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The Man Who Knew Infinity

(El hombre que conocía el infinito)
Coby Brown
     
Año:   2016
Sello:   Sony Classical
Edición:   Normal
Nº Tracks:   26
Duración:   57:39
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

Reseña por:
Jordi Montaner

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1. Opening Titles (04:24)
2. It is a Home (01:52)
3. Proofs (00:44)
4. Colors You Cannot See (02:58)
5. Dream (01:05)
6. Beach (02:18)
7. Departure & Arrival (03:38)
8. Rooms (02:08)
9. Refuge (01:48)
10. The Wren (02:16)
11. Din, Din, Din (00:54)
12. Umbrella (02:22)
13. In the Temple (02:49)
14. Rations (03:07)
15. Littlewood’s Letter (01:44)
16. Windows (01:07)
17. McMahon (00:55)
18. P of 200 (02:10)
19. Elephant (02:11)
20. Fever (01:39)
21. Set Your Affairs (02:27)
22. Ribbon (03:03)
23. Kite (03:20)
24. Telegram (02:00)
25. FRS (01:19)
26. CE1729 (03:34)

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«Opening Titles»

 

«Refuge»

 

«CE1729»

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La insólita capacidad de Brown para hilvanar en un mismo registro músicas orientales y occidentales, fusionando instrumentaciones y ritmos.

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El planteamiento excesivamente teatral de la película. Los diálogos amordazan demasiada música.

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“Refuge”. Transición musical de Madras (flauta) a Cambridge (orquesta con coros) que pone a prueba el puntillismo de Brown en la composición.

BSOSpirit opina

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Nota media: 7,00

Ángel Aylagas (6), Fernando Fernández (7), Asier G. Senarriaga (7), Jordi Montaner (9), David Sáiz (9)
Oriente-Occidente

themanwhoknewinfinity-posterLa música de la India incluye múltiples variedades de música tradicional (las más populares son la música clásica indostaní y la música carnática), algunas de las cuales vienen ejecutándose regularmente desde varios milenios.

Los occidentales hacemos una música fundada sobre el sistema de división de la octava en 12 semitonos; o sea, 12 intervalos mínimos. Los chinos componen música sobre una serie de 12 semitonos obtenidos por una progresión de quintas consonantes y ordenados dentro de los límites de una octava. Los árabes basan todo su sistema musical en la octava dividida regularmente en 24 cuartos de tono, manteniendo sin embargo alguna correspondencia con el sistema de los 12 semitonos europeos.

themanwhoknewinfinity-3jpgEn el Indostán, por contra, los músicos ejecutan un sistema de sonidos inspirado en la división de la octava en 22 partes no iguales llamados srutis, y esta división (muy antigua, de origen desconocido) tiene consecuencias muy curiosas para los europeos: por ejemplo, la idea de la consonancia (bajo una perspectiva occidental) queda descartada, puesto que entre los intervalos de los srutis sólo hay uno capaz de dividir la octava en dos partes iguales -el 12- y que equivale a nuestra cuarta aumentada (do-fa#); todos los demás intervalos resultan inéditos al oído occidental.

coby-brownPara un compositor de bandas sonoras como Coby Brown esta ambigüedad representa una dificultad de concepto: tanto la asimilación como la interpretación que un músico occidental hace de la música india siempre es por aproximación y no en lectura estricta. Una canción india, una pieza instrumental o una melodía cualquiera concebida en forma de srutis no es representable en el pentagrama clásico europeo ni es ejecutable sobre un instrumento basado en el temperamento.

themanwhoknewinfinity-6Me sumerjo en este arduo debate para ilustrar cómo muchas melodías indostánicas que han pasado a la historia de la melocinematografía (pienso en el mismísimo tema central de James Bond) no son más que transcripciones aproximativas de las cuales el oído europeo no ha aprendido a apreciar su valor musical ajeno a las formaciones modales.

themanwhoknewinfinity-1Los compases binarios y ternarios forman combinaciones de dos a cuatro compases cada una que se repiten. La sistematización de los tipos de compás en siete formas fundamentales -cada una de ellas con cinco variedades- se remonta seguramente a la tradición india más antigua. Mediante la superposición de diversos ritmos se origina una polirritmia típica que se fundamenta en la tala, que significa “palma de la mano” (con los respectivos cinco dedos).

