Ocho apellidos catalanes

Nunca he escondido que Ocho Apellidos Vascos es una película que me encantó. Volví verla a los pocos días junto a mi madre y volví a reírme mucho con la historia y las situaciones absurdas en las que se veía envuelto el personaje de Dani Rovira, las réplicas y desparpajo de su pareja Clara Lago, así como de los momentazos ofrecidos por dos grandes actores como Karra Elejalde y Carmen Machi. Todo funcionaba como un reloj en una película que solo pretendía que nos riéramos mucho de nosotros mismos con un choque de culturas tan opuesto dentro de nuestro país. No había más pretensiones en la que se convirtió en la película más taquillera del cine español.

Toda esa gracia y novedad del primer film se ha perdido en esta continuación por tierras catalanas del cuarteto protagonista, donde ni la inclusión de nuevos personajes, ni un guión más afilado y trabajado de Cobeaga y San José consiguen que la película tenga el ritmo ni la frescura de la primera entrega, y solo el buen hacer de Elejalde y Machi, cuando aparecen en pantalla, nos ofrece lo más destacable de esta cinta.

Sencillez y contrastes: la música de Roque Baños

En su séptima colaboración con Martínez-Lázaro, Baños ha compuesto una música sencilla pero efectiva para el transcurrir de la historia, reforzando el conjunto orquestal con un cuarteto de jazz en alguno pasajes. Tres son los leitmotivs que escucharemos a lo largo de la historia. Por un lado, encontramos un tema musical basado en el folclore catalán, que se desarrolla en su totalidad en la sardana que escuchamos en los títulos iniciales o en su versión interpretada  más adelante por una cobla.

Ese tema lo apreciaremos también en los cortes “La masía de la yaya Roser” y “Enredo en la habitación de Amaia”, en donde toma un tono más cómico.

El segundo leitmotiv va asociado a momentos en los que la boda y los personajes de Pau y Judit son los hilos conductores de la historia, y aquí Baños da rienda suelta a su amor por el jazz y poder lucirse con su música junto al cuarteto mencionado en temas como “Judit, la Wedding Planner”, “Baile de los hipsters” o“Recepción en la masía”, uno de los destacados del score.

El tercer leitmotiv y más importante es el tema de amor de la historia, del que podemos escuchar su primera aparición en “El vestido de boda”, donde las notas a piano de su comienzo nos ofrecen un bello tema que irá conociendo distintas variaciones.

Todas esas variaciones son lo mejor de la banda sonora: la elegancia de “Estábamos hablando de ti” y su estupenda interpretación de la guitarra junto al resto del cuarteto de jazz; los breves “Poema de amor” y “Canción de amor”, en los que el piano es el protagonista absoluto; el protagonismo de la trompeta para “El amor de Pau y Judit”, que luego derivará en su final en el segundo leitmotiv asociado a ellos.

Y en especial, el que para mí es el mejor tema de la partitura: “Beso en la Plaza de Cataluña”, que va creciendo desde los primeros compases del piano para, a partir de su mitad, alcanzar un momento bellísimo con la ejecución de cuerdas, vientos y metales para representar la escena más señalada entre la pareja protagonista.

Antes de finalizar no quiero dejarme en el tintero otro de los temas más destacados: “El primo Anselmo salva España”, corte que aúna muchas de las cualidades de Roque a la hora de orquestar metales, percusión y cuerdas y que incluye con mucho tino una pincelada del tema de amor de Rafa y Amaia así como del de Pau y Judit.

Es, pues, este trabajo de Roque un trabajo de oficio, que cumple con el expediente para una historia tan sencilla como esta y que nos deja sobre todo la facilidad y exquisito gusto que tiene para componer temas relacionados con el corazón.