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Michael Nyman, Cronología de un... ¿minimalista?

Michael NymanMichael Nyman (1944) es uno de los compositores más importantes del panorama actual. Sin haber ejercido la influencia de un Philip Glass ni haber compuesto temas para el cine que pudieran haber alcanzado la categoría de himnos, como es el caso de un John Williams, Nyman se ha abierto camino poco a poco, se ha creado una amplia base de seguidores y pese a ser un compositor amado y odiado a partes iguales, sus discos se convierten en éxitos allá donde se lanzan y sus solicitadísimos conciertos en directo se llenan. Diseñadores, artistas y arquitectos se lo disputan para musicar sus exposiciones y sus fans esperan con ansia sus nuevos trabajos, no importa si son bandas sonoras, cuartetos de cuerda, operas o trabajos experimentales. Todo lo que huele a Nyman parece ser una señal de éxito.

El Comienzo de la Historia

Como adolescente, Michael Nyman estudió música en la Royal Academy of Music, bajo la tutela del profesor comunista Alan Bush y en el King’s College dirigido por el muy eminente y prestigioso Thurston Darst. Éste último estaba especializado en el Barroco Inglés de los siglos XVI y XVII y le enseñó las claves en las que se basaba aquella música: maneras del contrapunto, repeticiones y todas las características de la instrumentación de aquel tiempo.

Sin embargo, Nyman estaba bastante cansado de la tónica pop sesentera que se vivía por aquellos años en Inglaterra, al tiempo que las composiciones clásicas tampoco le decían nada. Es por eso por lo que decidió dedicarse a viajar por Europa y recolectar información sobre el folk Rumano y luego meterse en la crítica musical, y es ahí donde saltó (relativamente) a la fama.

Michael, "The Spectator" y los Minimalistas

minimalismo
1 m. Tendencia artística que reduce al máximo sus medios de expresión.
El periódico británico “The Spectator” tenía en sus filas a un Nyman totalmente dedicado a la crítica, habiendo dejado de lado todos sus experimentos como compositor, y he aquí que un día recibió el encargo de reseñar a Cornelius Cardew y su trabajo “The Great Digest”. De pronto a Michael se le ocurrió nada más y nada menos que aplicar el término “minimalista” a una obra musical -dicho término se venía aplicando hasta ahora a otras formas de arte-.

Esa crítica fue una revolución, ya que desde ese momento el término se ha utilizado, reutilizado, sobreutilizado, abusado, manoseado... vamos, que actualmente es una de las palabras más desvirtuadas que conozco. Últimamente parece estar de moda etiquetar de minimalista a un compositor sólo porque repite la misma frase musical varias veces en un momento dado.

Aunque sería discutible si la palabra puede aplicarse por ejemplo a parte de la música electrónica moderna diseñada exclusivamente para discotecas, que tiene a bien de autoetiquetarse “techno minimal”, lo que es seguro es que si nos atenemos al significado literal, podemos encontrar muchas obras minimalistas.

Cualquiera que escuche las “Variations” de Steve Reich o muchas otras obras suyas caerá rápidamente en la cuenta de la diferencia entre lo que es minimalista y lo que nos quieren hacer tragar como minimalista.

Steve Reich es un músico minimalista. Gran parte de la producción de Philip Glass es minimalista (una banda sonora como “The Hours” tendría por ejemplo su carga minimalista casi anulada por completo, lo que no quiere decir que otras obras como “Einstein at the Beach” no puedan ser -o simplemente tener pasajes- completamente minimalistas). Incluso el belga Wim Mertens parece tener algo que decir, contando con obras en las que lleva el concepto de lo minimal casi hasta la extenuación.

Pero que un compositor tenga una obra minimalista no le convierte automáticamente en “músico minimalista”. ¿Por qué al propio Nyman le disgusta que le etiqueten así cuando él mismo acuñó el término para referirse a la música? Pues bien, porque una cosa es decir que su pieza “Bell set” es minimalista, pero extender el término hasta afirmar sin pestañear que “El Fin del Romance” es minimalista, significa no haber entendido mucho (o nada).

La definición que nos da el diccionario es clara: “tendencia artística -música en este caso- que reduce al máximo sus medios de expresión”. Vamos a ver... las notas prolongadas hasta el infinito de La Monte Young eran minimalistas. La orquesta sinfónica con la Michael Nyman Band tocando “Musique a Grande Vitesse” NO es minimalista.

Explicándolo con un poco mas de claridad: Minimalismo y reiteración NO son sinónimos. Es cierto que la música minimalista puede incluir reiteración (aunque no es algo obligado) pero a la vez, la música que incluye reiteración no tiene por qué ser minimalista. ¿Suena complicado?

De todas formas, no me detendré mucho a analizar el verdadero significado de “minimalismo”, porque lo considero como una parte anecdótica de lo que nos toca. La música de Michael Nyman posee unas cualidades fuera de cualquier etiqueta, da igual que sea música minimal, barroca, clásica o casio-pop.

