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  A Good Day to Die Hard

(La jungla: Un buen día para morir)
Marco Beltrami
     
Año:   2013
Sello:   Sony Classics
Edición:   Normal
Nº Tracks:   26
Duración:   64:39
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Óscar Giménez

 
1. Yuri Says Hi (02:19)
2. Getting Yuri to the Van (02:14)
3. Jack Makes the Call (02:53)
4. Everyone to the Courthouse (03:09)
5. Court Adjourned (02:19)
6. Truckzilla (Act 1) (03:38)
7. Yippie Kay Yay, Mother Russia! (01:54)
8. Truckzilla (Act 2) (02:00)
9. Father & Son (01:24)
10. To the Safe House (01:51)
11. Regroup (02:30)
12. Leaving the Safe House (01:59)
13. Getting to the Dance Floor (01:34)
14. Too Many Kolbasas on the Dance Floor (03:53)
15. What’s So Funny? (02:30)
16. McClanes Get the Bird (03:00)
17. Scumbags (02:05)
18. Entering Chernobyl (04:07)
19. Into the Vault (02:17)
20. Rubbed Out at the Spa (02:07)
21. Sunshine Shootout (01:37)
22. Get to the Choppa! (02:59)
23. Chopper Takedown (03:26)
24. It’s Hard to Kill a McClane (02:59)
25. Triple Vodka Rhapsody (01:55)
26. McClane’s Brain (02:00)
 
 

Tema de McClane en «Truckzilla (Act 2)»

Tema de los malos en «Rubbed Out at the Spa»

«Sunshine Shootout»

«It’s Hard to Kill a McClane»

 


La acción desbordante y bien trabajada de la propuesta, con tracks magníficos como “Truckzilla (Act 1)”, “Truckzilla (Act 2)”, “McClanes Get the Bird” o “Shining Shoutout”, además del temazo final “It’s Hard to Kill a McClane”. 


La película y el hecho de que tanta acción frenética sin respiro puede saturar a algunos oyentes.


“It’s Hard to Kill a McClane”.

BSOSpirit opina

Nota media: 8,30
 
Ángel Aylagas (8), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (8), Ignacio Granda (9), David Martínez (8), Jordi Montaner (9), Javier Palomino (7), Sergio Rivas (8), David Saiz (8)
 

 
Como un tren de carga sin frenos
 

alt“Como un tren de carga”. Así es como Marco Beltrami describe la quinta entrega de la saga de John McClane, A Good Day to Die Hard, que ha dirigido John Moore. En cuanto el film arranca, ya no hay nada que lo pare hasta que llega a su destino. Por el camino, tiros, persecuciones, tiros, golpes, tiros, explosiones, y más tiros. Docenas de coches destrozados, camiones destrozados, furgonetas destrozadas y hasta algún helicóptero destrozado… McClane e hijo se pasean por Rusia y Ucrania rompiendo todo lo que pueden y cargándose a un montón de “malos”.

altLa jungla: Un buen día para morir es acción pura y dura. Tan pura y tan dura que prácticamente no hay nada más. O más bien nada que valga la pena destacar, porque tratar de profundizar en los lazos paterno-filiales entre McClane e hijo para encontrar algo que comentar en un plano más dramático o emocional es un ejercicio estéril.

altA la película le han llovido palos de todos los colores. No es de extrañar. Como argumento no tiene nada y como película de acción es repetitiva y cansina. Para resumirlo en unas pocas líneas, el hijo de McClane (Bruce Willis), llamado Jack (Jai Courntey), está detenido en Rusia y su padre se dirige a Moscú en su busca. Sin embargo, resulta que el chico es agente de la CIA y tiene como misión sacar de la cárcel a un tipo llamado Yuri Komarov (Sebastian Koch), que tiene información para desenmascarar a políticos corruptos. Total, que el personaje de Bruce Willis llega a la capital rusa justo en el momento en que se celebra el juicio que se aprovecha para la huida de Komarov, se ve involucrado en la persecución subsiguiente y acaba formando parte de los planes de Jack. De hecho, que sea el film más corto de toda la saga es una de sus pocas virtudes reseñables.

altMarco Beltrami ya ha trabajado con John Moore en anteriores ocasiones: Flight of the Phoenix, The Omen y Max Paine. Para A Good Day to Die Hard contó con la colaboración de su inseparable Buck Sanders, pero solamente tuvieron seis semanas para escribir y grabar la partitura. Para aumentar aún más el estrés de la tarea, el director siguió rodando escenas adicionales cuando el compositor ya estaba grabando la música, lo que significaba escribir nuevas piezas y reescribir las ya creadas sobre la marcha.

altPese a todos estos obstáculos, pocos aficionados dudarán de que la partitura de Beltrami es lo mejor de la película. Sus temas son adrenalina pura, vibrantes, contundentes, un despliegue de recursos rítmicos tan apabullante que confirman a Marco Beltrami como uno de los compositores actuales que mejor se mueve en el ámbito de la acción desenfrenada.

Es un tópico decir aquello de que Beltrami es un discípulo aventajado de Jerry Goldsmith, especialmente en cuanto a música de acción, pero es que el tópico es inevitablemente cierto. Y además, escuchar esta banda sonora deja la sensación de que disfruta con este tipo de encargos. En una entrevista, señalaba que a Moore le gustan la música con trompas, metales con sordina, triángulos y bongos, un tipo de score divertido, que suena a setentero y que ni el propio compositor se considera capaz de tomárselo completamente en serio.

altTras las tres primeras películas de John McClane con partituras escritas por Michael Kamen, Beltrami se encargó de la cuarta, Live Free or Die Hard. No estaba mal, pero tampoco fue muy apreciada por los aficionados. Por el contrario, con A Good Day to Die Hard se supera y ha conseguido que su música cale hondo.

altPor un lado, ciertas referencias recuerdan a las bandas sonoras que escribió Kamen. Aparte de ese comienzo con la emblemática Novena Sinfonía de Beethoven –que incluso McClane usa como tono del móvil- al principio de “Yuri Says Hi”, Beltrami reconoce que ha empleado armonías habituales de las bandas sonoras de Kamen para la saga Die Hard, pero que a nivel rítmico su partitura tiene un espíritu muy diferente, “más moderna”, explica el propio compositor.

