The Tower

Compositor: Young, Christopher
Año: 2004
Distribuidora: Intrada (Signature Edition)
Duración: 39:35

Existen partituras (auténticas joyas) compuestas para películas menores (ni mejores ni peores, simplemente menores) que permanecerían prácticamente ocultas si no fuese por la impagable labor de algunas discográficas.

The Tower es uno de esos scores, editado por Intrada (gracias Douglas Fake and company), y que ha supuesto uno de los mayores descubrimientos de los últimos años para mí.

Score intimista, de corte melancólico y sutil tratamiento musical, desarrollando los temas y las melodías con gran exquisitez, The Tower es, para el que escribe, uno de los mejores trabajos de Christopher Young.

The Tower, La Historia

Esta película está dirigida por el sobrino de Christopher Young, Gedney Webb, y cuenta la historia de un hombre, Carter, de cuarenta años, que decide abandonar la ciudad e irse al lugar donde veraneaba de niño para tomarse un largo descanso.

Allí conocerá al fantasma de Adeline, una mujer que vive atrapada en la Torre de la mansión de verano de Carter desde hace treinta y seis años. Después de escuchar su historia, Carter decidirá ayudarla para que el alma de Adeline deje de vagar errante y quede en libertad, resolviendo los problemas que no pudo solucionar en vida.

Historia de fantasmas en clave melancólica que, por lo que he podido leer, recibe un tratamiento intimista y sobrio, sin alardes de efectos especiales ni sustos fáciles, como ese engendro de película que es la versión moderna de The Haunting.

The Tower, el Score

Me suele suceder una cosa muy curiosa, y en general, con muchos compositores. Hay ocasiones en las que muchos trabajos menores de un compositor (al menos a priori) resultan mucho más interesantes que mucho trabajos de reconocido prestigio o de gran éxito popular.

Por ejemplo, John Williams con The River, un trabajo que amo y que me parece mucho más interesante que muchos trabajos mayores suyos de mayor reconocimiento, o el Rudy de Goldsmith, película menor y televisiva, con uno de los mejores scores del Maestro, o el Brainstorm de James Horner, con esa maravillosa pieza llamada "Michael's Gift to Karen".

Y con Christopher Young, aquí tenemos éste "The Tower", un fabuloso, sensacional y exquisito score, sin desperdicio alguno, que para mí es mucho más interesante que su Spiderman 3 o Ghost Rider.

Aproximación Musical

Chris Young cambia de registro, ofreciéndonos un score íntimo y muy melancólico, de gran tristeza y belleza, que bien podría pasar a veces por un magistral disco de música clásica e época. La aproximación es más cercana a trabajos como The Shipping News (sin ese aire Folk), su rejected de An Unfinished Life (maravilloso trabajo increíblemente rechazado) o el lirismo de Jennifer 8.

El score se presenta a lo largo de cinco largas y excepcionales piezas, donde Young desarrolla musicalmente todo el material que nos ofrece desde el corte uno. Es uno de los puntos fuertes de esta partitura, pues creo que hace trabajar mucho mejor la audición de la música, y observar perfectamente como va evolucionando la partitura.

El corte uno abre de forma melancólica y triste, con un solo de violín esbozando una melodía suave, con ligero acompañamiento de cuerdas, siguiéndole, próximo al minuto cinco, una bella pieza de piano, preciosa y muy triste (para el que escribe, de lo mejor que ha compuesto Chris). La música transmite una pena profunda, quizás la del fantasma atrapado en la Torre, quizás la del hombre atrapado en su trabajo... Young adereza de vez en cuando con algún sonido de sintetizador que jamás enturbia ni entorpece la escucha, siempre acompañando, como un hilo ambiental.

El solo de violín es el elemento elegido por Young para hacer patente, de forma sutil y eficaz, la melancolía del personaje de Adeline.

Del corte uno al cuatro, ambos de igual nombre, tenemos siempre éste mismo sentimiento. Melancolía y tristeza, con el piano, los violines y algunos sintetizadores etéreos como el material que Young utiliza para impactarnos emocionalmente, tocándonos la fibra sensible, con mucho oficio y pasión.

