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Murder on the Orient Express

(Asesinato en el Orient Express)
Patrick Doyle
     
Año:   2017
Sello:   Sony Classical
Edición:   Normal
Nº Tracks:   24
Duración:   56:59
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Óscar Giménez

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1. The Wailing Wall (1:43)
2. Jaffa to Stamboul (1:27)
3. Arrival (2:02)
4. The Orient Express (1:29)
5. Departure (1:01)
6. Judgement (2:29)
7. Touch Nothing Else (2:54)
8. MacQueen (2:20)
9. Twelve Stab Wounds (2:59)
10. The Armstrong Case (1:22)
11. Mrs. Hubbard (1:34)
12. This is True (2:52)
13. Keep Everyone Inside (1:24)
14. Confession (1:50)
15. Geography (1:25)
16. One Sharp Knife (2:24)
17. Ma Katherine (1:09)
18. True Identity (2:08)
19. Dr. Arbuthnot (1:54)
20. It Is Time (1:06)
21. Justice (9:30)
22. Poirot (2:40)
23. Never Forget (3:58)
24. Orient Express Suite (3:20)

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Tema de Poirot en «The Orient Express»

 

Tema del viaje en «Departure»

 

Tema de los Armstrong en «Justice»

ImagenDoyle nos ofrece una banda sonora bien estructurada, con leitmotivs meritorios, que destaca sobre todo en el tramo inicial y el final, correspondientes a la presentación de la historia y al desenlace. También es de resaltar el uso de instrumentos exóticos combinados con la orquesta.

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El nudo de la película, acompañando las investigaciones de Poirot, es más introspectivo, con mayor peso en la idea de transmitir suspense. En consecuencia, la espectacularidad de la música es menor. Su adaptación a la historia es la adecuada, pero las piezas pueden sonar algo más aburridas.

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La aparición de los tres temas principales en sus momentos correspondientes, pero sobre todo los nueve minutos y medio de intensidad emocional contenida en “Justice”.

BSOSpirit opina

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Nota media: 7,90

Ángel Aylagas (7), Josep Manel Blanch (8), David Doncel (9), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (9), Ignacio Granda (7), Juan Ramón Hernández (7), David Martínez (9), Antonio Miranda (7), Jordi Montaner (7), David Sáiz (8)

 

Repentino perdedor por K.O.

Uno se puede preguntar si era necesario volver a rodar una nueva versión de una de las más famosas y manidas novelas de Agatha Christie, sobre todo teniendo en cuenta que la gran mayoría de los espectadores conocen la resolución del misterio –tienen delito los que no lo conozcan- y que la versión de 1974 dirigida por Sidney Lumet cabe considerarla poco menos que definitiva.

Sin embargo, el éxito ha sido moderado pero lo suficientemente aceptable como para que la 20th Century Fox haya decidido continuar la serie, presumiblemente con Kenneth Branagh de nuevo en la piel del famoso Hercule Poirot, que seguirá con Muerte en el Nilo (lo que se insinúa –o deja claro, más bien- al final del film).

La idea de base era la misma que para la versión de 1974: reunir un elenco de grandes estrellas para dar vida a la docena y pico de personajes. El asesinato en el Orient Express de entonces contó con nada menos que Albert Finney, Lauren Bacall, Ingrid Bergman (que ganó por ello su tercer Oscar), Jacqueline Bisset, Sean Connery, Anthony Perkins, Vanessa Redgrave, Richard Widmark, Martin Balsam, Michael York, John Gielgud

La nueva versión nos trae un reparto menos clásico pero no menos atractivo, con Kenneth Branagh, Michelle Pfeiffer, Johnny Depp, Judi Dench, Willem Dafoe, Penélope Cruz, Derek Jacobi, Daisy Ridley, Olivia Colman, Josh Gad y Leslie Odom Jr., entre otros.

Con Branagh delante y detrás de las cámaras, la cinta tiene un sabor a cine clásico, elegante y distinguido, hasta cierto punto anticuado, algo que a algunos les parecerá más un acierto que una equivocación y a otros todo lo contrario.

Y si en la antigua versión fue Richard Rodney Bennett el compositor -cuya partitura criticó el propio Bernard Herrman, al considerar que su enfoque era erróneo y poco oscuro para el tema del film, en definitiva una investigación de un asesinato-, Branagh confía las riendas musicales a su inseparable Patrick Doyle.

