Puntúa esta banda sonora

 

 

  Star Trek Into Darkness

(Star Trek: En la oscuridad)
Michael Giacchino
     
Año:   2013
Sello:   Varèse Sarabande
Edición:   Normal
Nº Tracks:   14
Duración:   44:09
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Dr. Elfmaniaco

 
1. Logos / Pranking the Natives (03:01)
2. Spock Drops, Kirk Jumps (01:44)
3. Sub Prime Directive (02:23)
4. London Calling (02:09)
5. Meld-merized (02:40)
6. The Kronos Wartet (05:26)
7. Brigadoom (03:41)
8. Ship to Ship (02:50)
9. Earthbound and Down (02:37)
10. Warp Core Values (02:56)
11. Buying the Space Farm (03:17)
12. The San Fran Hustle (05:00)
13. Kirk Enterprises (03:00)
14. Star Trek Main Theme (03:25)
 
 

«Logos / Pranking the Natives»

«London Calling»

«Ship to Ship»

«The San Fran Hustle»

«Star Trek Main Theme»


La fusión perfecta de la música con las imágenes. Esta se ve muy beneficiada de una composición que se percibe muy disfrutada en su gestación. Además, el compositor aporta dos nuevos leitmotivs a la mitología musical de Star Trek. Y no, no tenéis razón aquellos que decís que esta banda sonora es un mero remiendo de la anterior. Al otorrino pero a la de ya.


Si escuchas la banda sonora 10 minutos y encima opinas antes de ver cómo queda con la película y encima ni la has comprado… es normal que digas que no es más que un corta, pega y colorea de la anterior. Pero no tienes razón.


“London Calling” por salirse un tanto del conjunto a nivel musical y demostrar que en esta partitura el compositor ha arriesgado y ha buscado aportar mas madera a la franquicia. Algo que su director, no hizo.

BSOSpirit opina

Nota media: 8,17
 
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (8), Asier G. Senarriaga (10), Óscar Giménez (9), Ignacio Granda (6), Sergio Rivas (8)
 

 
Goldsmith estaría orgulloso y Williams lo está
 

«Le odio, le odio y le haré mi prisionero,
le perseguiré a través de las lunas de Nedula,
alrededor de los Antares y a través de las llamas de Perdición
y nunca me daré por vencido hasta que lo encuentre.»  (Khan)

altCon esta frase, Ricardo Montalbán demostraba que su personaje, carismáticamente interpretado por este actor de origen hispano, era capaz de cualquier cosa para conseguir aquellos fines que le obsesionaban. Su personaje, Khan, era terrible, inmisericordioso y tan tenaz que ha quedado dentro de la galería de villanos del universo de Star Trek como uno de los más temibles.

Si estáis leyendo esto y no queréis saber si en esta ultima entrega de Star Trek el villano es Khan, os recomiendo encarecidamente saltar la lectura de esta reseña. De todas formas no voy a descubrir el mecanismo del chupete. Más que nada por que en IMDB no se han escondido demasiado en poner el nombre del personaje que magníficamente ha interpretado Benedict Cumberbatch.

¿Nos hemos quedado solos? Supongo querido lector que no tienes reparo en saber que Benedict interpreta a Khan, ¿no? Bueno, si lo tenías ya es demasiado tarde. Siento haberte jorobado la sorpresa. Y tal vez no debería haberlo hecho. Pero qué demonios, la reseña  va a molar más si todos sabemos esto de partida.

No es que la película deje más sorpresas sobre la mesa. Bueno, sí, una sí. Pero de esa no os hablaré demasiado. Solo diré que es una sorpresa a medias. Sobre todo para aquellos que son conocedores del universo de Star Trek.

altPero pasemos ya de posibles spoilers y metámonos de lleno en nuestra crítica. ¿Qué os deparará esta nueva entrega cinematográfica de Star Trek? ¿Es capaz de seguir dignamente el rumbo que J.J. Abrams marcó con su película anterior? ¿Es fiel al universo Star Trek? ¿O lo es al de Star Wars? ¿Por qué Star Wars? ¿Pero es que no te has enterado de que Abrams va a encargarse de la primera película de la reactivación de la saga galáctica, a pesar de que él dijo y redijo que no iba a ponerle los cuernos a su querida Star Trek? Chaval, vuelve de Neptuno porque vamos a meternos en la Enterprise a viajar allí donde el hombre no ha llegado jamás (o casi).

