Los últimos días

Tras su exitosa experiencia como cortometrajistas, siendo mundialmente premiados gracias a La ruta natural, y su debut en el largo en los USA con Carriers (Infectados), y antes de convertirse en guionistas del nuevo thriller de Tarsem Singh, Selfless, con Ryan Reynolds de protagonista (la historia de un viejo millonario que al borde de la muerte paga a una empresa especializada para que su mente sea transferida a un cuerpo joven, y que al enterarse de la manera en que se obtienen esos cuerpos, se enfrenta a la compañía poniendo en riesgo su propia vida), los Hermanos Pastor, Àlex y David, vuelven a nuestro país para ofrecernos un film que reúne torrencialmente punto por punto todos sus intereses y gustos cinematográficos por la ciencia ficción, los mundos postapocalípticos, la idea del hombre como lobo para el hombre y las historias de amor conflictivas, con toques de aventura, acción, suspense e inquietud, y un excelente pulso dramático, acompañado por una brillante dirección de actores (excelentes y cumplidores José Coronado y Quim Gutiérrez, y muy emotiva Marta Etura) y un aprovechamiento excelso del limitado presupuesto para una producción de este nivel, a la hora de dar vida a un mundo destruido por una nueva variante de agorafobia mortal.

Son…
Los últimos días

Y para dar la cumplida definición musical a los ambientes, texturas, a la tensión y a la disposición melódica de esta historia, el músico más exitoso y con más brillante futuro que ha surgido con fuerza estos últimos años del cine español, Fernando Velázquez, quien iba a ser  el encargado de llevarnos un poco más allá en la catárquica experiencia, haciéndonos descubrir y sentir la parte oculta de esta distopia en una ciudad como Barcelona, y los peligros que aguardan a cada recodo de alcantarillas, túneles subterráneos, edificios abandonados y centros comerciales, transformados en la última frontera.

Fernando divide su composición en dos zonas bien diferenciadas a lo largo del desarrollo de la obra, no complementarias, sino enfrentadas, pero obligadas a, aún a disgusto, convivir la una con la otra, como igual sucede con los protagonistas, en perfecto reflejo del sentir de estos.

Una primera, atávica, dominada por la violencia y la sinrazón, por el peligro constante y la tensión in crescendo, mediante percusiones, atonalidad y arabescos orquestales, y una cuidada orquestación y manejo de los recursos sinfónicos.

Y la otra, más lírica y llena de preciosismo, dominada por un anhelo de esperanza, por el amor perdido y el ansia por recuperarlo, que ofrece la parte más emocional y melódicamente bella y emotiva de la obra.

El compositor se maneja como pez en el agua en ambas, si bien a modo de crítica se podría acusar una excesiva presencia de música a lo largo del film, que provoca en alguna ocasión que la entrada de la misma en los momentos que sí la necesitan no sean tan efectivos, o al menos que lo pudieran haber sido aún más, aspecto que quizá la imposición de los jóvenes directores decidieran sobre el criterio del músico.

La parte temática que recorre los flashbacks de la historia de amor y el puzzle de la relación del protagonista con su novia, que los Hermanos Pastor nos muestran a retazos para que la reconstruyamos mientras la narración avanza, se nos ofrece en temas como el track a modo de obertura “Julia”, en el que Velázquez desgrana el tema de la pareja, que se irá desarrollando paulatinamente…
 

“There’s Something Going On” al piano; hasta el clímax final, “Agoraphobia”, para concluir en “Tomorrow-Morrow”, donde su evolución se transforma en otro tema, un himno a la esperanza de los protagonistas, y quizá en último término, de la raza humana.
 

Por otro lado, encontramos la vertiente más telúrica, más inquietante, la del reflejo musical de la situación del Planeta, que ha atacado a la raza dominante, la humana, propagando a través de las cenizas de un volcán dispersas por todo el globo una nueva variedad mortal de agorafobia que no permite salir a espacios abiertos a todo aquel aún vivo tras la pandemia.

Fernando recurre a la percusión para tensionar y dar ritmo a las imágenes en, por ejemplo, los vibrantes “Run!”, “The First to Go”, “The Hunt”…
 

o el tour de force de “Assault on the Supermarket”, donde sobresale la impresionante aportación de la txalaparta, instrumento muy típico del País Vasco, y que el compositor une de manera sobresaliente a la orquesta, obteniendo una vigorosa melodía en ostinato in crescendo para las escenas en plano secuencia de uno de los instantes por antonomasia del film y la historia.
 

A modo de bisagra entre los dos estilos se encuentra el bellísimo “Even the Rain”, remanso de paz en la trama, reflejo de que la esperanza y la confianza en que el Espíritu Humano puede sobrevivir aun en las peores circunstancias si todos aportamos generosidad y trabajo a la ecuación, debe llevar a las personas a sacar lo mejor de sí mismas, alcanzando elevadas cotas de lirismo, y convirtiéndose por derecho propio en el momentazo de la composición.
 

Asimismo, no podemos dejar de comentar aquellos instantes menos espectaculares, pero necesarios para definir la historia, en los que Fernando se pega a las imágenes, a pesar de que puedan pasar más desapercibidos, como son “What if I Miss?”, “Open the Door”, “Breeding Like Idiots” u “On Hostile Ground”, donde las texturas dominan a los espacios melódicos y la atmósfera se va haciendo más y más irrespirable, logrando el efecto deseado de inmersión en la angustiante situación de los personajes.

En resumen, una muy destacable composición -una vez más- de uno de nuestros compositores más talentosos y queridos por el aficionado, que le debiera llevar a más proyectos en esa línea en la que sabe moverse tan magníficamente, en la que aportar a historias que él sabe apoyar con un sentido musical exquisito, de variado género y condición, un sentido humano acusado y una emoción genuina muy de agradecer.

Partituras con alma, inteligencia y saber hacer artesanal, unidas a un talento fuera de toda duda, que nos llevan a desear lo mejor a este músico, porque sabemos, sin ningún género de dudas, que al igual que a los personajes que se dirigen hacia el horizonte, al final de Los últimos días,

el mañana le pertenece,
y la esperanza no hace sino crecer y hacerse más fuerte
a cada uno de sus nuevos pasos…
Tomorrow-Morrow…