Si alguien está realmente interesado en los aspectos teóricos en este campo, es recomendable la lectura del libro ”EXPERIMENTAL MUSIC. Cage and Beyond” (ISBN 0521653835). Dicho ensayo escrito por Nyman acaba resultando en mi opinión una lectura demasiado técnica y que insiste demasiado en unas gentes y unas maneras que mal que le pese a él, ya no están de actualidad. Pero el texto queda como un testigo de una época donde se intentó hacer avanzar de golpe (a veces a trompicones) a un arte -la música- que llevaba cientos de años de retraso con respecto a otras artes. El libro no habla del propio Nyman como músico (al fin y al cabo fue escrito en 1974) y puede resultar bastante pesado para quien no esté familiarizado con los intentos de renovación que llevaron a cabo pioneros como John Cage o La Monte Young. Estos señores muchas veces distaban de ser los genios que los estudiosos nos quieren hacer ver, y simplemente se quedaban en meros experimentadores con ideas interesantes que a veces supieron plasmar de manera brillante y otras veces se quedaron en la mera broma pedante.

Pero insisto en que dicha lectura queda como mera anécdota, ya que la música del autor no encuentra ninguna explicación dentro de las páginas de su propio libro, así que lo ideal ahora sería hacer un repaso a su obra musical. Un repaso cronológico con breves reseñas que, espero, sirva para introducir a nuevos oyentes en la música de Michael Nyman, y completar conocimientos a la vez que despertar el interés por nuevas obras en todos aquéllos que ya le conocían por sus obras más populares. Quiero advertir que mi cronología no pretende ser exhaustiva ni funcionar como discografía, sino que comentaré simplemente sus obras más representativas de cada año (sean bandas sonoras o no). Si alguien quiere una discografía, al final de este articulo hay una selección de paginas web a la que puede remitirse.

1976

Decay Music Decay Music

Su disco debut producido por Brian Eno para su sello de música experimental. Ni Brian ni Michael engañan a nadie: dos temas de aproximadamente media hora cada uno que llevan al máximo la experimentación y búsqueda de nuevas formas musicales. El primer tema, “1-100”, es un equivalente casi matemático que Nyman crea para servir de paralelo a una idea de Peter Greenaway para el corto del mismo nombre. Si en “1-100” Greenaway nos muestra esos cien números en contextos diferentes, el acompañamiento de Nyman es nada más y nada menos que un acorde distinto por cada número, lo que convierte a la pieza en una aburrida sucesión de cien acordes con un valor únicamente experimental pero de casi nulo disfrute musical.

La segunda pieza (Bell set nr.1) es un juego de campanas que llega a hacerse bastante pesado y que nos quiere demostrar las cualidades de un set de campanas que nuestro hombre compró en Turquía. Hay que ver...

1981

Colabora en dos álbumes muy interesantes (From Brussels with Love y Miniatures) aportando sendas piezas. Especialmente brillante resulta el “89-90-91-92” que compone para el segundo, con una duración de un minuto y una prodigiosa demostración de habilidad para el cambio de tempo.

1981

Michael Nyman Michael Nyman

Su segundo álbum es al mismo tiempo su primer disco con algo que decir en el terreno de lo musical. Alucinado por las posibilidades de “Campiello Band” (banda que él juntó para adaptar unas canciones del siglo XVIII por encargo, y que según él era “una banda callejera amplificada”) la rebautiza como “The Michael Nyman Band” y se pone manos a la obra para componer repertorio para tocar. En este álbum encontramos piezas que se convertirían en clásicos, como “In Re Don Giovanni” o “Bird List Song”. El sonido de este álbum es seco y primitivo. Ya podemos encontrar los rasgos de Nyman que le harían famoso, pero todavía suena demasiado radical y recargado. Todavía es un Nyman minoritario.

Como curiosidad, el mismo año editó un álbum llamado “Mozart” que no era otra cosa que una reedición de algunas piezas de su disco anterior, renombradas y con el orden alterado.

1982

The Draughtsman's Contract The Draughtsman's Contract

Su primera gran banda sonora y para muchos hoy todavía una de las mejores. Parece un cliché hablar de Purcell a estas alturas (no hay estudio de este disco en todo el planeta que no lo mencione) pero es que parece algo obvio, después incluso de que el mismo Nyman hable abiertamente de cómo su música iba a ser una obra completamente a la manera de Purcell, aunque junto con Greenaway decidió que dado que la película era un pastiche, lo mejor sería dotarla de unas cualidades musicales que tendrían a Purcell en una mano y al propio Michael en la otra.

Y el resultado de todos los estudios de Nyman sobre el gran compositor barroco, fue una banda sonora con temas brillantes entre los que sobresale “Chasing sheeps is best left to sheperds”, que ya es un clásico de su repertorio y que los lectores españoles recordaran por haber sido utilizado en un anuncio de Telefónica Movistar, y años atrás como sintonía del programa de Mercedes Milá “Queremos Saber”.

No le va a la zaga el vals de “The Disposition of the linen”, y en general todos los temas forman una obra que todavía suena actual y aunque su instrumentación pueda sonar un tanto recargada y machacona, su construcción melódica no tiene desperdicio.

