televisión y con títulos de más calado y buen hacer por su parte, como es esta película.

Y para la música vuelve a contar con la colaboración del brillante compositor francés Armand Amar tras la maravillosa segunda parte de la trilogía de Belle et Sébastien. Una trilogía con música compuesta por Amar que merece todo un capítulo aparte. Es un maestro que nunca decepciona y continuamente demuestra su capacidad de experimentar y reinventarse a sí mismo y a su estilo musical con cada proyecto en el que participa. La partitura es una autentica delicia, sabiendo combinar perfectamente drama, aventura, suspense, acción y emoción de una manera magnífica. En una composición repleta de temas, melodías y variadas texturas que es difícil que no pueda disfrutarse al escucharla.

Su música para Un sac de billes se convierte, esencialmente, en otro personaje dentro de la historia. Y en un sentido general, probablemente sea una de las que presenta un enfoque más convencional para el compositor. Totalmente sinfónica, sin ninguna presencia instrumentación étnica o inusual. El centro de la misma lo cargan piano, cuerdas y un delicado trabajo del chelo, en un conjunto que es, simplemente, fascinante. Amar ha creado una banda sonora que rebosa de temas altamente emotivos y está cargada de frases y pasajes musicales frágiles y delicados, que subrayan y respaldan completamente la historia. Es una de esas partituras que incluye todos los elementos y atributos para convertirse en el corazón de la historia, hasta el punto de enriquecer la experiencia de escucha de la misma lejos de las imágenes.

Uno de los mejores elementos es la manera en que Amar equilibra los momentos oscuros y dramáticos con los de tensión y acción, y junto con los emocionales. Son las tres patas necesarias para este tipo de historias, las cuales el compositor exprime al máximo para aprovechar todos los matices musicales posibles que extraer de ellas y aportárselos a la historia. Es evidente que en una narración de este calado, el peligro y los momentos momentos difíciles que afectan a los dos hermanos en su viaje son parte de la experiencia y evolución de la trama. Desde momentos con alta intensidad en el suspense como “Fouille du Train” y “Passage en Zone Libre”, en los que el compositor construye una música que presenta constantes vaivenes de tensión e intensidad. Pero también es una música en la que, poco a poco, nos vamos dando cuenta que le proporcionan una sensación de propulsión, de avance, muy importante. Algo muy importante y necesario para una historia que nos esta narrando, básicamente, un viaje con un propósito muy claro. Sin embargo, no es la tensión el aspecto principal de la banda sonora, ya que aparte de los mencionados, junto con “Fouille de la Milice” en la parte final de la misma, la música no se centra en ese tono emocional.

El viaje de estos dos hermanos tiene un componente mucho más emocionante y personal. Ese objetivo de conseguir volver a ser una familia tiene un componente mucho más dramático que de acción o aventura. Por eso, el grueso de la banda sonora tiene un tono delicado que juega entre lo melancólico y triste, pero muy humano y cargado de esperanza, que muestra las emociones de los recuerdos y lo complicado de la situación por la que atraviesan. Buena parte de esas sensaciones son provocadas por el precioso juego de control de las piezas que tienen el piano y la guitarra con el resto de la orquesta como apoyo y refuerzo.  Son piezas como “Retrouvailles”, con esa delicada combinación entre chelo y piano, y especialmente el grueso final de piezas, entre “Arrivée à Moissons Nouvelles” hasta “Confidences du Médecin”,  que crean el complejo núcleo del desarrollo central de la trama. En la mayor parte, el piano suele llevar la línea principal, apoyado por el chelo. Pero son las partes más difíciles y complicadas de ese viaje (“L’excelsior”, “Juif et Resistant”, “Nicht Religiös” o “Le Certificat de Baptême”) los momentos bajos, donde solo los recuerdos y la fuerza de cada uno parecen ser los que pueden sacarnos de esa situación.

Lo que le proporciona vida a la banda sonora es la vitalidad y brillo del resto de la partitura, que cargan los momentos anteriores y posteriores a ese triste núcleo central. La música incluso incorpora en ocasiones esos toques que dejan de recordarnos el tono serio o melancólico de la historia. Pero la música, en estos pasajes, va cargada de esperanza y emoción. Para ello crea un precioso tema principal que presenta en “Un sac de billes” con piano, vientos  y cuerdas, que se convierte en el latido del corazón que impulsa a seguir adelante con el viaje. Con el mismo, en ocasiones la música es la que nos hace desplazarnos con momentos como “Premier Voyage” y la incorporación de la guitarra. Pero es especialmente a partir de “Il Faut Repartir” donde la guitarra toma protagonismo, normalmente con el retorno de motivos y extractos de ese tema principal. Un brillo que a partir de ese punto va en crecimiento para ir construyendo un precioso final. Comenzando con “Paris est Libéré”, que incorpora un crescendo emocional precioso, la música va a ir permitiendo la entrada de la orquesta para reforzar e ir diluyendo los tonos más delicados. transformándolos en pura emoción en “Je Suis Juif” en uno de los momentos más brillantes de la película. Para terminar de construir, en base a su tema principal, una conclusión realmente definitiva en “Retour à Paris”, momento en el que piano, chelo y orquesta vuelven a revisitar ese tema principal, pero con un evidente carácter más serio. Como si ese viaje hubiese conseguido, al final, permitir alcanzar la madurez en esos hermanos. Un viaje que ha aportado un extenso bagaje de consecuencias personales que quedan reflejadas en la música.

Como mencionaba al principio es, simplemente, una de las bandas sonoras destacadas del pasado año. Una que, desgraciadamente está pasando muy desapercibida desde su lanzamiento en enero de 2017, y que me resulta una lástima no ver entre esos listados que tanto nos gustan a todos de lo mejor del año. Espero, como mínimo, tener ocasión de llamaros la atención sobre ella y que la deis una oportunidad. No os arrepentiréis.