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The Young Pope

Lele Marchitelli
     
Año:   2017
Sello:   Warner Music
Edición:   Normal
Nº Tracks:   16
Duración:   35:00
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Jordi Montaner

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1. The Dream (2:36)
2. Fear of God (2:47)
3. Cardinals (2:12)
4. Hair (0:43)
5. The Knowledge (2:03)
6. Sister Mary (2:02)
7. The Blackmail (1:55)
8. The Joke (4:32)
9. The Miracle (1:56)
10. The Parents (1:26)
11. Later (1:50)
12. The Prayer (2:39)
13. Maddalena Ventura (1:18)
14. Dussolier (2:25)
15. Dreaming of You (2:10)
16. Voiello Soul (1:48)

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«Cardinals»

 

«My Destiny»

 

«Dreaming of You»

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Marchitelli reinventa la banda sonora de las series televisivas, validando su peso específico en el conjunto del proyecto, teniendo en cuenta las exigencias dramáticas.

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Temas y canciones de muy hondo calado (no incluidas en este disco) acaban apabullando la banda sonora original.

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“Cardinals” -y su variación “Later”-, estaban llamados a ser la sintonía de principio y fin da cada capítulo… Hasta que el temazo “Watchtower (Instrumental)”, de Devlin, acabó usurpándole este honor ya en los postreros capítulos de la temporada.

El pontífice irreverente

Luis Buñuel odiaba las bandas sonoras… En una entrevista al periódico Le Monde, dijo una vez: “Desconfiad de la música, es demasiado fácil servirse de ella para expresar ciertos sentimientos o ciertas sensaciones… A fuerza de contar con la música se acaba por traicionar a la imagen”. Aun así, Buñuel utilizó música extradiegética en muchas de sus películas de la etapa mexicana por exigencias sindicales.

Como buen maño, al salir de México declaró: “Voy a quitar toda esa música… La música, como comentario de la acción, es un recurso demasiado fácil. Suele servir para cubrir fallos de los actores o del director… En algunos casos, en mis películas se ha puesto música muy a pesar mío”.

Nuestras reseñas, por lo común, atañen a una música no diegética –o extradiégetica-, que  está fuera de la narración y que es añadida para disfrute exclusivo de los espectadores (los personajes y la acción son ajenos a ella). La mayoría de las bandas sonoras realizadas para el cine y la televisión (musicales aparte) son no diegéticas, esencialmente accesorias. La música no diegética, por tanto, no puede afectar a la narración del argumento o de la historia más que su doblaje sonoro de voz. Aunque se adapte a las exigencias de realización y montaje, al tono, el tiempo histórico o la naturaleza geográfica, la banda sonora trasciende al cine propiamente tal, abre otra puerta…

Los guionistas rara vez influyen ni sugieren músicas extradiegéticas en la elaboración de los guiones. Esta responsabilidad recae en el director, aportando sus intenciones artísticas en el momento del montaje, y también en el músico que compone la banda sonora.

Cuando Lele Marchitelli recibió de Paolo Sorrentino el encargo de poner música a una nueva serie de la HBO titulada The Young Pope, sacó punta a todos sus recursos de laboratorio, pensando que la cosa iba de comedia gamberra, descarnada e incluso escandalosa… El Vaticano ya ha  dejado claro que la serie es una burda fantasía del señor Sorrentino, que ya en su primer capítulo muestra a un pontífice duchándose y haciendo un calvo, además de dar por sentado que todos los obispos de la curia cardenalicia son gays, pederastas, alcohólicos y hooligans del calcio…

Pero en el Young Pope de Sorrentino todas estas consideraciones son más accesorias aún que la música. La idea de esta serie no era otra que la de abrir con cámaras y luz espacios del Vaticano cerrados a la Historia, desentrañar su arquitectura más secreta. Hay misterio, pero sin intrigas. Las inmaculadas paredes y el silencio de siglos lo fagocitan todo, también en el guión.

Tuve ocasión de hablar no hace mucho en Barcelona con el británico Tony Grisoni, guionista de Miedo y asco en Las Vegas, The Young Pope y, recientemente, El hombre que mató a Don Quijote. Más avezado al surrealismo de Terry Gilliam y los Monty Python que al esteticismo cinematográfico de Sorrentino, Grisoni me explicó que acometió el guión de esta serie sin ninguna historia de por medio. ¿De qué iba? De mostrar el Vaticano más hermético a la luz, y nada más.

Grisoni, entonces, buscó un personaje blanco, casi adolescente (ronda los 40, pero es estadounidense), que por una carambola es elegido sumo pontífice de la Iglesia Católica y decide campar en ella a sus anchas…

¿Cómo? Reivindicando el lado más humano de todos los personajes con quienes se cruza. Es en esta “redención humana”, ajena a un esperpento tipo Sister Act o a una peli de denuncia, donde los espectadores católicos que accedan a seguir la serie se sentirán más cómodos. Grisoni no ahorra en detalles ni conflictos; pero no busca escándalo alguno, sino una desnuda simplicidad, un pelín mística, casi franciscana.

Todo es humano, todo vive y palpita en la música de Marchitelli. Guitarras eléctricas, bajo y violoncelo, minimalista música de cámara con la que desarrollar un personaje, describir ambientes, evocar recuerdos del pasado… Y entonces a Grisoni se le disparan las alarmas.

“Se trata de una serie de la HBO, crítica, rompedora, contundente…” Como director ejecutivo de la serie (admite que nunca antes había cargado con esta responsabilidad), Grisoni debe espabilar su sentido musical y convertir la banda sonora de The Young Pope en algo con un poco más de estruendo, como si fuera una road movie… Para más inri, a Sorrentino le encanta la idea de poner canciones y el pobre Marchitelli ve su ejercicio de estilo aplastado por recatalogados temazos de Bob Dylan, Jeff Buckley, Max Richter, John Adams, Bela Bartok, Jefferson Airplane o Domenico Modugno. Mucha arquitectura y paisaje interior, actores muy comedidos, pero la música deja muy claro que no se trata de ningún documental de National Geographic

La BSO no decepciona. Todos los proyectos de Sorrentino suelen tener una banda sonora currada. La serie, será cosa de gustos.

Cuando hablé con Grisoni, juró que no había nada hablado sobre una segunda temporada, aunque IMDb da por hecho que la habrá.