Kirk Skywalker

altDesde la primera escena de la película uno sabe que Abrams es el director perfecto para reactivar la saga galáctica. Pero no la de Star Trek, la del tío Lucas, Star Wars.

El prólogo es, sin lugar a dudas, uno de los mejores momentos de la película. Tiene un momento Han Solo y Luke total. Con bicho grande y feo incluido. A Abrams le sobran 5 segundos para dejar claro que controla muy bien a los personajes… a los de Lucas, claro.

Pero si apuramos, es que hasta parece un prologo sacado del universo Indiana Jones. Los héroes perseguidos por una tribu de indígenas que parecen salidos del Templo Maldito, un volcán en erupción… y bueno, un final de fiesta gracias a una chulería de “Indiana Kirk”.

La película empezaba muy bien. Y Michael Giacchino sonaba espectacularmente bien. Muy Williams, más que Goldsmith, pero bueno, ya sabemos de qué pastos bebe Michael.

altLuego empezaba Star Trek. La flota estelar. Kirk haciendo de Han Solo. Spock a medio camino entre C3PO y Henry Jones. Por ahí pasaba Zoe Saldana, cada vez más guapa, y un carismático  Bruce Greenwood como Almirante Pike, nuestro Obi Wan Kenobi.

Durante unos veinte minutos uno realmente se sentía partícipe de una historia de Star Trek. Bastante típica, pero al fin y al cabo una historia donde la camaradería entre colegas de la federación impregnaba los pasillos o salones poblados de esa tecnología maravillosa de lucecitas y paneles Apple que tanto molan a día de hoy.

Después de esa fase, la película toma un camino salvaje, donde uno no quiere frenar en su recorrido… o si hablamos argumentalmente, en su caída. Dos horas y media de metraje donde dos horas del total están centradas en una trama que, sinceramente, dista mucho de ser perfecta para una película de Star Trek.

Bueno, es irónico decir esto, y más cuando la trama fusila literalmente una película clásica de Star Trek, pero es que lo hace de la película menos Star Trek de todas las que se han filmado. Tal vez por eso, Star Trek 2, La Ira de Khan es precisamente la película que más aprecian todos, sobre todo aquellos que en corrillos no se esconden en decir: “Es que a mi nunca me ha gustado mucho el universo de Star Trek porque me parece un poco aburrido”.

El caso es que no tardamos mucho en darnos cuenta de que Star Trek Into Darkness tiene el guión de una receta de tortilla francesa. No hay riesgos innecesarios. Rompe un huevo, bate, fríe y siempre te saldrá una tortilla. Muy simple. Nada de riesgos.

altNos venden la moto de que el guión es supersecreto. Que no podemos desvelar a quien interpreta Benedict Cumberbatch (algo que está claro a los 45 minutos de peli), incluso llegando a desmentir públicamente que es Khan (el primer plano de Benedict diciendo “Soy Khan” no tiene desperdicio). Señores, para este viaje no necesito tres guionistas.

Ahora bien, ¿Es posible ofrecer una buena película de una no tan buena de Star Trek? Sí. Into Darkness es la prueba fehaciente de ello.

Primero, porque sus actores se salen, sobre todo Benedict Cumberbatch y Chris Pine, que todavía no entiendo las voces criticas que hay al Kirk que construye, muy en la línea del carismático William Shatner y con una fuerza dramática que explota en el mejor momento de la peli que, sin ser este nada original (como nada en la peli), sí es realmente efectivo.

altBenedict es el mejor villano que ha parido madre. De Star Trek, de Star Wars, de Indiana Jones o de Barrio Sésamo. Es un actor que en unos años tendrá tres Oscar de Hollywood y habrá demostrado que los actores británicos, una vez más, tienen otro ADN, superior al resto de los actores humanos. Benedict recoge el testigo de actores como Peter O´Toole, con presencia y carácter, capaces de comerse la pantalla con su sola presencia. Si encima parte kakas con un simple movimiento de su parpado izquierdo, hasta yo quiero pedir su mano.

