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Pirates of the Caribbean: At World's End

Pirates of the Caribbean: At World's End


Título en español: Piratas del Caribe: En el Fin del Mundo
Compositor: Zimmer, Hans
Año: 2007
Distribuidora: Walt Disney Records
Duración: 55:50

Excelente
Tracklist:
  1. Hoist the Colours (1:31) **
  2. Singapore (3:40) ****
  3. At Wit's End (8:05) *****
  4. Multiple Jacks (3:51) *
  5. Up Is Down (2:42) *****
  6. I See Dead People in Boats (7:09) ***
  7. The Brethren Court (2:21) **
  8. Parlay (2:10) ****
  9. Calypso (3:02) ***
  10. What Shall We Die For (2:02) *****
  11. I Don't Think Now is the Best Time (10:45) *****
  12. One Day (4:01) *****
  13. Drink Up Me Hearties (4:31) *****
(*) Valoración de temas individualmente, de 1 a 5 puntos.

El género de aventuras marineras, variante corsarios, bucaneros, piratas y un leve toque de capa y espada

PirataDesde siempre, y siempre dentro del género de aventuras, una de las variantes más queridas y valoradas por el aficionado ha sido la de las aventuras marineras y la piratería. Por recoger un sentido de la camaradería y una ética propia, sólo atribuible a los protagonistas del mismo, por mostrarnos cercanos a personajes patibularios, tuertos y con parche, o sin una pierna y con pata de palo, o llenos de cicatrices por la pólvora y las balas de cañón, acompañados por un loro parlanchín o por mono saltimbanqui, diestros con la espada y las escaramuzas en alta mar, asesinos despiadados, o espadachines adorables, todos coinciden en regirse por las leyes del mar, por el beneficio por encima de todo, incluso de ellos mismos (y a ser posible en oro y doblones de a ocho, y regados por el ron),  por su voluntad por la aventura, los duelos a florete y daga corta y su capacidad intrínseca para sobrevivir, pero sobre todo, por entretener, maravillar y hacer soñar, con una época trágica y dura, hermosa y peligrosa, noble e ilustre, la Era Dorada de la Piratería.

Por mezclar con maestría batallas navales que harían palidecer a aquellos más sensibles e impresionables, por agitar los corazones con duelos a capa y espada más grandes que la vida, con la búsqueda de los incalculables tesoros de Flynn o el Capitán Barba Negra, por ilustrar conspiraciones entre reinos y territorios con corsarios a su cargo, por ensalzar la nobleza de espíritu y la honradez de los verdaderos héroes, aún dentro de la iniquidad y la traición propias de su entidad pirata, por hacernos soñar, reír, estremecernos, vibrar, las aventuras marineras, y sus personajes, conceptos y situaciones siempre tendrán un lugar en nuestros recuerdos.

"Bajel pirata le llaman
por su bravura el temido
en todo mar conocido
del uno al otro confín..."

(José De Espronceda)

Por su inspiración a poetas, dramaturgos, literatos, novelistas, guionistas, cineastas, actores, productores y espectadores ávidos de abordajes, persecuciones a sotavento, despliegue de velas al viento y "rumbo a poniente, Sr. Biggs", ejem..., por todo ello, este pequeño tributo a sus capitanes, tripulaciones y navíos, bajo la enseña hispana, francesa, inglesa u holandesa, en Panamá o Tortuga, en el Caribe o En el Fin del Mundo ...

"...dos hombres en busca del Cofre del Muerto,
yo ho ho, yo ho ho,
y una botella de ron ..."

(La Isla del Tesoro  - Robert Louis Stevenson)

Música para los piratas, la historia sinfónica de los abordajes

Muchos han sido los llamados, y pocos los elegidos, a la llamada de la piratería, muchos lo han intentado, pero pocos han triunfado, muchos recorrieron el camino, pero sólo los elegidos hallaron el rumbo...

Desde que los films de Errol Flynn, y especialmente sus homenajes clásicos al género en El Capitán Blood o El Halcón del Mar  supusieron las cimas del cine de piratas, cíclicamente se le ha venido rindiendo homenaje, y no siempre con la misma suerte. Aquí tan solo haremos referencia a unas pocas, de la pléyade de historias que nos trasladaron a ese mundo.