1985

The Kiss and Other Movements The Kiss and Other Movements

Uno de sus trabajos no cinematográficos “sólo para fans absolutos”, ya que las inusuales orquestaciones pueden asustar a más de uno que no esté familiarizado con su estilo. Y es cierto que es un disco difícil y a primera vista demasiado intelectual, pero la recompensa llega con el ultimo tema: “Synchronizing”, un festín orquestal y eufórico por el cual merece la pena el precio del CD completo.

Zoo: A Zed and Two Noughts Z00: A Zed and Two Noughts

Una banda sonora más para un largometraje de Peter Greenaway. Aquí se mantiene en unas orquestaciones neutras, sin sobresaltos o salidas de tono radicales... excepto por el tema que abre y cierra el disco (Angelfish Decay y L’Escargot, respectivamente). Un juego rapidísimo con el harspicordio y el violín cuya velocidad alcanza proporciones increíbles. Lo que en un principio puede dar la impresión de ser cacofónico, es una construcción planificada con una mente matemática y ejecutada con una habilidad sobrehumana por el propio Nyman al harspicordio y el maestro Balanescu al violín.

1987

The Man Who Mistook His Wife For A Hat The Man Who Mistook His Wife For A Hat

Uno de los puntos álgidos en su carrera. Adaptando la famosa novela homónima de Oliver Sacks, Nyman construye una ópera de cámara con una instrumentación discreta pero efectiva y un libreto brillante que le debe mucho a la novela original: La historia de un neurólogo tratando a un cantante con una enfermedad que le impide reconocer lo que ve (de ahí la escena que da título a la obra, donde el protagonista se dispone a abandonar la consulta del doctor y confunde la cabeza de su mujer con la percha donde colgó su sombrero). Musicalmente tiene muy buenas ideas, es simple, agradable y sin sobresaltos. No es indispensable entender el texto para disfrutarla, pero entendiéndolo gana muchos enteros, gracias a una historia que se nos presenta interesante, divertida a veces y sobretodo muy llevadera.

1988

Drowning by Numbers Drowning by Numbers

Si en The Draughtsman's Contract parecía obligado citar a Purcell, aquí es un deber mencionar a Mozart. Es cierto que la música está basada en maneras del genial compositor austriaco, pero para un oyente normal y corriente a veces es mejor dejar de lado toda la matemática con la que Nyman planea sus obras, y centrarse únicamente en el resultado final.

Y el resultado final aquí es más melancólico y dramático que en los otros dos largos para Greenaway. La sección de cuerda es omnipresente y los vientos y metales han perdido el papel principal que tenían en The Draughtsman's Contract. Es una banda sonora más ligera, pero no por ello más fácil de escuchar. A ratos es densa, y pese a que el tema final, “Endgame”, es un prodigio lírico, a muchos oyentes estos 53 minutos les pueden parecer aburridos. La melancolía y el lirismo son todavía algo fríos y distantes. Es bella pero no cercana.

1989

The Cook, The Thief, His Wife and Her Lover The Cook, The Thief, His Wife and Her Lover

Impresionante partitura con un sonido solemne que se adecua como un guante al film de Greenaway. Si bien es cierto que el tema “Memorial” no fue compuesto especialmente para la película, nadie lo diría después de ver el perfecto resultado de casar música e imágenes. Especialmente brillante resulta el tramo final del tema, con el saxo emitiendo un sonido semejante a un grito para acompañar la aplastante escena con la que se cierra el film. Uno no puede por menos que quitarse el sombrero ante tamaña demostración de talento. No se queda atrás el “Miserere” y los otros temas de carácter más secundario, sobretodo el precioso “Coupling”.

Ese mismo año se editan diversos trabajos como “Out of the ruins”, pieza coral para un programa de la BBC, “And they do / Zoo Caprices”, compilación de trabajos de encargo en la cual sobresale la sorprendente adaptación de la banda sonora de “ZOO” para únicamente violín solista (trabajo que según Nyman se hubiera quedado en broma de no ser por el virtuosismo de Balanescu tocando), y especialmente brillante resulta “La Traversee de Paris”, obra compuesta para una exposición que celebraba el bicentenario de la Revolución Francesa. Esa obra queda como una amalgama de todos los estilos que Nyman nos puede ofrecer hasta el momento. Sin duda el momento álgido es “De l’hotel de ville a la Concordie”, un tema que mezcla un inicio en su mejor estilo lírico, para desembocar en una melodía ágil con metales, de un estilo eufórico que ya es marca de la casa.

1991

Éste es un año importante. Se editan sus tres primeros cuartetos de cuerda, una colección de canciones para Ute Lemper y, especialmente, sale a la luz lo que seria su última colaboración con Peter Greenaway:
Prospero's Books Prospero's Books

El cierre a tal fructífera colaboración sería el mejor trabajo de todos. No hablo de adecuación al film, que eso seria más discutible, pero en cuando al placer de la escucha por separado, “Prospero’s Books” es sin duda la banda sonora más completa que Nyman había escrito hasta la fecha.