El compositor escocés se marca un trabajo elegante y atractivo en las escenas que lo merecen, así como sombrío y emotivo en aquellas que lo necesitan. Podría decirse que el tono de la música se diferencia claramente en las tres partes clásicas de toda estructura narrativa: introducción, nudo y desenlace.

Así, la introducción incluye piezas atractivas, agradables de escuchar, y nos presenta en ella dos de los temas destacados de la banda sonora: el de Hercule Poirot y el del viaje, evidentemente asociado al propio Orient Express.

El nudo, desde “Judgement” hasta “Dr. Arbuthnot”, está mayoritariamente formado por piezas en las que predomina la intriga, en un tono más introspectivo y tenso que acompaña las investigaciones e interrogatorios del detective belga.

Por último, el desenlace, a partir de “It Is Time”, se sustenta en el leitmotiv creado para la familia Armstrong, cuya historia se halla en el fondo de todo el misterio, un tema de carácter emocional que Doyle nos había presentado hacia la mitad del metraje en el corte “The Armstrong Case”.

Pero, como diría Jack el Destripador, vayamos por partes. La historia arranca en Jerusalén, donde vemos el Muro de las Lamentaciones y a un niño corriendo por las calles que lleva huevos al hotel donde se aloja Poirot. De ahí el ritmo frenético que adquiere la música al poco de iniciarse el primer corte del disco, “The Wailing Wall”, una pieza que sustenta sobre ritmos e instrumentación étnica. Sobre este punto hay que apuntar que Doyle, además de hacer uso de la orquesta sinfónica habitual, incluye en la partitura sonidos de instrumentos variopintos como el duduk, el salterio, el címbalo o la flauta ney. La presencia de algunos va mucho más allá de este tema inicial ambientado en Jerusalén, de manera que escucharemos las ondulantes frases del duduk o el sonido del salterio con frecuencia, en especial en la parte más introspectiva que ocupa en tramo central de la banda sonora y con intención de recrear atmósferas de misterio.

En el segundo corte, “Jaffa to Estambul”, el compositor nos presenta el tema del viaje, con el duduk llevando el peso de la melodía desde el inicio de la pieza. Se trata de un tema de transición que acompaña imágenes de un barco que transporta al protagonista –y a algún otro personaje- hacia Estambul, desde donde partirá el Orient Express. En esta ocasión, el tema suena relativamente tranquilo, aunque transmitiendo cierta sensación de movimiento. Esa sensación se acentúa en el siguiente corte, “Arrival”, donde Doyle emplea de nuevo este tema del viaje, creando con las cuerdas un aura elegante y misteriosa. Y el mismo tema lo encontramos en “Departure”, la versión más intensa y dinámica de este leitmotiv –también la más corta-, cuando vemos cómo el tren parte de la estación. A partir de ahí, ya no vuelve a utilizarse en la película, aunque sí en la suite final.

Mientras tanto, en el corte previo Doyle nos ha presentado otro de los temas principales, el adjudicado al detective Hercule Poirot. Es en el cuarto track, “The Orient Express”, que acompaña un largo plano-secuencia de la estación de Estambul, mientras Poirot se dispone a subirse al tren. Es un tema muy dinámico, con exquisitos contrapuntos que adornan el conjunto de forma atractiva y giros melódicos que expresan en cierto modo el misterio que está a punto de desarrollarse.

Respecto a este tema de Poirot, lo encontraremos varias veces a lo largo de la partitura, aunque con variaciones que a veces lo hacen casi irreconocible, por ejemplo en clave intrigante al comienzo de “McQueen”, o empleando solamente los acordes en “Ma Katherine”, cuando el detective recuerda a su antigua amada. También lo tenemos en “Poirot”, la pieza que cierra la película, una vez resuelto el caso y con el detective fuera del tren en una estación nevada. Solo que en esta versión lo escuchamos con piano, interpretada por el propio Doyle, y en una versión más propia del soft jazz que del tipo de música que caracteriza el conjunto de la banda sonora.

