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Thoroughbreds

(Purasangre)
Erik Friedlander
     
Año:   2018
Sello:   Back Lot Music
Edición:   Normal
Nº Tracks:   16
Duración:   37:17
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
David Doncel Barthe

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1.Finding Mom (1:41)
2. Uja (2:49)
3. Cycle Treachery (0:53)
4. All the Things (4:05)
5. Thoroughbred (3:20)
6. Deep Disturbance (1:07)
7. Sila (3:09)
8. Chameleon (3:08)
9. Ce n’est Pas Moi (2:46)
10. Taking Tim Down (2:14)
11. Win Win (1:48)
12. A Wavering Spirit (1:24)
13. Break Point (1:03)
14. Fraying at the Edges (4:11)
15. Meditation-Memory (2:14)
16. Unstable  (1:26)

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«Thoroughbred»

 

«Break Point»

 

«Unstable»

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Erik Friedlander es un gran músico, con una impresionante trayectoria.

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No así como compositor para cine. Se evidencia una falta de oficio al predominar su música en exceso durante algunas escenas de la película.

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«Break Point», gracias a su sonido oscuro y agreste que empasta, esta vez sí, con las imágenes.

Sangre espesa

Cada cierto tiempo la crítica nos regala un listado de películas tal que «películas que no has visto y que son la pera limonera». En esta lista seguramente encontréis esta Purasangre, conocida en su país de origen, Estados Unidos, como Thoroughbreds. Vamos, traducción literal y por una vez, correcta.

Purasangre es una comedia negra, sofisticada, dirían algunos, y con una retranca de proporciones gafa-pasta.

Personalmente no me considero para nada un gafa-pasta. No me escondo en decir que disfruto como un enano con la saga de Michael Bay de Transformers (aun sin comprender su necesidad práctica, mas allá del puro hedonismo cibernético y explosivo) o con casi todas las películas del director americano, y en reconocer a Kevin Bacon, ese ídolo ochentero reconvertido en simpático actor multitarea, en todo un gran actor a defender a capa y espada.

Por eso posiblemente no me esconderé en decir que considero Purasangre la película más sin sentido de las últimas que han pasado por mi retina. Aparte, sin duda, de ser más previsible que una película de Bay, todo hay que decirlo. Pero de igual manera que el director de acción está totalmente defenestrado, esta Purasangre está considerada como «una de las mejores películas del 2018 que no has visto y deberías de hacerlo». Ya te digo yo, si no la has visto, no sufras.

Su banda sonora sigue los patrones gafatastistas. ¿Para qué llamar a un profesional como la copa de un pino de la comedia negra como Marc Shaiman o un currante del casco y del cemento como Theodore Shapiro, o un excepcional compositor dotado perfectamente para los tempos y las situaciones ridículas como Rolfe Kent, si podemos irnos al mercado selecto, gourmet del intérprete/compositor elitista de la nueva escena (insoportable) cultureta americana?

Ok, ok. Tal vez he sido demasiado radical en mi planteamiento. Erik Friedlander es un vionlonchelista americano (de New York, cuna del culteratismo americano, aunque la nueva ola angelina tampoco se queda atrás…), de una reputadísima y longeva carrera en el mundo de la escena experimental. Que lo mismo te entrega un sonido jazzístico que uno clásico que uno con claras connotaciones orientales. Sinceramente un intérprete excepcional. No vamos a descubrirlo.

Pero como compositor uno solo entiende su elección en una película como Purasangre respondiendo a razones estrictamente gafa-pastas. Su impronta en la película es clara y persistente. Y aunque aporta un sentido sumamente original, también te obliga en determinadas secciones de la película a salirse de esta. Esa dicotomía claramente percibida por el espectador no dudo que sea pretendida por el director. Pero creo, en mi humilde opinión, que no funciona en todas las escenas.

Digamos, para situaros, que Purasangre es un caso muy similar al de Jackie con Mica Levi. Hay un 60% del metraje en el que uno encuentra original y llamativo el uso de la música y un 40% donde evidenciamos los nocivos efectos del gafapastismo.

Si en una escucha con las imágenes, el ejercicio funcional más importante, uno no encuentra una justificación clara para la elección de esos sonidos y ese compositor, en una escucha aislada ni digamos. Es una experiencia hasta ciertamente insoportable.

Yo sugiero escuchar alguno de sus discos de estudio, más que perder tiempo con esta banda sonora. Esos sí que son verdaderas joyas que se disfrutan sin necesidad de aplicar a unas imágenes.