Eminentemente vocal en su concepción principal, consta de cinco canciones, ocho piezas instrumentales (entre ellas el ya clásico “Miranda”, y el “Prospero’s Magic”, que era también la obertura de “La traversee de Paris”) pero si algo sobresale es el cierre: “The Masque”, que con su instrumentación barroca al mejor estilo Nyman, sus privilegiadas voces y sus doce minutos casi operisticos, se convierte en el puntal de la banda sonora y una de las piezas más espectaculares del compositor.

¿Y por qué finalizó la colaboración director/músico? Pues como suele pasar a menudo, esto ocurrió en la sala de montaje: Greenaway decidió mezclar sonidos electrónicos y ritmos modernos en la banda sonora, y a Nyman le dio poco menos que un patatús. Y la verdad es que escuchando su composición original, se entiende.

1992

The Piano The Piano

Para muchos “The Piano” es la banda sonora más importante de Nyman. Si la importancia la medimos por éxito comercial estoy de acuerdo, pero ”The Piano” no es otra cosa que un trabajo orquestal de calidad media, aderezado con un bonito tema a piano (“The heart asks pleasure first”) que ni siquiera es original de Nyman, sino que es la versión de una canción popular escocesa. La emisión por TV de una actuación de Michael tocando dicho tema disparó la popularidad de la película, el disco y el compositor hasta límites insospechados, convirtiéndose en un éxito de proporciones sorprendentes. Sin embargo gran parte del mismo público que apoyó su música comprando el disco, olvidaría su nombre en el futuro, cuando salieron a la luz obras muchísimo más bellas, pero cuyo disco no se anunciaba en televisión.

Sin embargo ese mismo año salió a la luz la banda sonora para la película “Le mari de la coifeusse” de Patrice Lecont, que pese a tener muy poca música de Nyman y compartir disco con canciones populares argelinas tal como se escuchan en el film, era un prodigio de sensibilidad y buen gusto. Una banda sonora sencilla para cuerdas y piano, con unos temas nostálgicos que realmente refuerzan la historia y levantan una película que de por sí ya era excelente.

Igualmente saltó a las estanterías el disco “The Essential Michael Nyman Band”, que en versión ligeramente distinta a la original nos presentaba sus temas más representativos. Esta recopilación es una muestra excelente de lo que Nyman había dado de sí hasta la fecha y era absolutamente recomendable para alguien que quisiera iniciarse en su música. Hoy en día ha perdido actualidad al cubrir únicamente su primera etapa, pero sigue siendo de agradable escucha para todos aquellos interesados en rememorar de golpe la producción de su primera época.

1993

El éxito de ”The Piano” provoca que la distribuidora Virgin saque al mercado su tema principal en versión single, aprovechando para incluir como “cara B” algunos de sus antiguos tracks para Greenaway. Igualmente ese año sale el disco “Michael Nyman for Yohji Yamamoto”, que no es otra cosa que la música que Nyman compuso (adaptando gran parte del material de obras ya existentes) para un desfile de moda del diseñador japonés Yamamoto. El otro disco de ese año: “Time will pronounce” es un disco recopilando varios encargos, interesantes en su conjunto pero con un sonido “menos Nyman que de costumbre y de difícil escucha para el fan neófito.

1994

Musique a Grande Vitesse

El disco editado por Argo “The Piano Concerto / MGV” contiene en su segunda mitad (MGV, acrónimo de Musique a Grande Vitesse -música a gran velocidad-), uno de los trabajos más sorprendentes y brillantes de Nyman. Si bien la primera parte es una recomposición de la banda sonora de “The Piano” en suites para un pianista profesional y orquesta, MGV es un encargo para la inauguración del Tren de alta velocidad en Lille. Aquí Nyman nos obsequia con un trabajo totalmente sinfónico. Su Michael Nyman Band se ve ampliada por la orquesta nacional de Lille para regalarnos 5 temas (o ”regiones”) que ilustran las diferentes etapas del viaje en tren. La espectacularidad de esta obra (que debería agradar no sólo a los fans del compositor sino a los fans de la música en general) llega a su punto culminante en la ultima región, cuando la percusión simula ser el traqueteo del tren y la melodía es puramente eufórica al mejor estilo Nyman, pero al ser ampliada por una orquesta sinfónica el resultado adquiere tintes épicos y queda como muestra de un talento mayúsculo.

