El maestro Velázquez imparte una lección |
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La película
La segunda película de Oskar Santos ha supuesto un giro de 180 grados respecto a su ópera prima El mal ajeno. En su segundo largometraje, el director bilbaíno ha traido a la vida a los personajes más emblemáticos del dibujante José Escobar: los hermanos Zipi y Zape. Eso sí, los nostágicos que busquen en esta película el imaginario creado por el dibujante barcelonés que se olviden de dicha intención, pues en esta aventura de los traviesos gemelos no van a encontrar nada de eso (tampoco es necesario, bajo mi punto de vista), sino una historia que homenajea muy directamente a películas de aventuras de los años ochenta tales como The Goonies, las primeras de Indiana Jones y alguna que otra película mítica de nuestra infancia y adolescencia. Aunque algo muy importante del espíritu del cómic sí está ahí: la rebeldía de los niños ante las imposiciones dictatoriales de los adultos. Que dicho sea de paso, también es evidentemente un mensaje muy adulto. Pero no nos equivoquemos, Zipi y Zape y el club de la canica es una película de niños hecha para niños. Y aquellos que vayamos a verla, con toda seguridad será porque acompañamos a nuestros hijos.
La historia es sencilla y de manual: Zipi y Zape, son internados en el colegio Esperanza, donde los juegos están prohibidos. Allí, junto a los amigos que hacen fundarán el Club de la Canica, el cual desafiará la autoridad de los adultos. Y descubrirán un misterioso secreto que se oculta en el colegio para vivir una emocionante aventura.
Al margen de la sencillez de la historia, el aspecto técnico es impecable. Fotografía y efectos no tienen nada que envidiar a algunas supuestas superproducciones que nos llegan del otro lado del Atlántico. Aunque lo que realmente brilla con luz propia es la música compuesta por Fernando Velázquez para esta película, que potencia las imágenes y las acompaña a la perfección sin que nunca se superponga a ellas o las deje huérfanas de discurso musical.
El score
Como bien reza el título de mi reseña, Fernando da una lección de cómo crear una banda sonora en Zipi y Zape, y no se anda por las ramas a la hora de explicárnosla. Minuto uno de película: las voces de los hermanos nos ponen en antecedentes bajo el sonido de la flauta, seguida del piano en la presentación de Filo en el autobús y la irrupción de la orquesta en todo su esplendor en la primera vista que tenemos del Esperanza. Es el tema 2 del disco: «Prólogo y llegada al Esperanza» y primer gran track.
«La vida en el Esperanza» es otro tema a destacar por lo bien que describe el día a día de los protagonistas en el internado, con una melodia superalegre en la que la protagonista es la sección de cuerdas y que termina por unos segundos en una pincelada de tema de amor.
Con un absoluto protagonismo del fagot acompañado de percusión, «El Club de la Canica» es otro de los temas a destacar. Dicho instrumento nos hace ser espectadores durante minuto y medio de la formación del Club por parte de los cuatro chicos para, en los últimos momentos, hacer su aparición la orquesta dándole ese toque de gran camaradería y complicidad a la escena.
Para todo el bloque de la película que desarrolla la trama e investigación del secreto del Esperanza por parte de los protagonistas, Velázquez aplica una música con aires misteriosos a la vez que divertidos. Temas como «Aventura nocturna», «El monstruo», «Una historia de piratas», «El mapa» o «Casilla de salida» nos hacen rememorar esas películas ochenteras que mencionaba al principio del texto, en un claro homenaje a todas ellas, con pasajes que a mí particularmente me recuerdan mucho a esa otra joya que es Young Sherlock Holmes, de Bruce Broughton. Eso sí, son temas que tienen su propia personalidad y la seña de identidad de la música de Fernando está ahí.
En la parte final del disco encontramos los dos que para mi gusto sobresalen por encima de los demás. Uno es «Jugar», en el cual, nunca mejor dicho, Fernando juega con la orquesta llevándola por momentos trepidantes de acción a otros más de intriga y mezclándolos con algunos toques de «cartoon» al más puro estilo Tom y Jerry. El otro tema es «El tesoro de Esperanza», que sigue la línea de «Jugar» para, en el minuto 2:27, mostrarnos en todo su esplendor durante un minuto el magnífico tema con flauta y oboes asociado al antiguo director del centro y su gusto por el juego y los juguetes. Luego retoma la parte dramática con el resto de la orquesta y finaliza en una bellísima parte con las cuerdas, celesta y algo de coro, que enlaza perfectamente con «Esperanza Toys», tema en el que vuelve a escucharse el bello motivo asociado al personaje interpretado por Álex Angulo.
Y cerrando la película tenemos «El mejor verano de nuestras vidas», tema en el que el protagonista es el tema de Zipi y Zape, que podemos escuchar también en la pista 1 del disco y que supone un broche que resume muy bien lo que ha hecho y sentido Fernando durante la composición de esta magnífica partitura. Se ha divertido, ha jugado con música y orquesta y el resultado no puede ser más bueno.
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