Desde El Temible Burlón de Robert Siodmak, hasta El Pirata BarbaNegra de Raoul Walsh, de Viento en las Velas del gran Alexander McKendrick (en la versión más sui generis de la piratería), pasando por La Mujer Pirata de Jacques Tourneur, de Los Piratas de las Islas Salvajes de Ferdinand Fairfax, a Piratas de Polanski, de La Isla de las Cabezas Cortadas de Renny Harlin, a esta trilogía de Piratas del Caribe de Gore Verbinski. Todos ellos, más acertadamente unos que otros, también hay que decirlo, contribuyeron a la vida del género con su pequeño granito de arena. Pero quienes realmente hicieron soplar el viento, inflar el velamen, y seguir el sextante hacia buenos puertos, fueron los compositores de unas partituras, que inflamaron por siempre nuestros corazones, en el honrado arte de un asedio pirata.

Captain BloodErich Wolfgang Korngold, uno de los músicos más importantes de la Historia de la música de cine por su relevancia, sus logros y su influencia posterior, marcó las pautas durante los años treinta y cuarenta en el género. Su Captain Blood y su The Sea Hawk llevaron en volandas nuestro sentido de la aventura en la infancia, a base de melodía, sinfonismo arrollador e imponentes orquestaciones. Pero no podemos olvidar las aportaciones de otros muchos a lo largo de los años y las décadas:

  • el juguetón dinamismo del William Alwyn en The Crimson Pirate con un destacado y espectacular Burt Lancaster  a la cabeza de un mickeymousing musical que creó escuela (y esa inolvidable rendición a un tema tradicional aussie como el "¿Qué podemos hacer con el marinero borracho?),
  • el  virtuosismo de Victor Young en El Pirata Barba Negra,
  • el Elmer Bernstein de The Buccaneer, lleno de suntuosidad y sentido del Pathos,
  • Pirates!la vertiente lírica y elegíaca de Larry Atler para Viento en las Velas (A High Wind to Jamaica),
  • el cariz aventurero y psicológico con que dotó Franz Waxman, definiendo una nueva variante en el género, a La Mujer Pirata,
  • el Bernard Herrmann o el Miklós Rózsa de las diferentes aventuras de Simbad, The 7th Voyage of Simbad, o The Golden Voyage of Simbad respectivamente, obras llenas de riqueza y variedad,
  • el Trevor Jones rimbonbante y espectacular de Savage Islands (a pesar de una melodía bella, pero repetida hasta la saciedad a lo largo de la partitura),
  • el clasicismo melódico de Phillipe Sarde en Piratas,
  • la exuberancia orquestal y el apabullante despliegue sinfónico de la impresionante a todas luces Cutthroat Island (y una de las mejores partituras corsarias de toda la historia), de John Debney,
  • y, cómo no, esta trilogía de Piratas del Caribe, con Hans Zimmer a la cabeza, que supone el último paso dado por el género y la última creación musical para el mismo.

    Una puesta al día y una aportación moderna y actual, que pese a quien pese (en un momento en que estas historias parecían veneno para la taquilla), ha situado al Código de la Piratería y a los Filibusteros y Bucaneros de nuevo en ruta, ... en busca de un nuevo tesoro, en busca de una nueva identidad, acorde con los tiempos.

Actualizando el género: Zimmer y su labor para Piratas del Caribe

En una de las entrevistas concedidas por el compositor alemán Hans Zimmer a raíz de su trabajo para la secuela de la ya trilogía, Pirates of the Caribbean, éste se defendía (como si tuviera que hacerlo realmente) de las predecibles - y oh, tan cansinas - críticas vertidas sobre él por parte de la crítica "especializada" y sus recurrentes detractores explicando que, como parte intermedia de una historia estructurada en tres secciones, había que esperar a la finalización de la saga para tener una idea completa y coherente de su aportación musical al género de piratas.

Hans ZimmerDel mismo modo que la segunda parte de la trilogía tenía un final abrupto y para nada concluso, igualmente la banda sonora presentaba temas, en ocasiones meramente esbozados, y a la espera de un mayor desarrollo. Quizás sería más idóneo, y justo, concebir las tres bandas sonoras como una única composición musical, independientemente de lo irregular de sus partes, con una primera sección algo irregular, una segunda más pulida y con varios momentos de esa genialidad que caracteriza al compositor, y una tercera aún más redonda que cierra, completa y da esplendor, y de qué modo, a todo el conjunto.

