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  Silver Linings Playbook

(El lado bueno de las cosas)
Danny Elfman
     
Año:   2012
Sello:   Sony
Edición:   Score en edición digital y CD de canciones
Nº Tracks:   10 – 14
Duración:   20:27 – 45:36
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Javier Palomino Rivilla

 
SCORE – DESCARGABLE
 
1. Silver Lining Titles (3:11)
2. Running Off (2:01)
3. Simple (1:55)
4. With a Beat (2:17)
5. Tiny Guitars (1:01)
6. Walking Home (1:04)
7. Silver Lining Wild-Track (2:57)
8. The Book (0:41)
9. Happy Ending (3:52)
10 Goof Track (1:28)
 
Duración: 20:27
 
SOUNDTRACK – CANCIONES
 
alt
 
1.»Silver Lining Titles», Danny Elfman (3:12)
2.»My Cherie Amour», Stevie Wonder(2:52)
3.»Always Alright», Alabama Shakes (4:04)
4.»Unsquare Dance», The Dave Brubeck Quartet (2:01)
5.»Buffalo», alt-J (3:15)
6.»The Moon of Manakoora», Les Paul & Mary Ford (2:46)
7.»Monster Mash», CrabCorps (3:36)
8.»Goodnight Moon», Ambrosia Parsley, The Elegant Too (4:02)
9.»Now I’m a Fool», Eagles of Death Metal (3:42)
10.»Walking Home», Danny Elfman (1:04)
11.»Girl from the North Country», Bob Dylan, Johnny Cash (3:40)
12.»Silver Lining (Crazy ‘Bout You)», Jessie J (3:24)
13.»Hey Big Brother», Rare Earth (4:45)
14.»Maria», The Dave Brubeck Quartet (3:20)
 
Duración: 45:36
 
 

«Silver Lining Titles»

«Tiny Guitars»

«Walking Home»

«Goof Track»

 


El tono indie, y la ternura y buen rollo que transmite.


Su repetitividad y su falta de evolución narrativa.


Todo el score, por ser variaciones del mismo tema, aunque destacaría el “Goof Track”, sólo por la letra…

 

BSOSpirit opina

Nota media: 7,00

Ángel Aylagas (6), David Doncel (8) Fernando Fernández (8), Rubén Franco (7), Asier G. Senarriaga (7), Óscar Giménez (6), Ignacio Granda (7), Jordi Montaner (8), Javier Palomino (5), Sergio Rivas (7), David Saiz (8)

 

 
El acierto de la música resultona
 

altLa película de David O. Russell (Tres Reyes, The Fighter) está sorprendiendo en las últimas entregas de premios, siguiendo la estela de esas pequeñas grandes películas que aparentemente no tienen mucho que aportar pero que quizá se topan con el corazón de los jurados más que con su mentalidad caprichosa y exquisita, provocando finalmente que el filme acabe en boca de todo el mundo.

Silver Linings Playbook es una de esas películas. Y lo cierto es que no se trata de una película asombrosamente destacable. De hecho, sus nominaciones a los Globos de Oro (con la guapísima Jennifer Lawrence como merecida ganadora del suyo en Mejor Actriz de Comedia) o a los Oscar son las que ponen la nota destacable a la hora de hablar de la película. Sin esas nominaciones seguiría siendo igual de buena o mala, pero desde luego no tendría la misma repercusión. El repentino favor de los premios hacia el filme no tiene mucha lógica más allá del hecho de que estos premios últimamente son de todo menos lógicos. Aunque hay elementos que, si comparamos con otros casos similares (como la propia The Fighter, con la que comparte algo más que su director), pueden dar lugar a cierto razonamiento.

altSe trata de una historia cotidiana, intimista, con su punto poco convencional, que se desenvuelve bien en lo dramático, pero que también cuenta con cierta ternura y algunos momentos cómicos, con un humor más cercano a nuestro día a día que al gag forzado. Por otra parte, aborda temas todavía algo tabú como los trastornos psicológicos y su tratamiento en una familia normal. Además, cuenta con un reparto notable cuyas interpretaciones merecen, mínimo, un buen aplauso, especialmente la citada Jennifer LawrenceBradley Cooper, además de Robert De Niro, que sorprende y enternece a raudales como padre, o Jacki Weaver acertadísima en su papel de madre.

Para situarnos en el contexto, la película se centra en Pat, que vuelve a vivir con sus padres al salir de la institución mental donde estaba ingresado por desarrollar un indicio de trastorno bipolar tras haber dado una paliza casi mortal al amante de su mujer. A pesar de su salida del centro, Pat sigue empeñado en negar la realidad de que su mujer Nikki ya no está en su vida tras ese incidente y se propone recuperarla como sea, tirando de estrategias psicológicas centradas en los hechos positivos, en ese “lado bueno de las cosas” que da título a la película en español. Tendrá que lidiar a diario con sus padres, que sólo pretenden ayudarle, y con la fama que se ha creado a su alrededor. Conocer a Tiffany constituirá un punto de inflexión en su estrategia de recuperación, al desarrollar una compenetración muy natural desde el primer momento. Una chica que se ha labrado una mala reputación y una actitud asertiva y poco sociable, afectada por la muerte de su novio. Actitud que, sin embargo, no supone algo negativo para la mentalidad similar de Pat.