El resto de actores están más que correctos en sus respectivos papeles, pero cargan con una pesada losa; que sus personajes son meras comparsas de los dos antagonistas protagonistas. Solo Zachary Quinto destaca en la segunda mitad de la trama, de todas formas con un Spock que dista mucho de estar a la altura del que presento en su primera película. No es culpa suya. El guión no da más de si.

Scott aumenta su protagonismo, con un Simon Pegg que ha quedado en esta entrega para acompañar a un alienígena mudo de pequeña talla, que es lo mejor a nivel cómico del conjunto. Bones, nuestro medico socarrón, genialmente interpretado por Karl Urban, es sencillamente el personaje más desaprovechado de los Star Trek de Abrams. Si uno es seguidor de la serie clásica, ya sabe a que me refiero.

Chekov bien, gracias y Sulu… ¿Ande andará?

Por lo demás la película acumula escenas de acción de una virtuosidad de quitar el hipo. Desde una escena sacada del videojuego Dead Space (algo que me apuntó Sergio Rivas después de ver la película), que es una pasada y más en 3D, hasta el combate (literalmente) final,  Abrams hace gala de un talento muy ilusionante para aquellos que creemos que es la mejor opción para continuar con las historias de Star Wars.

Y con esto último resumo lo que me pareció la película, perfecta para una entrega de Star Wars, increíblemente decepcionante para una película de Star Trek.

En cuanto a Michael Giacchino, ¿estuvo a la altura?

Jerry Goldsmith estaría orgulloso y John Williams lo está

altBueno, no me voy a andar con muchos rodeos. Michael Giacchino se ha salido con esta partitura.

Si eres de esos que coges un CD de los miles que te bajas por Internet (mal, muy mal, hay que comprar) y escuchas 15 minutos de una partitura, no ves la peli y con eso sacas conclusiones de que esta banda sonora es un remiendo de la anterior que Giacchino compusiera para la peli de Abrams, obviamente yo no te voy a dar la razón, y mucho menos respetar tu opinión.

¿Qué debería respetar las opiniones de los demás? Sí. También la paz mundial tendría que existir y yo tendría que ser Barney Stinson. Crece y madura. No vivimos en un país libre (más bien en uno degenerado, pero queda muy bien decir aquello de que todo va bien y que somos desarrollados).

El caso es que si has visto la película, has escuchado la (brutal) banda sonora al menos tres veces (y una poniendo atención mientras veías la película) y además no te cae gordo Giacchino porque, según tú, quitó a tu compositor favorito de aquella “increíble” película de superhéroes animados (a llorarle a mamá o tratar los complejos con los psicólogos, que también tienen derecho a comer cada día) y sigues sin verle chiste a esta banda sonora, bueno, al menos en esa situación no me reiré de ti (reírse es gratis y además alarga la vida).

altPodría terminar aquí mi reseña, pero claro, iría de sobrado (más de lo que ya lo estoy siendo con esta reseña), así que voy a dar las razones de que por qué pienso que Michael sí que ha hecho su trabajo y el señor Abrams ha estado jugando con cuatro ases metidos en la manga. Cero riesgo, todo beneficios.

Para empezar, John Williams siempre debería de estar orgulloso de Giacchino (sí, pero la saga de Star Wars sigue siendo mía,…). El compositor de origen italiano es un aventajado alumno. Primero por que es un friki total de todo lo que el gran icono de la música de cine hace (y más en los ochenta, Giacchino no deja de ser uno de esos niños que también representó Abrams en su nostálgica Super 8). Además, es un defensor a ultranza del sonido orquestal (olé ahí sus pinreles), aunque eso para nada le obligue a hacerlo todo con orquesta.

Esta, precisamente, es una banda sonora donde se prueba que la incorporación de elementos electrónicos, si son bien elegidos y añadidos al resto de la partitura, la mejoran, ver el excelente track “Ship to Ship”.

altPero donde queda clara la veneración que tanto Abrams tiene por el cine de Spielberg o Giacchino por la música de Williams es en el referido prólogo a lo Indiana Jones.