“Yuri Says Hi” es la pieza que sirve de introducción a la película, con una referencia inicial al “Himno a la alegría” acompañado por sonidos tensos. Cuando acaba esa referencia comienza la acción con una potente frase de violines, percusión y metales con sordina –arrancan los títulos principales-, a los que se unen sonidos electrónicos que hacen crecer el tema en intensidad, mientras distintos personajes se mueven como peones de ajedrez por distintos escenarios para cometer un asesinato.
 

altLa mayor parte de los tracks del disco son temas de acción, alternando fases más frenéticas –las más frecuentes- con fases más tensas, con un predominio claro de la orquesta pero sin prescindir de la electrónica. “Everyone to the Courthouse”, por ejemplo, con la llegada de Komarov al tribunal, se inicia con cierta calma sobre un patrón rítmico electrónico que transmite cierto grado de intriga hasta que los ostinatos de cuerdas toman el mando a partir del minuto 1 y un crescendo de cuerdas que coincide con el momento en que el personaje baja del furgón policial.
 

altAnterior en el disco, aunque posterior en el montaje de la película, “Getting Yuri to the Van” acompaña el primer contacto de McClane con su hijo cuando ya han sacado a Komarov de la sala del juicio. El track incluye el tema de John McClane que creara Michael Kamen y con el que Beltrami salpica un buen número de escenas, sobre todo en clave épica-heroica.
 

En este mismo corte emplea un motivo de seis notas que reutiliza con frecuencia en otros tracks, una frase dinámica incrustada en temas de acción que asocia en todo momento a los movimientos del protagonista.
 

altLa accidentada persecución posterior de camiones y furgones por las calles de Moscú se corresponde con los temas musicales de acción más contundentes y desbocados de la partitura: “Truckzilla (Act 1)”, “Yippie Kay Yay, Mother Russia!” y “Truckzilla (Act 2)”. En ellos Beltrami despliega su amplio abanico de recursos, cambiando y volviendo a cambiar los patrones rítmicos, ajustándolos magistralmente a las imágenes. Es música realmente elaborada, llena de detalles instrumentales variados que dan sensación de continua evolución, y no ese tipo de temas de acción repetitivos que parecen hechos con piloto automático, tan frecuentes en otras películas del estilo.
 

En los tracks citados, el compositor juega con el motivo de seis notas mencionado anteriormente, así como con el tema de McClane, que suena heroico en los primeros segundos de “Truckzilla (Act 2)”.
 

altSiguiendo con los temas de acción, también es de destacar la frenética percusión de “Leaving the Safe House” –que también tiene referencias al tema de McClane-, la potencia de “What’s So Funny?” y, en especial, la espectacularidad sonora de “McClanes Get the Bird”, con padre e hijo esquivando disparos de un helicóptero en pleno Moscú.
 

Poco después la acción se traslada a la central nuclear de Chernobyl. Los temas de intriga se combinan con los de acción en todo el último tramo de la película, donde Beltrami saca más partido del tema de los malos. Este leitmotiv, con sonido amenazador, lo escuchamos al principio de “Entering Chernobyl”
 

También suena en “Into the Vault” en clave fúnebre-dramática, así como acompañado por percusiones de carácter militar en “Rubbed Out at the Spa”.
 

altLos temas de acción del final del film son también espectaculares, como es el caso de “Sunshine  Shootout”, que dentro de su brevedad combina múltiples variaciones melódicas y rítmicas. “Get the Choppa!”y “Chopper Takedown” se emplean en el clímax final. Son piezas potentes, intensas y muy ajustadas a la acción, con inclusiones del amenazador motivo de los villanos y del tema del protagonista.
 

altAl margen de la acción, hay espacio para la emotividad. Poco, es cierto, pero lo hay. En medio del torbellino sonoro de la parte media del film encontramos “Father & Son”, un tema de cuerdas en plan adagio que subraya el intento de reestablecer la relación perdida entre John McClane y su hijo. Es un bello aunque breve tema de largos acordes.
 

No obstante, la joya de la corona es “It’s Hard to Kill a McClane”, un magnífico tema escrito por Beltrami para el regreso al hogar, un himno triunfalista que comienza suave y, con la salvedad de un pequeño interludio, crece de forma magnífica a lo largo de sus tres minutos de duración. Un auténtico temazo.
 

altLos dos tracks finales salen del tono general de la partitura. Son divertimentos del compositor que se acabaron utilizando en los títulos de crédito. La balalaika es la protagonista de “Triple Vodka Rhapsody”.
  

“McClaine’s Brain” fue un experimento nacido como alocada improvisación en clave de jazz con los músicos del estudio, y uso de armónica, saxos y mucha percusión. El compositor ni siquiera tenía intención de mostrárselo al director, pero el último día de grabación se lo dejó oír a John Moore y le gustó. De ahí su inclusión en los créditos y en la edición discográfica.
 

Este par de divertimentos y los dos temas de corte más dramático equilibran la acción desbordante que predomina esta banda sonora, toda una demostración de que se pueden escribir arrebatadores temas de acción variados y compositivamente elaborados combinando concienzudamente los recursos electrónicos y la orquesta sinfónica. A Good Day to Die Hard es una de las primeras gratas sorpresas de este 2013.