Llama la atención (casi asusta) constatar que Coby Brown no tiene apenas experiencia en la composición de bandas sonoras -sólo una serie documental para la PBS- y que su concurso en esta película se debe exclusivamente al hecho de ser hermano del realizador Matthew Brown.

saishravanamThe Man Who Knew Infinity es un eficaz aunque discreto biopic del matemático Srinivasa Ramanujan, cuyas teorías revolucionaron la ciencia de principios del siglo XX. Ramanujan nació en Madras (India) y vivió en la más absoluta pobreza, hasta que un contable colonial inglés acreditó sus superpoderes a la hora de hacer cálculos y propuso que fuera admitido como estudiante de ultramar en la Universidad de Cambridge justo al inicio de la  la Primera Guerra Mundial. En Cambridge, Ramanujan conoció al excéntrico matemático G.H. Hardy y también a Bertrand Russell, izquierdistas de la época junto a quienes tuvo que hacer frente a los prejuicios y el racismo de Inglaterra.

themanwhoknewinfinity-4jpgCoby Brown va mucho más allá de poner música a las escenas. Explora el sonido correcto para semejante historia, el tono acertado y los instrumentos adecuados. Con un “cheque en blanco” del director y los productores, Brown convoca en los estudios de grabación a Sai Shravanam, Justin Stanley y la Czech Film Orchestra para organizar un alegato musical multicultural a base de combinar una flauta india (veena), con la percusión de cencerros, coros vocales y una orquesta…

themanwhoknewinfinity-2Puede que gran parte del mérito de esta banda sonora corresponda al intérprete de flauta y tabla Sai Shravanam. Shravanam había participado ya en la oscarizada Life of Pi, pero su vocación melocinematográfica arranca de cuando tenía sólo seis años y quedó fascinado por un anuncio de té en la televisión al que había puesto música Zakir Hussain. Sus padres decidieron poner al joven Sai en manos del maestro Hussain, con quien acabó vinculado en la cátedra de música de la Universidad de Madras. Shravanam estaba obligado a tomar parte en este homenaje del cine a Srinivasa Ramanujan a los 96 años de su fallecimiento, habida cuenta que tanto la familia del músico como la del matemático proceden de la misma villa: Kumbakonam, y se habían conocido. Cuando Shravanam se enteró de que iban a hacer una película sobre Ramanujan, se puso de inmediato en contacto con el director y, a continuación, con Coby Brown. El músico hindú propuso a Brown un repertorio clásico de sonidos de su tierra en base a instrumentos tradicionales: veena, mridgangam, morsing, ganjira, ghatam, campanas de distintos registros y percusiones varias. Para sorpresa de Shravanam, Brown quedó prendado con el ofrecimiento y se embarcó en una larga odisea de sesiones de estudio y grabación de 24 horas al día que dio comienzo en marzo del 2015. “De noche,” explica Shravanam, “tocábamos instrumentos indios; de día, Coby trabajaba con la orquesta”.

themanwhoknewinfinity-5Quiso el destino que Shravanam tuviera que abandonar las sesiones por espacio de varias semanas para volver a la India, donde su padre había enfermado. Brown, a este respecto, decidió paralizar el trabajo y reanudarlo cuando Shravanam regresara a Inglaterra. “La música occidental tiene una armonía vertical, y la de la oriental es horizontal”, cuenta Shravanam, quien agradece a Brown su interés por dotar a la banda sonora de una carpeta de registros musicales tan híbrida como respetuosa con el carácter musical de cada tradición. Brown, por su parte, agradece a Shravanam su implicación y su comprensión hacia el propósito del compositor; “no en vano, Shravanam en hindú significa escuchar”.