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  On the Road

(En el camino)
Gustavo Santaolalla
     
Año:   2012
Sello:   The Verve Music Group
Edición:   Normal
Nº Tracks:   19
Duración:   49
     
Ficha IMDB
 
 
 
 

Reseña por:
Jordi Montaner

 
1. Sweet Sixteen (Greg Kramer)
2. Roman Candles
3. Yep Roc Heresy (Coati Mundi)
4. Reminiscence
5. Mean and Evil Blues (Dinah Washington)
6. Lovin’ It
7. The Open Road
8. A Sailboat In the Moonlight (Billie Holiday)
9. Ko-Ko (Charlie Parker)
10. Memories/Up To the Speed
11. I’ve Got the World On a String (Ella Fitzgerald)
12. That’s It
13. Keep It Rollin’
14. Salt Peanuts (Charlie Parker)
15. Heat That Jive Jack (Slim Gaillard)
16. God Is Pooh Bear
17. Death Letter Blues (Son House)
18. I Think of Dean
19. Jack Kerouac Reads On the Road (Jack Kerouac)
 
 

«Roman Candles»

«Lovin’ It»

«God Is a Pooh Bear»

 


La música es fiel al libro (más aún que la película) y a las claves musicales contenidas en él.


La música no es fiel a la película. Santaolalla utiliza las gafas de cerca y desatiende la gran pantalla.


“Jack Kerouac Reads On the Road”. Es como si Cervantes en persona explicara su punto de vista frente al Quijote.

 
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Herejía
     

altHay libros con una puesta en escena arriesgada. On the Road, la “novela-talmud” de la contracultura estadounidense, es uno de ellos. La idea sedujo al propio Jack Kerouac, que pretendía, seis años después e haber escrito el libro, llevarlo al cine de la mano de James Dean y Marlon Brando. En 1978 Francis Ford Coppola compró los derechos de la novela con la intención de hacer una película, pero esa idea quedó aparcada en un cajón hasta que la maltrecha productora Zoetrope pasó el encargo al director brasileño Walter Salles, tardando casi una década en rodar el proyecto.

Cuando Jack Kerouac apareció por los ambientes más intelectuales de Nueva York con On the Road escrita en un rollo entero de teletipo, concebida de un tirón, nadie tomó en serio la peripecia; pura guasa. Corría el año 1957 y el país despertaba de una borrachera post segunda guerra mundial, con resaca y crisis de identidad incluidas. El libro, sin embargo, abrió las puertas a una generación de novelistas y poetas místicos, hedonistas, amantes del alcohol, la marihuana, el jazz y la desinhibición sexual. Una generación llamada beat (término acuñado por el propio Kerouac) que sentó las bases del movimiento hippie en San Francisco, California.

altSólo hay una vida que debe vivirse a tope, experimentando, matando el tiempo como en la combustión de un candil. Libertad y velocidad, paz y remordimiento, belleza y horror, todo en la carretera y bajo el gran cielo azul.

Salles ha optado por una película currada, preciosista (buena fotografía del francés Eric Gautier), rica en detalles, pero torpe en su desarrollo. Los secundarios (Kirsten Dunst, Viggo Mortensen, Amy Adams, Tom Sturridge o Steve Buscemi) ponen el listón interpretativo muy alto para los jóvenes Sam Riley, Garrett Hedlund y Kristen Stewart, el trío protagonista. Pese a su antigüedad, Easy Riderresume mucho mejor el talante de los beats en el celuloide que esta adaptación original del libro de Kerouac.

altDecía Jean-Luc Goddard que una de las mejores formas de poner a prueba a un actor es pedirle que encienda un cigarrillo y lo fume. Ni Sam Riley ni Garrett Hedlund (mejor Kristen Stewart) deben de haber fumado mucho… Por no hablar de otras prácticas hoy denostadas pero que hicieron historia y levantaron polvaredas entre los beat.

La música

altPor aquel entonces Charlie Parker llevaba el compás… Su jazz innovador, irreverente, llenaba cavas a un lado y otro del país. Su estilo salvaje, repercutido, su ritmo de 4-2-4, hizo escuela. Santaolalla cuelga su guitarra para ofrecer una colección de piezas de jazz muy ad hoc. Piano, clarinete, bajo y, por supuesto, percusiones de toda índole, visten una BSO que podría haber firmado el mismísimo Lalo Schifrin. Un sonido vintage, anticuado pero también fresco. La pieza “God Is Pooh Bear” (Dios es un osito de peluche) es la más genuinamente beat del repertorio.

La banda sonora, mérito de la supervisora musical Lynn Fainchtein, incluye el top ten de Kerouac en su travesía de costa a costa de los Estados Unidos en tiempos de Truman.

Gustavo Santaolalla

altCon dos Oscars de Hollywood en sus vitrinas, se da la circunstancia de que Gustavo Alberto Santaolalla no sabe ni leer ni escribir música.

En su país natal, Argentina, este músico de 61 años es más famoso como productor y arreglista de Café Tacuba, Molotov, Julieta Venegas, Juanes, Jorge Drexler o Maldita Vecindad que como compositor de películas. Fue a raíz de su estancia en Los Ángeles, hace ahora veinte años, que Santaolalla entabló relación con una generación de directores latinos catapultados por el Festival de Sundance y se agenció un lugar entre los compositores de Hollywood y la música de cine.

On the Roades un trabajo interesante, inspirado, fiel al jazz que se hacía hacia la mitad del siglo pasado; pero la película de Salles evoca en la mayor parte de sus 139 minutos la pureza de la amistad y los espacios abiertos, la experiencia salvaje y la trascendencia. La música de Santaolalla se antoja aquí demasiado urbanita, cosmopolita, poco inocente.