Por supuesto no faltará quienes insistan en su animadversión por el sello musical característico de este compositor, y quienes sigan sin "perdonarle el ultraje" de haber tomado las riendas de un proyecto atribuido originalmente al gran Silvestri (como si realmente fuera su culpa). No voy a entrar en absurdas y mezquinas comparaciones, puesto que tanto respeto me merece la obra de uno como de otro. Al parecer, fue la generosa presencia de instrumentos de viento, considerados como demasiado "femeninos" (¿¿¿???) por Bruckheimer, lo que motivó que Silvestri quedara fuera del proyecto, y la incorporación de Zimmer y sus talentos de Remote Control a última hora, los cuales tuvieron que trabajar a contra reloj para cumplir con los requisitos no sólo de la historia, sino también del director y productor.

POTC, Curse of the Black PearlPor motivos contractuales, Curse of the Black Pearl fue atribuida al compositor Klaus Badelt, autor de joyas como The Time Machine o The Promise, si bien, como se ha podido comprobar en las dos posteriores entregas, gran parte del material temático presentado en la primera banda sonora fue compuesto por Hans Zimmer. Obra de Badelt, encontrábamos sin embargo inspirados instantes, como la rítmica jiga con la que la partitura da comienzo en su edición discográfica ("Fog Bound"), el tema de amor presente en "Moonlight Serenade"(con no pocas semejanzas con el que Bill Conti compusiera para North and South), o el bellísimo colofón sinfónico del tema "One Last Shot", previo a la breve Suite final.

En cualquier caso, presiones de tiempo y unas condiciones de trabajo que se antojan bastante estresantes fueron responsables de una composición algo irregular en su conjunto y que daba la impresión general de estar poco pulida, poco trabajada, y por supuesto no a la altura de lo esperable de un trabajo de Hans Zimmer. Curiosamente, Curse of the Black Pearl tuvo bastante éxito y una gran acogida entre el público, que no entre la crítica, hasta el punto de convertirse en una de las bandas sonoras más vendidas y populares de los últimos años, para mayor consternación de sus detractores.

En Dead Man's Chest, Zimmer tuvo más tiempo para elaborar una obra más afinada y perfilada, la cual retomaba algunos de los temas de la primera parte, aunándolos con otros nuevos compuestos ad hoc para la secuela, y que constituían sin lugar a dudas el bloque más destacable y brillante de un interesante trabajo que superaba a su predecesor sin suponer, no obstante, una obra mayor en la trayectoria del composición teutón por los motivos anteriormente esbozados:

POTC, Dead Man's ChestDead Man's Chest seguía siendo, como no podía ser de otra manera, una obra inconclusa para una película inconclusa, y por tanto no se le podía hacer justicia en sí misma, sino que había que esperar a la ansiada tercera parte de la trilogía para poder valorar cada una de sus secciones en su justa medida. En cualquier caso, y como antes comentamos, esta banda sonora contaba con momentos de verdadera genialidad, especialmente en su inmejorable arranque, constituido por los excelentes temas compuestos para Jack Sparrow, el Kraken y Davy Jones, los cuales, en retrospectiva, siguen constituyendo algunos de los mejores motivos compuestos por Zimmer para toda la trilogía.

Finalmente, en At World's End, Zimmer puede vanagloriarse de haberse redimido completamente ante muchos de sus detractores (por supuesto habrá quienes sigan demonizándolo y considerándolo como el responsable de una supuesta crisis creativa por la que atraviesa la música de cine hoy día. Allá ellos), cerrando la trilogía de manera brillante con una obra excepcional que constituye uno de sus mejores trabajos en años. Y, nuevamente, si concebimos las tres partes como una sola encontraremos una de las obras más interesantes, amenas y emocionantes legadas por el genio alemán, una verdadera obra maestra que culmina de manera impecable en una sucesión de cortes a cada cual más apasionante.

POTC, At World's EndLos enemigos acérrimos de la electrónica están de enhorabuena, ya que en At World's End predominan los sonidos sinfónicos y orquestales 100%, con estimables incorporaciones corales y de instrumentos exóticos. Incluso encontramos pasajes en los que serán los instrumentos de viento los que cobren protagonismo... sí, pese a la reticencia inicial de Bruckheimer para con estos instrumentos. Quizás fue ése el motivo por el que el productor pensó originalmente en Zimmer para reemplazar a Silvestri en Curse of the Black Pearl.