El corte dos abre con esa magistral pieza de piano del corte anterior y un sintetizador etéreo como acompañamiento, con los violines marcando las pausas para atenazarte y envolverte a través de un halo dramático. Cierra el corte con el leitmotiv del inicio, son ese melancólico solo de violín, transmitiendo esa soledad y el carácter afligido del fantasma de Adeline. Precioso, sin palabras.

El corte tres es la pieza más breve, donde las cuerdas, el piano y algún sonido de campanillas trazan un tema muy fantasmagórico y etéreo, de gran melancolía. A veces roza lo siniestro y misterioso, pero jamás se zambulle, sino que lo esboza superficialmente. La intención es enfatizar el dramatismo de la historia, y Young lo logra perfectamente. Al final de la pieza, la música comienza a abrirse, ofreciéndonos brevemente el que será el tema final, hermoso cierre de la partitura.

El penúltimo corte, es el más largo del disco y el mejor del score junto con el quinto. Tiene una excepcional construcción, y es una lección magistral de la calidad de Chris Young, que convierte éste score en una de sus mejores obras para el que escribe.

Bella apertura, preámbulo de la resolución de los problemas de Adeline. El piano y las cuerdas van construyendo una pieza envolvente y exquisita. Esa bella apertura, casi a las puertas de una futura redención, dan paso a una breve fase de piano y arpa, una auténtica delicia, al que se le vuelven a añadir las cuerdas.

Young ofrece una pieza que transmite tristeza y una sensación de pesadez y angustia, pero también tiene rayos de luz esperanzadores. Se está fraguando la solución del problema de Adeline, y Chris Young sabe manejar las texturas musicales como nadie, encaminando la partitura hacia el corte final, abandonando esa sensación de molestia y de profunda pena, para ir ofreciéndonos un panorama más optimista. Es un corte cálido, que transmite una gran quietud y tranquilidad.

"Coeur Hanté" es el broche definitivo, de gran belleza, donde Young nos ofrece el mejor corte de la partitura, resolución musical del score. Los violines y el piano trazan una hermosa pieza, evocadora de una profunda paz espiritual, con aparición del solo de violín, rasgo que Young asocia al fantasma de Adeline, para volver a recuperar esa maravillosa melodía del inicio del tema.

Young cierra la pieza con un fase más etérea, igualmente cálida, mostrando ligeramente un poco de aquella melancolía inicial, pero sin ningún atisbo de pesimismo, siempre esperanzador y optimista. Elegante cierre, que pone de manifiesto la gran profesionalidad de Young, que firma uno de sus mejores y más personales trabajos, pieza obligada de audición para conocer a éste genio.

Prueba de Maestría

La habilidad de Young queda patente con la creación de una partitura envolvente y de gran belleza, apacible y sorprendentemente fresca, sin atisbos de fisuras o pesadez en la audición. Un trabajo compacto, sólido y de gran madurez.

Con una pequeña orquesta, principalmente piano, arpa y violines, Chris Young compone un score intimista y de gran calado emocional, una de sus mejores y más redondas obras.

En palabras del propio Young, como dice en el folleto interior, fue afortunado de poder componer éste score sin la enorme presión de los grandes estudios, y eso le permitió quitarse de encima cualquier restricción o limitación que habitualmente viene imperando en el mundillo, limitando tu creatividad y teniendo que ceñirte única y exclusivamente a las directrices que te ordenen, sin margen alguno para la genialidad. Y tristemente, es un mal que provoca que muchos grandes compositores no quieran entrar en ese juego, o no tengan poder para decir no.

Lo mejor: Todo. Clase magistral de la madurez de Young para un score exquisito, de gran belleza y melancolía.

Lo peor: Nada (Salvo que no te gusten los scores intimistas y trabajados).

El momento: Coeur Hanté, sin lugar a dudas.

Rubén Franco Menéndez (Patton_Goldsmith)