Este último tema o región, comparte melodía con la ”song I” del ”And they doo / Zoo Caprices”, lo que nos lleva a una cuestión clave en la obra de Nyman: Este hombre no tiene reparo en reciclar ideas de una obra a otra. El “copiar y pegar”, que en otros compositores cinematográficos está tan mal visto por los aficionados, parece darle absolutamente igual a Nyman, ya que de obra a obra (especialmente en las que no son bandas sonoras) realmente hay que hacerse un croquis para descubrir qué temas son originales, cuáles son versiones y en qué álbumes vieron la luz las primeras ideas que nosotros tan inocentemente descubrimos ahora en discos que creemos “originales”. Sin ir más lejos el disco para Yamamoto tiene ideas que verían la luz en “The Claim”. “The Claim” mismamente tiene ideas del score que le rechazaron para “Practical Magic”. “Strong on Oaks” es una versión orquestada de “The suit and the photograph”. “Prospero’s books” y “La traversee de Paris” tienen mucho en común, “The man with the movie camera” no es otra cosa que “Enemy Zero” adaptada... pero aquí más que hablar de auto plagio, hay que hablar de una voluntad de trabajar ideas antiguas y encontrar nuevas formas de expresar las mismas ideas... excusa que es válida casi siempre, ya que si bien “The Claim” es única en orquestación si la comparamos con las fuentes de las cuales bebe, “Prospero’s books” y “La traversee de Paris”, tienen temas comunes que no se diferencian en nada. Quizá pueda quedar como un divertido juego: escuchar toda la discografía de Nyman y apuntar en un papel dónde has oído antes ese tema que suena ahora... A todo esto, en una entrevista concedida al diario británico “The Observer”, Nyman dice: “No hay nada por inventar. Yo no soy un buen músico desde cero, lo que yo hago es reciclar ideas de otros compositores y de mí mismo”.

Noises Sounds and Sweet Airs Noises Sounds and Sweet Airs

Si dejamos de lado trabajos menores, como una adaptación de varias de sus obras para dos pianos (“Taking a line for a second walk”) o bandas sonoras bonitas pero olvidables (“A la folie”), quizá el trabajo más importante de Nyman en 1994 fuera la readaptación de la ópera ballet “Noises sounds and sweet airs”, al igual que “Prospero’s books” teniendo de referencia “La tempestad” de Shakespeare. Haciendo una pequeña comparación con su otro gran trabajo vocal (“The man who mistook his wife for a hat”) aquí encontramos unas orquestaciones más ricas pero sin llegar a sobrecargar. Volviendo a lo que comentaba sobre su predilección por trabajar sobre temas antiguos, aquí encontramos una agradable sorpresa, escuchando de nuevo una versión del mejor tema de “La traversee de Paris” (De l’hotel de la ville a la concordie). Sin embargo uno tiene la duda de qué fue primero, el huevo o la gallina, ya que las fechas de edición de los álbumes no tienen por qué corresponder a las fechas de composición de las obras, así que no sé cuál de las dos obras puede atribuirse la “paternidad” del tema. Lo mismo pasa con el resto de obras que comparten piezas, pero al fin y al cabo eso queda como un detalle mínimo.

1995

The Diary of Anne Frank The Diary of Anne Frank

Más importante que “Carrington” (que se limitaba a adaptar su cuarteto de cuerda número 3) es la banda sonora de “The Diary of Anne Frank”. No sólo por lo insólito del proyecto (Nyman poniendo música a una película de dibujos japoneses) sino por los resultados: en vez de perpetrar una banda sonora lírica y dramática, Nyman era consciente de que la película en sí ya iba a ser bastante lacrimógena, así que elabora una banda sonora contenida, casi íntegramente a piano, utilizando una mínima sección orquestal para los momentos más dramáticos (una manera de hacer que resulten más efectivos) e incluyendo dos maravillosas canciones, “If” y “Why”, interpretadas por Hilary Summers, que elevan el listón de calidad y hacen de este disco una de las bandas sonoras más interesantes y curiosas que ha parido la animación japonesa si exceptuamos a Joe Hisaishi...

1996

Ese año queda un tanto pobre. Se editan unas ideas a piano para el videojuego de Sega “Enemy Zero”, también un disco llamado “After Extra Time” que pretende ser un homenaje al fútbol (deporte del que Nyman es forofo) e incluye varias piezas compuestas con finalidades futbolísticas: “After Extra Time”, “The Final Score”, y “Memorial”. Sí, es el mismo Memorial de “The Cook, The thief his wife and her lover”. Recordemos que la pieza se compuso originalmente como un réquiem para los fallecidos en aquel accidente en Bélgica, en el estadio de Heysel antes de un Juventus-Liverpool, cuando hubo un derrumbamiento que sepultó a un puñado de espectadores.

Por último, “The Ogre” es una banda sonora casi exclusivamente para metales y vientos, que acentúa la oscuridad del film pero nunca llega a ser memorable en su escucha en CD.

1997

Gattaca Gattaca

En 1997 la crítica saluda a “Gattaca” como un cambio de rumbo en el estilo Nyman. Los ritmos repetitivos y machacones habían desaparecido casi por completo. Las melodías seguían siendo simples, pero ahora estaban trabajadas con una orquestación mas uniforme -mayoría de cuerdas- y el sentimiento que provocaba la música era cercano, lejos de la frialdad que una banda sonora como por ejemplo “Drowning by Numbers” podía provocar. Y para postre, esta vuelta de tuerca hacia el lirismo parecía provocada por un deseo de encajar con las imágenes mejor que nunca. Quizá Nyman se había dado cuenta de que el territorio cinematográfico no era tan apto para experimentaciones y quizá era el momento de poner un poco de atención a los requerimientos del film.
Según instrucciones del director Andrew Niccol, Nyman tenía que componer una música muy humana para contrarrestar con la frialdad y el futurismo de la historia. El resultado no pudo ser más brillante. La combinación de una puesta en escena totalmente aséptica con una partitura emocionada, lírica y cálida, crea uno de los efectos más tremendos de los últimos tiempos. Escenas como cuando los dos protagonistas nadan de niños, o el lanzamiento del cohete al final, le deben casi toda su carga emotiva exclusivamente a la música de Nyman. Esta película y esta banda sonora son un amable recordatorio a todos aquéllos que siguen manteniendo que la música de Nyman es incapaz de servir a las imágenes.