A menudo se critica el sonido "Zimmer" como demasiado "masculino" (¿¿¿???) y cargado de testosterona, y su música como "fácil", "poco desarrollada", "machacona" y otros adjetivos igualmente absurdos, en base principalmente a los himnos heroicos y temas de acción apabullantes por los que es principalmente conocido y en gran parte disfrutado. En cualquier caso, e independientemente de la apreciación personal de cada uno y lo que a uno le evoque una determinada música o no, etiquetar la obra de Zimmer como "demasiado masculina" me parece cuanto menos risible, igual que, pienso puede opinar, cualquier persona que esté familiarizada con la trayectoria musical del alemán, en la que tienen cabida desde obras sacras de calado religioso a lo Da Vinci Code, comedias románticas inteligentes a lo Spanglish obras épicas a lo The Last Samurai y emotivos dramas a lo The Thin Red Line. Y es que obras como At World's End ponen de manifiesto hasta qué punto Hans Zimmer sigue siendo uno de los baluartes indiscutibles de la música de cine actual, le pese a quien le pese, así como uno de los compositores que mejor se mantiene de su generación.

La música de Pirates of the Caribbean no suena a Korngold, ni falta que le hace. Los tiempos cambian, mal que les pesen a muchos, y Zimmer ha sabido modernizar el género y ofrecer algo fresco y actualizado, a la altura de las exigencias de los nuevos tiempos, algo que está anclado en el presente pero que tampoco olvida el legado de los maestros del pasado. Por supuesto que el compositor posee un estilo muy peculiar, único e inimitable, y los que no gusten de dicho estilo no disfrutarán de este trabajo. Sin embargo, los que estén dispuestos a darle una oportunidad, libre de prejuicios, encontrarán en At World's End uno de sus mejores partituras en años, con hermosos temas aparentemente simples pero exquisitamente desarrollados (sí, dije desarrollados) y magistralmente hilvanados con otros pertenecientes a las otras dos partes. Veámoslo con más detalle.

At World's End, broche de oro para una trilogía excepcional

Pirates of the CaribbeanComenzaremos con un pequeño desglose del material nuevo para esta tercera entrega de la saga, para después ir comentando tema a tema su evolución y conjunción dentro de la partitura.

Zimmer se centra, junto al desarrollo y perfeccionamiento de multitud de leit-motifs, temas y sub-temas de los films anteriores, y ya hablando del nuevo material para la tercera parte de la franquicia, en la creación de dos motivos centrales, eficaces y ricos en variaciones a lo largo de la obra, pero sobre todo lo demás, consecuentes con la trama y los personajes, y polivalentes a varios niveles. Son los temas representativos de la Piratería en su más profundo significado, y del amor, en todas las fases que la historia requiere, a modo de elegía, puro romanticismo, heroísmo triunfante, comedia, o lirismo exacerbado.

Para la Hermandad de Los señores de la Piratería,  el compositor pone música a un himno solemne (al que el propio director Gore Verbinski dota de letra), dividido en dos partes, que posteriormente detallaremos. Su desglose se encuentra en el track "Hoist the Colors" (donde se desgrana la versión cantada del mismo y se apunta la segunda), en el corte "The Brethen Court" y en el paradigma de lo épico que el tema "What Shall We Die For" representa, donde esa segunda fase del motivo alcanza plena vigencia, distinción y fuerza y vigor sonoros.

El tema de amor, Zimmer lo ha compuesto en varias partes, tres esta vez,  bien diferenciadas, pero que se complementan a lo largo de la partitura, y recurriendo a una u otras dependiendo del momento y la situación, orquestándolas para solos de instrumentos, con cariz épico, lírico, romántico o solemne, como antes señalábamos. El tema  al completo sólo se desarrolla en los dos cortes finales, en los dos últimos minutos de ambos. Ahí es donde explota en toda su intensidad y emoción, aunque en realidad suena durante casi toda la partitura.

