Magnífico equilibrio entre acción y suspense |
|
Cada cual con sus gustos. A algunos les gustará más y a otros menos. Pero a estas alturas es innegable que ese pequeño proyecto, casi gamberro, que pergeñaron Jaume Balagueró y Paco Plaza (probablemente los dos directores más destacados del cine de género de nuestro país) llamado [REC] es una de las sagas de terror modernas más conocidas. Su éxito incluso en Estados Unidos, que provocó un remake en aquellos lares llamado Quarantine, hizo que la serie fuera creciendo. Pero siempre lo ha hecho dentro de un límite controlado por sus creadores.
La existencia de su segunda parte vino provocada por parte de una idea basada en los videojuegos, que les daba continuidad a su idea gamberra. Y volvió a funcionar. Pero ellos decidieron ser los responsables también de acabar con la misma, creando dos proyectos, esta vez sí, independientes para cada director. Ahora con las ideas y estilo propio de cada uno. En un inicio la idea era que Paco Plaza rodase el origen de todo y Balagueró su final. Incluso en un principio se pensó en llamarlas “Alfa” y “Omega”, Principio y Fin. Pero finalmente se han convertido en dos películas que aportan su punto de vista independiente al mundo creado por los directores.
Por eso también los propios proyectos han crecido, pasando del estilo “found-footage” inicial a un estilo más cinematográfico. Para algunos aficionados eso será mejor y para otros peor. Pero para los aficionados a la música de cine, el resultado es de agradecer, ya que nos ha proporcionado dos estupendas bandas sonoras, donde antes no había música. Ya Mikel Salas nos ofrecía en [REC]3 – Genesis todo un deleite de acción y suspense, con su punto de emoción. Y ya entonces Arnau Bataller añadía su granito de arena, orquestando la misma. Ahora llega a nuestras pantallas el último capítulo, con Bataller tomando las riendas en otra estupenda muestra de banda sonora de género, con nada en absoluto que envidiar a lo que nos llega desde Estados Unidos.
En esta ocasión la película se desarrolla casi por completo en un barco, pero con alusiones a lo ocurrido en anteriores momentos de la saga, para ir cerrando todos los lazos de la historia en su conjunto. Y al igual que ocurría con la anterior película, se pierde el elemento de agobio y terror de las dos primeras, para ganar en cuanto a tensión y acción con sus buenas dosis de violencia. Por ello, la música no se preocupa en crear una atmósfera terrorífica, sino en proporcionarnos una estupenda base de ritmo y suspense para la historia. El resultado es una banda sonora con un estupendo ritmo. No se trata de 100% acción sin freno, sino que encuentra un buen equilibrio entre los estallidos orquestales, acompañados con una percusión brutal, y los momentos de tensión y suspense, con elementos electrónicos creados por el propio compositor.
La música en general nos mantiene en un estado bastante oscuro y deprimente. Curiosamente para nada busca convertirse en un refuerzo al claustrofóbico encierro en el barco. Todo lo contrario, la música es bastante más expansiva de lo que podía pensarse. Pero sí que es verdad que siempre buscando mantener un elevado tono dramático y tremendamente depresivo. Si fuéramos estrictos, buena parte de la duración de la banda sonora la ocupa música de suspense y tensión. A veces más intensa y otras menos. Con la sección de cuerdas de la orquesta trabajando sin cesar arriba y abajo. Las mejores muestras de lo que comento pudieran ser las dos partes de “The Infection”. Con la orquesta realizando breves apariciones puntuales, que van creciendo en intensidad. Sin embargo, la contención es exquisita. No termina de estallar nunca, excepto en el acorde final de cada subida. Para quien lo escucha, es como si el compositor jugara con él, sin darle en ningún momento oportunidad de desahogo. Gran control del tempo y los ritmos.
Todo este estilo lo encontramos en piezas como “Angela’s Show”, “Recovering the Tape” o la música que acompaña a momentos de las películas anteriores como “The Medeiros Girl”. En estas además es donde también apreciamos cómo Bataller añade un ritmo electrónico a todo el cuerpo orquestal. Ese ritmo proporciona esa sensación propulsiva y de avance a la música que tan bien funciona en este tipo de películas. Y además es lo que sirve de hilo conductor para dar paso a los momentos de acción sin freno con que nos asalta la banda sonora. En ocasiones dicha acción es más bien ambiental. No es desahogo de tensión para el aficionado. Es acumulación de carga y de aún más tensión, como ocurre en “First Attack”.
Pero en otras ocasiones, la partitura sí que nos proporciona esa descarga de tensión acumulada. Esa irrupción repentina de la percusión y la batería con un ritmo frenético en “Inside the House” es la primera muestra. Rompiendo de repente una atmósfera contenida, se desata la locura con las cuerdas y metales disparándose sin freno. La sensación en ocasiones es de auténticos ataques repentinos de rabia y explosiones de tensión acumulada como en “Fighting” o la final “Escaping”. Aquí sí que la acción tiene tintes resolutivos. Principalmente porque en la partitura sí aparecen breves toques de un motivo emocionante en la música.
Dicho motivo queda introducido muy claramente en la inicial “Countdown”, una de las piezas destacadas de la banda sonora. Introducido en cuerdas, los vientos comienzan a desarrollar una línea melódica que va creciendo en brillo e intensidad de manera paulatina. Es el único elemento emocional de la banda sonora. El mismo, en ocasiones, hace minúsculas apariciones en momentos como el final de “Fighting” o los momentos centrales de la segunda parte de “Infection”. Es únicamente una ligera pincelada que salpica la partitura. Hasta que llegamos a “Nick the Hero”. La música se identifica con este ferviente admirador del trabajo de Ángela que se encuentra en el barco, y que en esta pieza nos introduce de lleno en la conclusión de la película. Con más fuerza que en su presentación inicial, la sensación de resolución, e incluso de cierta esperanza, gana peso. Por supuesto que no elimina o cambia en absoluto ese tono depresivo que mencionaba al inicio. Pero desde luego toda la parte final de la banda sonora, gana en carácter con la presencia de este motivo.
La verdad es que la banda sonora se disfruta de principio a fin. Es una estupenda muestra de cómo se puede realizar una magnífica partitura de acción y suspense. Y además sacar la música de ese carácter prefabricado con que nos llega la gran mayoría de este tipo de productos. El que una película sea de género, y sea un capitulo avanzado de una saga, no tiene por qué mostrar síntomas de cansancio o despreocupación en su desarrollo. No es excusa. En esta ocasión Arnau Bataller retorna al mundo de estos zombis hispanos demostrando que ni género ni continuaciones son sinónimos de baja calidad. Una estupenda banda sonora que encantará a los aficionados a la música de acción.
|
No hay comentarios