Ese mismo año se editó un disco recopilando tres conciertos para orquesta e instrumento solista (harspicordio en uno, cello en otro y saxofón en el último). Igualmente salió al mercado la banda sonora del videojuego “Enemy Zero”. Con su habitual sinceridad Nyman afirma que nunca llegó a ver el juego terminado, porque tiene que ser jugado en máquinas en las cuales no está interesado.

1998

Entre varias adaptaciones, conciertos y encargos (de los cuales sobresale el potente tema que incluyó en el disco recopilatorio “De Granada a la luna”), 1998 es un año que destaca por la gran injusticia cometida cuando Warner Bros. rechaza la partitura que Nyman escribe para la película “Practical Magic”, aduciendo que es “demasiado irónica, demasiado inglesa” y culpa al compositor del fracaso del film en los primeros pases para el público. La versión final de la película contiene una banda sonora hecha deprisa y corriendo por Alan Silvestri. Aquí en BSO Spirit podéis encontrar una reseña completa del rechazado de Nyman.

1999

Wonderland

Una de las mejores bandas sonoras de Nyman hasta la fecha. El drama costumbrista de Winterbottom no daba pie a grandes lucimientos, pero empleando un conjunto instrumental más bien discreto, Nyman teje una telaraña de melodías simples pero de gran belleza, con una gran carga emotiva a años luz de cualquier cosa que haya compuesto antes. Una banda sonora de gran sensibilidad que vuelve a mostrar que Gattaca no fue un acierto fortuito, y aquí la música vuelve a beneficiar a la película de manera increíble, especialmente una de las escenas donde una mujer da a luz. En ese momento, la música de Nyman realmente transforma la secuencia en algo mágico que deja a su potencial público boquiabierto.

Ravenous

Al contrario de lo que mucha gente cree, ésta no es la primera colaboración de Michael Nyman con el líder de Blur y cabeza pensante de Gorillaz, Damon Albarn. Ya habían colaborado antes con un tema (“London Pride”) incluido en el recopilatorio “The songs of Noel Coward”. Sin embargo muchos dudaban de la capacidad de ambos para abordar una banda sonora completa como un equipo.

La respuesta viene con otra pregunta... ¿Qué clase de banda sonora necesitaba el pastiche dirigido por Antonia Bird? Veamos... una película del oeste a la manera clásica, sólo que el malo es un caníbal, y hay sangre a mares. O sea, que esta mezcla de “El Teniente Blueberry” y “Hannibal”... ¿Qué tratamiento musical necesita?

Pues otro pastiche... Una música cercana al country aportada por Damon Albarn con sus bases electrónicas y sus loops pregrabados sobre una base de la Michael Nyman Band. ¿Tiene su lógica o no? La verdad es que en la película la música es muy efectiva. En el disco cuesta escucharla toda de golpe, porque no es una música bonita. Todo depende de si has visto el film. Si es así, quizá la escucha en CD se te haga más llevadera, pero como obra musical aislada “Ravenous” está demasiado atada a las imágenes.

The Comissar Vanishes / The Fall of Icarus

Reunión en un doble CD de dos obras relacionadas entre sí por el afán reciclador de Nyman. ”The Fall of Icarus” es la música para un ballet que ya tiene sus años y está fuera de repertorio. ¿Conlleva eso que la partitura caerá en el olvido? No, qué va. Con motivo de una exposición de video sobre aquellos montajes que Stalin ordenaba para borrar de las fotos a políticos u otros personajes incómodos que habían “desaparecido misteriosamente”, Nyman adapta su partitura de aquel ballet de 1989 y nos la presenta renovada y con la cara lavada. De todas formas no ha cambiado demasiado. “The Comissar Vanishes” y por consiguiente “The Fall of Icarus” son trabajos demasiado densos, con una orquestación recargada que hace difícil escuchar el disco de un tirón. Es cierto que ambos tienen momentos brillantísimos con elegantes y geniales melodías marca de la casa, pero eso no evita que la obra en general caiga en el aburrimiento plano y llano con suma facilidad.