Para evitar el posible lío a la hora de referirnos a ellos, los situaremos en varios momentos de la composición para que no haya ninguna duda a la hora de localizarlos y ubicarlos:

El inicio de "I See Dead People In Boats" corresponde a la primera y segunda partes del tema de amor (llamémosla A, desde el inicio hasta el 0:45, y B desde el 0:45 al 1:24), orquestado para solo de oboe, de una belleza desgarradora, pero destacando sobre todo:

  • At Wit's Enden el track 5, "Up is Down" donde se juntan de nuevo las dos primeras partes (B y A, por ese orden) con cariz aventurero y épico y forma de jiga (tema tradicional celta caracterizado por un ritmo vibrante y tempo rápido),
  • en "At Wit's End", donde Zimmer introduce primero el tema de amor "A", de manera solemne y elegíaca en sus primeros segundos, y el tema "C" con aliento épico y heroico a partir del 3:10 (tras la entrada de unos hipnóticos coros femeninos a modo de sugerentes sirenas),
  • dentro del Tour de Force de acción musical de "I Don't Think Know Is The Best Time", donde otorga a la primera y segunda parte del tema de amor un carácter triunfante y poderoso dentro de la acción, y un talante romántico apabullante al transformarlo en un vals durante la segunda mitad del tema, fusionándolo con el motivo central de la primera parte (el "He's A Pirate" en la versión más apoteósica del mismo jamás oída en la saga),
  • y como ya anunciábamos, al completo en los dos temas finales, conjuntándolos y uniéndolos en un desarrollo pletórico de emoción, belleza y fuerza lírica.

Asimismo, Zimmer crea un motivo para el Fin del Mundo, el paso al purgatorio de Davy Jones, al que la tripulación de la Perla Negra deberá hacer frente. Lo encontramos al final de "At Wit's End" en un crescendo progresivo exuberante y lleno de fuerza, y brevemente a la conclusión de uno de los mejores tracks del score, "Up is Down"

No podemos dejar de señalar la presencia, de nuevo y cerrando el ciclo musical de la historia de motivos y subtemas de los films anteriores, así,

  • Jack Sparrow  es acompañado por el tema heroico de la primera entrega y por el bufonesco y descriptivo de su particular forma de moverse, de la segunda,
  • Davy Jones consigue una nueva y mejorada versión de su tema, más gloriosa y poderosa (ayudada por la imponente labor de maquillaje del personaje, le da un aura legendaria muy agradecida),
  • la Compañía de las Indias Orientales y su Comandante en Jefe Lord Cutler Beckett,
  • o la evolución del corte del segundo film, "Tia Dalma", (un personaje con más de un giro en su desarrollo), en el track "Calypso".

Hemos dejado para el final de este apartado, el leit-motif del Pirata Sao Feng, también inédito hasta esta entrega (segundo corte "Singapore"), porque será comentado en el desglose tema a tema, del que, como diría el Capitán Barbossa, "están a punto de ser testigos" ...

La partitura en su edición discográfica

BarbosaLa edición en compacto de la banda sonora de At World's End da comienzo mediante "Hoist the Colours", en donde se despliega uno de los nuevos motivos temáticos presentes en este trabajo, el cual constituye una especie de himno asociado a la hermandad de los piratas y su peculiar idiosincrasia. Como he dicho anteriormente, este corte se limita a presentar el tema, primero mediante un solo para voz infantil y segundo mediante coros adultos que representan la voz de la hermandad corsaria. Aparentemente simple pero efectivo, el compositor lo irá desarrollando en posteriores cortes.

El segundo track, titulado "Singapore", introduce el tema asociado al villano interpretado por el actor Chow Yun-Fat, y por tanto combina las exóticas sonoridades de instrumentos chinos como el erhu con la rica paleta de sonidos de la orquesta, y tras un espectacular crescendo da paso a uno de los temas pertenecientes a The Curse Of The Black Pearl, en una de sus interpretaciones más gloriosas y heroicas, e inmediatamente después a un breve apunte del tema cómico de Jack Sparrow que da paso al siguiente corte.

"At Wit's End" es, sin lugar a dudas, uno de los momentos con mayúsculas del score, donde Zimmer presenta el que podríamos considerar como el tema principal de esta tercera parte, un bello y conmovedor leit motif de amor presentado en tres fases que, como hemos ya adelantado, perfectamente podrían constituir tres temas independientes. Su tercera parte (tema de amor C) se esboza nada más empezar el corte, creciendo paulatinamente en belleza y emotividad para a partir del minuto 3:10, explotar en toda su intensidad sonora y emocionar sin ambages, mientras La Perla Negra penetra en los parajes helados de los Mares Orientales rumbo a lo desconocido.