altQuien se ha encargado de poner notas a esta clásica historia ha sido Danny Elfman, aunque bien podríamos decir sin problema que la ha escrito otra persona, porque el compositor brilla por su ausencia. Música introspectiva, de apoyo, más que narrativa, es lo que ha escrito para Silver Linings Playbook. Llamémosla funcional o recurrente, aunque toda música debería ser “funcional” en un punto concreto con respecto a su película. A mí me gusta usar este concepto (quizá erróneamente) cuando notamos que el compositor ha escrito música por indicación de los productores y de los supervisores musicales más que por su propia creatividad y aportación, haciendo muchas veces más caso a la música del inicial temp-track (esa música ya existente que se planta para que los directores vagos consigan dar referencias al compositor sobre qué tipo de música quieren y que muchas veces acaba imponiéndose sobre la aportación original del autor). Se trata de esa música de la que podemos decir en lenguaje coloquial que “le pega” a la historia. Esto se puede notar más, por ejemplo, en la música  que Elfman escribió para The Next Three Days, más elaborada y más cercana a su estilo habitual, pero también algo pobre narrativamente, comparándola con lo que nos tiene acostumbrados habitualmente.

altEn este caso su aspecto “funcional” está en que es resultona para la película, y ya está, no deja huella latente. La historia necesitaba una música bonita sin ser melodramática y alguien tenía que dársela. Ha sido Elfman, pero podría haber sido perfectamente un Thomas Newman o la cara más indie de Mychael Danna. El primero ya compuso un score de este tipo para una película intimista y muy psicológica como es Yo soy Sam o la enorme American Beauty, pero lo cierto es que escribió una música preciosa y muy representativa a pesar de su abstracción en muchos momentos, y que, al contrario que la que nos ocupa, sí es más icónica como tal. Mychael Danna, por su parte, hizo lo propio en Little Miss Sunshine, donde combinó el estilo de su score con el tono musical de la banda Devotchka. La partitura de Elfman para Silver Linings Playbook comparte con ellas ese tono simpático, moderno, introspectivo, cotidiano y minoritario. Así, el score tiene un tono indie que recuerda, por ejemplo, a algunas de las canciones que formaron la banda sonora de Juno, al ya mencionado score de Danna, o al de Nick Urata y Christophe Beck para Crazy Stupid Love.

altDanny Elfman recurre a un tipo de sonido que podríamos calificar de indie mezclado con cierta base jazzística en contadas ocasiones (“Silver Linings Titles”), las únicas veces en las que podemos reconocer algo (poco) del sello Elfman. Incluso tiene detalles de música que podríamos llamar mediterránea, gracias a las armonías que aporta la guitarra. A nivel instrumental encontramos una orquestación de banda, con piano, guitarras, bajo eléctrico, batería y algún sonido eventual de sintetizador, aparte de unos coros (se vienen a la mente las canciones polifónicas de Charlie y la fábrica de chocolate). Elfman logra en varias ocasiones un buen equilibrio entre un tipo de música más terrenal con sonidos que se podrían considerar más psicológicos, más interiores, normalmente de la mano de los sintetizadores; describiendo así la dualidad mental a la que se enfrenta Pat (“Walking Home”). Se reconocen básicamente dos temas distintos que varían sólo en la alternancia de los instrumentos.

A nivel narrativo el score aporta poco al relato. Simplemente aparece y desaparece al antojo del director para subrayar momentos clave en las emociones de los protagonistas. Un aspecto para nada desdeñable, por supuesto, ya que entre las muchas funciones de la música en el cine encontramos precisamente esa. En cambio, en este caso el uso de música preexistente casi aporta más, de hecho, que la música de Elfman. La película se apoya en la canción  “Mon Cherie Amour”, de Stevie Wonder (incluida en el CD editado), que representa directamente las crisis de Pat, al relacionarla psicológicamente con el momento en que sorprendió a su mujer con su amante.

Otra canción preexistente destacable por su uso en la película es el tema “María” del musical West Side Story, al que se hace referencia en un momento dado y que durante la secuencia final del baile vuelve a sonar dentro del ‘mix’ musical con el que bailan, en una versión de The Dave Brubeck Quartet, encontrando su sentido referencial con respecto a esa mención anterior. Otros temas (temazos) usados son “Girl from the North Country” de Bob Dylan con Johnny Cash, o “Now I’m a Fool” de Eagles of Death Metal.

altMás allá de este recurso, y debido al uso de canciones preexistentes, el trabajo musical confiado a Danny Elfman resulta muy pobre, aunque no por ello menos adecuado. La película no exige otro tipo de música, así que en ese sentido la labor del compositor está bien hecha, dejando un score de diez temas que bien podrían resumirse en dos o tres (los que finalmente se escuchan en pantalla). Durante la película, normalmente Elfman se deja oír en conversaciones puntuales de Pat con sus padres o de Pat con Tiffany, situaciones para las que hay  un leitmotiv identificable de su punto de vista, más en su concepto total de acordes que en la frase musical que forman las notas de piano (“Tiny Guitars”).

En cualquier caso, nos encontramos ante un score perfectamente escuchable que, pese a ser no tener ninguna evolución notable, desprende energía positiva por todos los poros, sensación buscada en la propia película y conseguida, entre otras cosas, gracias a la música. Eso sí, pasa por nuestros oídos sin pena ni gloria, aunque no le podemos exigir mucho más de lo que da, puesto que cumple adecuadamente su función en la película, en cuya valoración global positiva no hay duda de que la música ha tenido, como mínimo, algo que ver.