2000

The End of the Affair

Fenomenal continuación del carrerón iniciado por “Gattaca” y “Wonderland”. Aquí Nyman sigue atado a las melodías románticas, sensibles, líricas y en este caso desgarradoras. El prólogo, “Diary of Hate”, no tiene desperdicio. Un tema descriptivo para el inicio del film, donde el protagonista escribe su diario, que con una sencilla melodía que se repite a lo largo de casi todo el tema, consigue crear un clima dramático y de desesperación totalmente impresionante. El resto de los temas siguen la tónica romántico-depresiva en la que demuestra moverse tan bien, y el resultado final es un disco redondo. Personalmente el film de Neil Jordan me pareció bastante aburrido, pero la música es algo de obligada escucha, que debería permanecer en el oído del aficionado más exigente como uno de los mejores scores jamás escritos para reflejar la tristeza y el lado más dramático de esa cosa llamada amor. Un prodigio.

The Claim

Y si “The end of the affair” es un prodigio, “The Claim” es una obra maestra total y absoluta. Es sin duda la mejor banda sonora de Michael Nyman y una de las mejores bandas sonoras en general de la historia del cine. Y esto lo dice una persona que ha escuchado desde clásicos como Rozsa o Herrmann hasta los últimos experimentos de Mediaventures, pero ninguno ha alcanzado el poder emocional y la carga lírica de este trabajo.

Merecedora de un estudio por separado que sin duda llegará pronto, Nyman despliega todo su abanico de recursos que van desde el solo vocal femenino de ”The Exchange” (con una melodía simple pero mágica) hasta la grandiosidad de los nueve minutos de ”The burning”, diseñado como un cierre operístico a modo de clímax, relegado por desgracia a acompañar los créditos del film.

“The Claim” es una banda sonora que sin duda debería estar en las estanterías de todos aquéllos que se jactan de amar la buena música. Ni siquiera es necesario estar interesado por Nyman, pero es que el disco (con un precioso diseño, por cierto) es una joya que no tiene desperdicio alguno.

2001

Michael Nyman Film Music 1980-2001 Michael Nyman Film Music 1980-2001

Discos como “The Essential Michael Nyman Band” podían tener versiones brillantes de los temas más exitosos de Nyman, pero su hándicap estaba en que sólo repasaban su primera época, lo que hacía que estuvieran de actualidad sólo un tiempo después de ser editados. Seguramente el disco que nos ocupa ahora llegará a estar desfasado en el futuro, pero actualmente es el mejor recurso al cual acudir para una completa introducción a los trabajos del maestro.

Desde una versión de “Birds list” del corto de 1978 “The Falls” hasta dos temas de su última banda sonora hasta la edición del disco, “The Claim”, este recopilatorio es un interesante compendio que incluye algunos temas nunca editados antes, como parte del score para “Monsieur Hire”, el tema fantasma “Covening the coven” que se encuentra o no en la banda sonora de “Practical Magic” dependiendo de qué edición compre uno, o bien joyas como el “If” de The Diary of Anne Frank, disco descatalogado casi imposible de encontrar, con lo que este recopilatorio es una buena oportunidad no sólo para los no iniciados en Nyman, sino para todo aquél que quiera disfrutar de nuevas versiones, curiosidades o suites como la de “Gattaca”, que mezcla brillantemente todos los motivos principales del film.

2002

Facing Goya Facing Goya

Sin duda la ópera más ambiciosa de Nyman hasta la fecha, con libreto de Victoria Hardle y estrenada mundialmente en Santiago de Compostela. Facing Goya son cuatro actos repartidos en dos CDs. Al igual que en su anterior ópera, ”The man who mistook his wife for a hat”, entender el idioma ayuda para disfrutar de las partes vocales, que en ocasiones pueden llegar a ser bastante cómicas (empiezo a dudar si de manera pretendida o no...) pero el caso es que la diferencia más notable con su anterior ópera es que aquí la orquestación es mucho más completa y ostentosa. Esto hace que Facing Goya, pese a ser un proyecto-mamut, se queda en una escucha mucho más aburrida que “The man who mistook his wife for a hat”.

2003

Sangam Sangam

El interés de Nyman por la música folklórica de los países más insospechados no es nuevo. Recordemos que en su primera época se dedicaba a viajar recopilando información sobre las músicas autóctonas de cada país (gracias a ello nos “regaló” la media hora de campanas turcas en el “Decay Music”).

Pues bien, por primera vez el interés por el folk toma cuerpo en un disco. Aquí varios de los mejores artistas indios se unen a la Michael Nyman Band para interpretar cuatro piezas donde fusionarán sus estilos.

La verdad es que reconocer a los típicos violines marca de la casa y de repente escuchar a un señor indio recitando poemas de sus ancestros... provoca una sensación bastante rara. A veces uno no sabe qué pensar y da la impresión de que los indios vayan por un lado y Nyman por otro, sin preocuparse de sincronizar sus esfuerzos. Otras veces uno piensa que la música está sincronizada tan buenamente como han podido, ya que tal matrimonio no era de fácil casar.

El resultado de todo este lío es un disco raro que seguramente encantará a los fans del folk indio, pero necesitará mucho más esfuerzo por parte de los fans del inglés, ya que no es un disco típicamente “Nyman”. Su sonido queda muy diluido. Como Nyman dice, no se quería superponer, quería darles protagonismo a los cantantes. Textualmente, “quería que mi música fuera un cojín de seda para sus voces, que eran perlas”. Así que ya sabemos a qué atenernos.