Pirates of the CaribbeanZimmer va combinando dicho tema con los otros tres, hilvanándolos y aunándolos de manera magistral, dejando que todos cobren protagonismo en algún momento durante los impresionantes ocho minutos de duración de este corte. A destacar la adaptación de la parte A del motivo amoroso para caja de música y su mezcla con el leit-motif de Davy Jones en un emotivamente dramático y enternecedor crescendo a partir del minuto 5:19, de esos que quitan el aliento. El track concluye con la rendición coral al tema del Fin del Mundo, dejándonos con ganas de más aún.

A continuación se incluye el tema titulado "Multiple Jacks", un corte de relleno, sin mucho interés realmente, el cual no aporta muchas novedades a lo presentado hasta el momento, y en el que se vuelve a apuntar el tema de Jack Sparrow de Dead Man's Chest sin llegar nunca a desarrollar nada. No obstante, en el film queda como un guante con las literales idas de la olla del Capitán dentro del Purgatorio al que el Kraken le abocó

Como compensación, el siguiente corte, titulado "Up Is Down", constituye otro momento con mayúsculas del score y, por extensión, de toda la trilogía. Es un corte jovial que bebe de toda la rica tradición de música de aventuras y de piratas, tomando como base el tema presentado en "At Wit´s End" en su variación A y B. Si hay una música ideal para acompañar una historia épica de piratas o de capa y espada, es ésta. Impresionante, vibrante y heroica son algunos de los adjetivos que me vienen a la mente cada vez que escucho esta maravilla. Esto es música para el género, sí señor.

Jack SparrowsEl siguiente corte, titulado "I See Dead People in Boats", arranca con un emotivo solo para oboe que nos deleita con una melancólica y preciosa interpretación del tema principal (en su primera y segunda parte), cambiando completamente el tono del anterior. En éste la música suena más contenida, nostálgica y triste a veces, misteriosa y de suspense otras, al menos hasta su sección final en donde parece remontar con una nueva y dramática variación del tema principal.

El siguiente corte, titulado "The Brethren Court", comienza en una línea similar al de "Múltiple Jacks", recurriendo nuevamente a efímeros esbozos del tema del personaje, para dar paso a una solemne y maravillosa variación del tema de la Hermandad Pirata a partir del minuto 0:35, seguida por una nueva interpretación instrumental del tema de los piratas propiamente dicho, tal y como apareciera en el primer corte del score, a partir del minuto 1:12.

A continuación, en "Parlay", Zimmer se marca un impresionante homenaje a uno de sus compositores predilectos, el gran Ennio Morricone, ofreciendo una nueva interpretación del motivo central en clave spaguetti western o, más concretamente, en clave "The Man with the Harmonica". Las influencias de Morricone en la música del alemán no son para nada novedosas, no hay más que recordar la maravillosa Broken  Arrow, en mi opinión personal el mejor score de acción de Zimmer tras esa obra maestra absoluta que es The Peacemaker. En Broken Arrow ya encontramos esas guitarras y unos efectos electrónicos muy similares. Lo realmente divertido de este corte, "Parlay", es que, a medida que va cobrando más dramatismo y emoción, uno espera realmente encontrarse con el tema de Morricone para "The Man with the Harmonica", y en ese momento el compositor presenta el tema principal de su score en una línea muy similar, con harmónicas disonantes y guitarra eléctrica de fondo, en un guiño entrañable y muy de agradecer por todos los que disfrutamos a partes iguales del talento de ambos compositores. Brillante.

ParlayEl siguiente corte, "Calypso", sin desmerecer del resto, no es más que un anticipo de lo que está aún por venir, y no cumple otra finalidad que preceder a lo que es, sencillamente lo mejor de todo el score, sus últimos veinte minutos. Si Dead Man's Chest cuenta con el mejor arranque de toda la trilogía gracias al bloque formado por sus tres primeros cortes, entonces At World's End cuenta con el mejor cierre, con diferencia, gracias a sus cuatro impresionantes últimos temas, que ponen un broche de oro a un trabajo perfecto y que presentan al mejor Zimmer de los últimos años.

En primer lugar encontramos "What Shall We Die For", que se corresponde con el momento de la arenga del personaje interpretado por Keira Knightley, y que ofrece la variación del tema de los piratas presentada en el corte "The Brethren Court" en su interpretación más espectacular y gloriosa. Es una música 100% Zimmer, heroica y emotiva, uno de esos himnos solemnes que elevan el ánimo como sólo él es capaz de conseguir. El tema va cobrando fuerza y dramatismo paulatinamente hasta su épico crescendo cargado de poder y belleza en donde los coros cobran un especial protagonismo.