En “Pranking the Natives”, la composición no deja de ser muy Giacchino, pero es que en verdad Giacchino es muy Williams, por lo que todo queda en casa.

Aparte de Williams, Jerry Golsmith, el verdadero creador del sonido Star Trek (sí, antes de Jerry fue Courage, pero ya saben a qué me refiero, ese estilo que ha sido imitado e implantado en la franquicia después por Dennis McCarthy, John Debney, Jay Chataway o Richard Bellis), también estará orgulloso de cómo Giacchino ha entendido musicalmente la franquicia.

Su sonido es revolucionario pero respetuoso a la vez. No hay miedo a salirse de las líneas marcadas anteriormente, ni tampoco en homenajearlas. Básicamente lo que Jerry Goldsmith hizo con el tema de Courage en su momento.

Con la bendición de dos grandes y con todo un camino nuevo por descubrir, Michael Giacchino compone una de sus mejores partituras hasta la fecha para esta película.

Lo importante es que la Enterprise despegue

altYo sé que hay muchos marchosillos de sonidos discotequeros por ahí. De esos que les gusta coger una banda sonora y escucharla. Que salga un temita bueno y repetirlo en el reproductor hasta la saciedad.

Eso sí es una buena banda sonora. Si no tiene tema, es un mero mojón.

Bailemos. No gracias. Ya, si no, para otra vez.

La música de cine tiene un mandamiento básico que muchos olvidan rápidamente: una banda sonora tiene que funcionar principalmente con las imágenes. Para eso es una banda sonora y no la última canción del verano de Georgie Dann.

No es la primera vez que grandiosos compositores del todo a 100, destrozan una película porque su música no esta por encima de las imágenes, no, está por encima del marco de la pantalla del cine de tu pueblo.

Me he salido con mi partitura. Dirán. Yo sí sé componer. Se emocionarán. No como otros, que solo utilizan samplers electrónicos y tienen ochocientos negritos haciéndoles el trabajo en una galera por control remoto.

Sí, hijo, sí, eres muy bueno. Pero no te quiero para mi película. Así te va. Dos películas realizadas en 7 años.

En fin, cada uno con su movimiento.

altYo tengo claro quién es un gran compositor de música de cine. Aquel que es capaz de componer una música perfecta para las imágenes a las que sirve y además aportar una serie de melodías que uno fácilmente pueda escuchar fuera de la sala de cine, en su casa o en una sala de conciertos.

Hombre, claro, yo no tengo la verdad en mi mano. Es mi opinión, pero si has llegado a este nivel de la reseña, es porque te importa dicha opinión (aunque luego vayas de guay y digas que te importa un pimiento lo que el Dr. Elfmaniaco haya opinado sobre cualquier cosa de la que escriba. Ponte a leer lo que escribe el señor Óscar Giménez que seguro es mejor y mas sensato).

Después de esta nueva criba, y ahora que ya estamos dos lectores leyendo esta reseña (yo y mi madre, hola mamá, este domingo voy a comer…), entraré en materia.

La primera vez que escuché esta banda sonora pensé que Michael no había arriesgado mucho, pero preferí contener mi opinión y esperar a escuchar la banda sonora junto a la película.

Esta la vi en los cines Dome de Los Angeles: http://en.wikipedia.org/wiki/Cinerama_Dome

Los americanos no van con pistolas por las calles. No, deja de ver nuestros informativos. Para ellos todavía hay gente en Sevilla haciendo fuego con pedernales. ¡Actualícense, señores!

altLos americanos son muy educados cuando quieren, y aquí en estos cines, te presentan la película explicándote que estarán los primeros 15 minutos de proyección comprobando que la película se ajusta a los parámetros correctos de imagen y sonido. Vamos, casi igualito que el cine de mi pueblo, donde uno llega a hacer apuestas de cuantos cortes de audio y de sonido puede llegar a tener una proyección. El record esta en 231 en una sola sesión.