The Actors The Actors

Uno de los discos más curiosos que he tenido a bien de escuchar. Si uno podía argumentar que el estilo Nyman estaba diluido en “Sangam”, aquí uno parece intuir un deseo de cambio de rumbo, un intento de adecuarse a las necesidades del film sea cual sea el precio a pagar. Intercalado entre varias canciones y temas de otros compositores, el score de Nyman se nos presenta eminentemente jazzístico y ligero. “The Actors” es una obra muy accesible para el gran público y que probablemente decepcionará a los que siguen a Nyman buscando “más de lo mismo”. Quizá a algún fan pueda convencerle este ejercicio de estilo, y otros pueden señalar que sus temas de jazz suenan más que bien dentro del contexto de la película, pero personalmente no me contento con un único tema que remite a Nyman (“Wheelchair chase”). Si muchos han quedado encantados por esta sorpresa y otros más bien disgustados, yo me cuento en el club de los disgustados, ya que en “Practical magic” demostró que podía cambiar de estilo para una comedia sin tener que meterse en camisas de once varas. El experimento no ha funcionado aquí.

24 Heures de la Vie d'une Femme

Afortunadamente nos llega un drama francés para paliar el vacío del año 2003 en cuanto a bandas sonoras con interés y sustancia. Aquí vuelve a su estilo dramático con predominio de las cuerdas. Es cálido pero moderado. Digamos que es el punto medio entre la frialdad de “Drowning by numbers” y la emotividad de “Gattaca”. Aquí no hay ningún estallido lírico, pero no es una banda sonora fría, aunque necesita quizá de varias escuchas para entrar en el oyente. Especialmente sobresaliente es el prólogo (”Le recit de Marie”) que se repite en el epílogo y nos da una nueva muestra de la habilidad de Nyman para la melodía simple pero efectiva.

Adicionalmente, este año dos obras más han visto la luz, aunque no en edición discográfica. ”Beckham Crosses, Nyman Scores” es una ensaladilla de 19 minutos de dudoso sentido musical, donde Nyman intenta volcar su pasión por el fútbol una vez más, pero lo que podría haber sido una obra notable como ”After Extra Time”, se queda en experimento bobo, gracias al empeño del inglés en utilizar cintas pregrabadas con comentarios deportivos, muchas veces con bucles al modo del peor DJ, que estropean un trabajo para cuerdas que si bien nunca iba a llegar a ser una obra maestra, al menos podía haber sido disfrutado con interés.

El otro trabajo es la readaptación de la banda sonora para el videojuego ”Enemy Zero”, utilizándola ahora para musicar el film mudo ”The man with the movie camera”. Dicho film (que cuenta con infinidad de bandas sonoras por otros grupos o músicos) es una interesante visión de la sociedad rusa de principios de siglo. Se ha editado un DVD por el British Film Institute con precio prohibitivo en una lujosa caja a modo de las antiguas latas de celuloide, conteniendo el DVD con la música de Nyman.

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Amado por muchos, odiado por otros tantos. Michael Nyman ha dado mucho de qué hablar y seguramente va a seguir siendo motivo de conversación. Su barroquismo, su simplicidad, su cuestionado minimalismo, su facilidad para la melodía, su lirismo, su capacidad para la enervación ajena, su falta total de modestia, sus lazos con la música experimental, su conocimiento, su verborrea... nos encontramos ante uno de los músicos más prolíficos de la actualidad. Michael Nyman no es un hombre a seguir o una pista a no perder. Michael Nyman es, a día de hoy, un clásico.

Algunas direcciones de interés

http://www.michaelnyman.com
Página oficial. Incluye discografía, una breve biografía y una sección para estar al tanto de sus conciertos en directo.

http://www.soundtrack.net/features/article/?id=53
Entrevista donde comenta qué pasó con Practical Magic, The End of the Affair y Ravenous.

http://www.classical.net/music/recs/reviews/distler/nyman-interview.html
Breve entrevista con Nyman en la que descubrimos entre otras cosas, que entre sus gustos musicales figura... ¡Tito Puente!

http://www.bbc.co.uk/norfolk/music/celebrities/michael_nyman.shtml
Extenso articulo en tres partes con interesantes declaraciones sobre El Piano, su ego y Sangam.

http://www.chesternovello.com/composer/1171/main.html
Pagina de Nyman en Chester Novello, la casa que posee los derechos de explotación de sus partituras para interpretación por terceras personas. Muchas de sus obras están disponibles para compra o alquiler.

http://www.imdb.com/name/nm0006219/
Filmografia de Nyman en la Internet Movie Database

http://www.katch.ne.jp/~poivoit/nyman/index.html
Sitio no oficial de Nyman medio en japonés medio en ingles. La discografía es visual (con carátulas) y hay algunas piezas que el sitio oficial www.michaelnyman.com no reseña.

Ruben Sánchez

 
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