Pirates of the CaribbeanY antes de que nos podamos reponer de la impresión, Zimmer da paso al siguiente track, "I Don't Think Now Is the Best Time", que constituye un adrenalínico tour de force de más de diez minutos con la mejor música de acción marca de la casa para acompañar la impresionante secuencia de la batalla final. La música abarca una rica paleta de emociones, variando de lo heroico a lo dramático e incluso lo cómico.

A partir del minuto 2:55 se puede escuchar una sección especialmente dramática, incluso trágica, que parece presagiar un desenlace funesto para los protagonistas. La música se vuelve elegíaca y sumamente conmovedora hasta el minuto 4:40, que marca el final de la primera parte del corte.

Elizabeth SwannA partir del minuto 5:00 la música vuelve a cobrar optimismo y energía gracias a una nueva interpretación del tema de Jack Sparrow, que introduce la mejor sección de este corte.

Zimmer va combinando distintos motivos, tanto de ésta como de las anteriores entregas de la trilogía para crear un torbellino de vibrante música de acción, en un verdadero arrebato de genialidad. A partir del 5:55 la segunda sección del tema de los piratas obtiene su interpretación más arrebatada y heroica, para dar paso instantes después a toda una miríada de distintos temas que se van hilvanando y combinando de manera magistral: -una rendición fastuosa al leit-.motif de La Perla Negra y al del Fin del Mundo, la presencia del tema de amor A a partir del 6:50, trazas estilísticas de The Da Vinci Code en la orquestación que nos conducen a la versión más poderosamente "swashbuckling style" del "He's a Pirate", al "Hoist the Colors" en su vertiente lírica, y a partir del minuto 9:00, a la más emotiva rendición al tema de amor A y B, alcanzando un tempo a ritmo de vals y percusión que implica al oyente y le hace vibrar como pocas veces. El tema concluye en alto con un repaso triunfante al track "One Last Shot" del primer film.

Podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que este tema constituye uno de los mejores y más apasionantes cortes de acción en toda la dilatada carrera del genio alemán. En ningún momento decae el ánimo o el interés. El compositor se las ingenia para mantener al oyente en vilo durante todo su desarrollo.

El siguiente, titulado "One Day", arranca recordando a su anterior partitura para King Arthur, para dar paso a otra maravillosa interpretación de uno de los temas de Dead Man's Chest, y a continuación al tema de amor en sus tres variaciones, que suena más apasionado y arrebatador que nunca. En todo momento durante este score, como se ha podido comprobar, Zimmer está presentado material nuevo y, a la vez, desarrollando temas de las anteriores entregas, combinándolo todo con exquisita maestría para crear un todo compacto y coherente.

Y llegamos al final de esta tercera, ¿y última?, parte con la muy "disfrutable" "Drink Up Me Hearties". Todo buen score debería estar cerrado por un tema que sirviese de recopilación de los mejores momentos del mismo, una especie de medley en donde los temas principales fueran desfilando a modo de despedida al oyente, y At World's End no es una excepción, con la peculiaridad de que, en este corte en concreto escuchamos temas procedentes de las tres partes que conforman la saga de Pirates of the Caribbean. El resultado es un corte espectacular que pone un broche de oro a este score.

Empieza con material de Dead Man's Chest, interpretado en primer lugar por acordeón principalmente, y en segundo lugar por toda la orquesta, dando paso a material de Curse of the Black Pearl (los dos temas de Sparrow de ambos films logran su significado definitivo en gloriosa coda), y concluyendo con una exaltada y maravillosa interpretación del tema de amor de At World's End en sus tres variaciones (con nuevos arreglos y un tempo arrollador), la cual pone punto y final no sólo a este score, sino a toda la saga. Y qué punto y final.