En estos cines, a pesar de que se le da mucho bombo a la imagen grande y curvada, lo realmente destacable es su sonido. Simplemente apoteósico. De lo mejor que he podido escuchar en mi vida.

Durante el visionado de la cinta uno llega a tener bien claro que uno de los superpoderes mas evidente de Michael Giacchino es su capacidad para ajustarse a las imágenes y además aportar una composición que puede ser disfrutada fuera de esta.

Así desde los primeros compases ya revisados con anterioridad de importantes tintes al sonido John Williams, el compositor americano busca un toque familiar, ya implantado en la primera entrega, pero además, arriesgar con un par de temas nuevos. El primero es el asignado a Khan. Basado en la reiteración de una serie de notas, se muestra elegante y amenazante a la vez. La primera vez que lo escuchamos es al final del tema “London Calling”, con la primera aparición de este personaje.
 

Posteriormente el compositor lo utiliza para hacer un dialogo musical entre Kirk y el en el mencionado corte “Ship to Ship”.

No es un tema fácilmente retentivo, más que nada porque parece un motivo más que un leitmotiv. Puede llegar a pasar desapercibido, pero no con las imágenes, convirtiéndose en una capa musical que induce al espectador a sentirse amenazado.

altAparte del tema de Khan, otro mucho más vistoso y espectacular es el que queda asignado a los klingons. Con el coro como elemento destacable, es mucho mas tribal y caótico que el que Jerry Goldsmith o James Horner creasen para las películas clásicas.

Aparece brevemente, en la única escena donde esta raza de guerreros intergaláctica se cruza por el camino de los héroes y mucho me temo que dará más de si en posteriores entregas (siempre y cuando Giacchino siga como compositor).
 

Aparte de estos dos temas nuevos, Michael utiliza los ya creados en la anterior entrega con una dinámica realmente endiablada, imprimiéndole un sentido vertiginoso y pegadizo que se ajusta notablemente a las intensas imágenes.

El tema de Courage, excelentemente versionado en los créditos finales, tiene ese sello inconfundible del compositor que también acompañó a otras versiones de temas míticos, como por ejemplo el de Misión Imposible de Lalo Schifrin.
 

Star Trek Reloaded

altEs sorprendente escuchar la banda sonora de Star Trek Into Darkness y pensar que esta acompaña a una banda sonora de la franquicia de Spock y compañía.

Su música siempre ha sido mucho mas descriptiva y contenida que el desenfreno al que Giacchino nos invita en esta ultima banda sonora. La profesionalidad del compositor justifica ese giro, pues él se debe en todo momento a las imágenes y estas son un non-stop. Escenas de acción sin respiro que dejan sin apenas momentos para definir a los personajes que forman la flota de la Enterprise.

Ni planetas desconocidos (salvo el magnifico prólogo), ni razas extrañas (salvo los klingons con su anecdótica presencia).

Into Darkness juega sobre seguro a la táctica de cambiar la base de una franquicia que pedía durante años un giro dirigido hacia la acción y menos volcarse en situaciones filosóficas de denso entendimiento y relajado tempo, que es lo que definía a la franquicia pre-Abrams.

Gracias a esto no se ha perdido Star Trek, aunque esta pueda ser una afirmación relativa. A los que amamos la serie original o sobre todo Star Trek: La Nueva Generación, nos queda un poso agridulce.

El problema de que la franquicia llegara al agotamiento no era culpa de su filosofía, sino de la falta de buenos guiones o mejores personajes.

Creo que el equilibro perfecto sería mantener la intensidad que Abrams ha aportado a su nueva versión, sin olvidar que estamos en Star Trek y no en Star Wars. Que se debe de invertir mas tiempo en la presencia de planetas o seres desconocidos y aún más en que la flota estelar no se dedique a masacrar allí por donde pasa, que es básicamente lo que hace en el ultimo tramo de Into Darkness.

Recordemos que la Enterprise basaba su existencia en el estudio de razas y planetas desconocidos. Destrozar naves y ciudades en un alarde de genialidad de efectos especiales es divertido, pero para nada el sustento sobre el que debe de crecer esta franquicia.