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Muchas personas encuentran a lo largo de su vida un mentor, un guía, que los encamina por la buena vía. A veces puede ser un abuelo, un padre, o un amigo.
Otras veces son personas que no están presentes pero que con su legado o espíritu nos iluminan a todos intentando que no nos salgamos de esa gran senda que ellos esculpieron en la roca.
Basil Poledouris es la guía espiritual que la Asociación BSOSpirit tendrá hasta que ésta desaparezca. Su apoyo y carisma nos impulsa a todos para seguir adelante con una página web que cumple más de 7 años.
No hay duda de que estos mismos términos pero amplificados se aplican a nuestro Congreso de Música de Cine, que tiene lugar cada año (mientras nuestras vidas nos lo permitan) en la bella ciudad de Úbeda.
Basil, en el centro de una encrucijada, abordó su barco pirata y aterrizo en Úbeda, luchando con corsarios armados hasta los dientes con un emblema oscuro y cenizoso que esculpía palabras terroríficas para todo aventurero: Cáncer.
Escapó a una gran Armada Invencible y les dio esquinazo durante una semana en la isla paradisiaca llamada Úbeda. Allí encontró gentes de todos los lugares. Habían oído de sus historias, de sus grandes hazañas, sobre todo de una, la mayor batalla naval que el hombre recuerde. Sólo un barco sobrevivió, el Conan, comandado por este ilustre pirata, un guerrero que a partir de ese momento poblaba los sueños heroicos y épicos de jóvenes que dormían furtivos a la luz de la luna.
Y Conan y su creador fueron vitoreados en la isla de Úbeda. Todos gritaron su nombre cuando el experto pirata, reunió a todos sus seguidores en el patio de un bello monumento de la isla, el Hospital de Santiago. Allí contó sus historias, especialmente la gran batalla que os he comentado antes. La gente aplaudía, coreaba exaltada el nombre de este pirata.
Había pasado mucho tiempo sin que nadie supiera de él, y gracias al cielo, todos éramos testigos de sus logros, de sus vivencias, a un palmo de nuestras caras. Gran día para todos, días inolvidables que nunca dejarán de lado nuestros corazones.
A los meses recibí una llamada. Basil había sido alcanzado por la armada invencible. Nadie podía defenderse de su voraz hambre, ni el más valeroso de los piratas.
No pude reprimir las lágrimas recordando sus historias en soledad. Pero súbitamente una sonrisa cruzó mi cara. Basil había capturado un tesoro que nadie podría quitarle. Aquel pirata de barba poblada y mirada bondadosa, había alcanzado el mayor tesoro que cualquier hombre desearía poseer. Aquél que ninguna Armada, por muy gigantesca que fuese podría arrebatarle de sus manos.
Y es que era un tesoro que estaba en su alma, en su corazón, en su esencia: El calor y amor de todos aquellos testigos de aquella inolvidable noche de verano.
Un olvidado pirata que se convertía gracias a nuestros cánticos en el más fiero que hubiese visto cualquier mar.
Y ese tesoro se fue con él, a otras tierras, a otros mares.
Basil no sólo ha sido un pirata, aventurero y bondadoso. No sólo nos ha marcado como asociación o como congreso. Nos ha marcado a nivel personal a unos niveles insondables. Yo ya no seré nunca igual. Nunca lo seré. Seré mejor. Seré mucho mejor porque un viejo pirata de fiero rostro y amplio valor me dio una lección de vida que jamás podré olvidar.
Basil, te añoramos, aunque sabemos que estás con nosotros, en estas calles de la preciosa Isla de Úbeda.
Algún día nos encontraremos en otros mares... y espero que vuelvas a contarnos esa magnífica historia que viviste con Conan.
David Doncel Barthe
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