Conclusiones y valoraciones finales

Davy JonesEn definitiva, ahora sí estamos en condiciones de valorar la contribución de Zimmer al género de piratas, y sí estamos en condiciones de afirmar que se trata de una más que loable contribución en la que el alemán vuelve a demostrar por qué es uno de los mejores compositores de la actualidad, capaz de componer efectivos y emocionantes temas que acompañan con más que probada eficacia las imágenes de cualquier película, independientemente del género al que pertenezca. Y si, de nuevo, consideramos las tres partes de la saga como partes indisolubles de un único e indivisible score, entonces no puedo por menos que celebrar Pirates of the Caribbean como el mejor trabajo del compositor alemán tras su gran obra maestra Last Samurai. Ciertamente no supondrá un antes y un después en su trayectoria como sí lo fue esta última, sin embargo constituye uno de sus trabajos más disfrutables y excepcionales, lo cual pone de manifiesto que, afortunadamente, aún nos queda mucho Zimmer que disfrutar. Que así sea, y por muchos años.

Lo que está fuera de toda duda es que nos encontramos ante una de las mejores partituras del 2007, sino la mejor, cuando nos situamos aún en pleno epicentro del mismo, y un motivo de disfrute a todos los niveles para todo buen aficionado a la música de cine. Un aficionado al que en el mundo actual se le han recortado las distancias hasta límites impensables hace un tiempo, tiene acceso a casi todo, puede opinar con criterio de todo, porque lo conoce y ha tenido ocasión de elegir entre una gran oferta, a qué música o estilo dedicar su ocio, qué tipo de partitura merece una escucha completa, o cuál la manida expresión de "de usar y tirar".

Pues bien, si en estos momentos, y a vuela pluma, debiéramos nombrar una sola partitura que mereciera todos y cada uno de los minutos que le dediquemos este año, y que serán minutos de disfrute a buen seguro, esa sería sin ninguna duda, Pirates of the Caribbean: At World's End.

Will TurnerSin embargo, no nos tomemos nada de esto realmente en serio, porque al fin y al cabo teniendo en cuenta el objetivo final y último, valga la redundancia, del filme, y parafraseando a Lord Cutler Beckett, ésto "sólo es, un buen negocio".

Aunque si prestamos atención a la conversación entre Barbossa y nuestro querido Jack:
Capitán Barbossa: "El mundo ya no es tan grande como antes".
Capitán Sparrow: "El mundo es igual, sólo que ahora tiene menos alicientes".

No obstante donde se encuentran la verdadera esencia y significado, moraleja de la historia, es en las palabras de un padre a un hijo:
Teague Sparrow: "Lo importante no es vivir para siempre, Jackie. Lo importante es saber vivir con uno mismo".

Mostremos los Colores, icemos nuestras banderas, brindad compañeros, Yo Ho!.

Lo mejor: La belleza romántica al inicio de “I See Dead People In Boats” con un preciosista solo de oboe, la épica bufonesca del descubrimiento de Sparrow del método de escape del purgatorio de Davy Jones (“Up Is Down”), la combinación música imágenes del beso más heroico-romántico de la historia, durante el “I Don’t Think Now Is The Best Time” y la emoción lírica de la conclusión de la partitura, “One Day”.

Lo peor: Que una vez más, dentro de una película como ésta de dos horas y cuarenta y cinco minutos de duración, en el disco oficial de la partitura quede fuera casi una hora de música notable, incluyendo pasajes importantes del inicio del film en Singapur (el track 2 salta en su desarrollo de la presentación de Sao Feng a la triunfante primera aparición de Jack Sparrow ante su tripulación, en el desierto, que tiene lugar cuarenta minutos después), y momentos antológicos de la batalla naval final (como los destinos últimos de Davy Jones o Cutler Beckett y la espectacular huida aérea de Sparrow y Elizabeth desde el Holandés Errante).

El momento: Muchos, muchísimos, pero vamos a focalizar en cuatro. La rendición al himno pirata de La Orden de Los Nueve Señores de la Piratería, que tras su presentación cantada al comienzo (“Hoist The Colours”), alcanza toda su gloria en el crescendo de “What Shall We Die For”, el “Sí, Quiero” más épico, vibrante y emocionante que imaginarse puedan en “I Don’t Think Now Is The Best Time”, y la arrebatadora rendición final al tema de amor en varias fases que Zimmer nos regala, en “One Day” y “Drink Up Me Hearties”. Atentos al último haz de luz del crepúsculo, dejen que se estremezcan los corazones.

Valoración de la trilogía

Curse of the Black Pearl Dead Man's Chest At World's End Valoración del conjunto
Curse of the Black Pearl Dead Man's Chest At World's End Valoración del conjunto
Bueno Muy bueno Excelente Muy bueno

Luis Fernando “Long John Silver” Rodríguez Romero y Asier “Grumete” Senarriaga

 
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