Finalmente, “Orient Express Suite” es una nueva presentación del tema, tal como lo habíamos escuchado en “The Orient Express”, aunque más larga y elaborada, y con la inclusión del tema del viaje con duduk.

El tercer gran leitmotiv es el de la familia Armstrong. Poco después del asesinato cometido en el tren, Poirot va atando cabos y comprende que el móvil está relacionado con el secuestro y muerte en el pasado de la niña Daisy Armstrong a cargo de un tal Casetti. El tema se introduce en “The Armstrong Case”, acompañando el relato que hace Poirot de aquella historia con un flashback en blanco y negro.

La música comienza con arpegios de piano y parece que de un momento a otro vaya a sonar el “Ave Maria” de Schubert, sobre todo cuando escuchamos las primeras notas de violín. No es lo mismo, evidentemente, pero seguro que más de uno ha tenido la misma sensación. En cualquier caso, la pieza adquiere forma de canción de cuna –muy propio al referirse a una niña- y transmite a la perfección toda la emoción plasmada en las imágenes.

A partir de ese momento, el tema de los Armstrong va adquiriendo cada vez más protagonismo en la partitura. Lo escuchamos en “This Is True”, cuando el detective hace referencia a aquel caso en sus interrogatorios, en “Geography” y en “It Is Time”, cuando reúne a todos los personajes para explicar la resolución del caso.

Y justo después viene el auténtico tour de force. A lo largo de nueve minutos y medio, Doyle despliega su talento y profesión para acompañar la larga escena de monólogo y diálogos que conforman la explicación final del misterio, con una colección de versiones diversas de este tema de los Armstrong. Acordes, arpegios y melodía se van sucediendo y combinando ahora de forma emotiva, ahora grave, ahora sombría, aumentando y disminuyendo la intensidad y emoción con cada nueva revelación. Uno de los temas destacados del año.

Resuelto el caso, la música de la pieza prosigue cuando el tren se marcha y oímos la voz en off de Poirot, que ha escrito al coronel Armstrong, padre de la niña asesinada.

Hay más cosas, of course. Todo el tramo intermedio de la película, mientras vamos conociendo a los personajes que viajan en el tren, así como sus secretos y motivaciones gracias a la astucia de Poirot, el tono de la música se mueve por terrenos calmados aunque cargados de suspense. Hay algunas piezas más interesantes y agradables que otras, aunque en general carecen del brío que tienen los primeros y últimos cortes del disco.

El piano, el salterio y el duduk destacan en “Judgement”, las series de acordes ambientales presiden “Touch Nothing Else” y “Twelve Stab Wounds”. “Mrs. Hubbard”, referido al personaje de Michelle Pfeiffer, también viene cargado de intriga, mientras “Confession” es más introspectivo y contiene un conmovedor desarrollo de chelo en su segunda mitad.

En cuanto a la acción, la verdad es que hay poca cosa en la película, y queda reducida al corte “Keep Everyone Inside”, con el que Doyle realiza un interesante ejercicio de estilo para acompañar una escena de persecución; y al final de “Dr. Arbuthnot”, en una escena de pelea.

Por último, es necesario dedicar unas palabras a la canción “Never Forget”, con música de Doyle, letra de Branagh y voz de Michelle Pfeiffer, quien no había cantado en ningún film desde Los fabulosos Baker Boys en 1989. Está basada en el tema de los Armstrong, con frases dirigidas al recuerdo de la pequeña Daisy, y la voz de Pfeiffer es de lo más sugerente. Buena canción para los créditos finales, aunque dudo mucho que la Academia de Hollywood la tenga en cuenta para sus premios anuales.

Resumiendo, me ha parecido una de las bandas sonoras destacadas del 2017. Muchos de los que me conocéis sabéis perfectamente la buena consideración que tengo del compositor escocés. Pero también, por el mismo motivo, pienso que soy más exigente con sus trabajos y manifiesto cierta decepción –por suerte, pocas veces- cuando no me acaban de convencer. En esta ocasión, debo reconocer que este Asesinato en el Orient Express no es ninguna decepción, todo lo contrario, y que, sin constituir ninguna sorpresa respecto a su estilo y forma de entender la música de cine, nos ha dejado una obra disfrutable que destila talento, profesionalidad y buen hacer. ¿Lo volveremos a escuchar a orillas del Nilo?