House of Wax

Título en español : La Casa de Cera
Compositor : Ottman, John
Año : 2005
Distribuidora : Milan Records
Duración : 52:41

John Ottman viene repartiendo en los últimos tiempos sus capacidades compositivas en tres ramas fundamentales, los thrillers de suspense ("Trapped", "Cellular"), las historias intimistas y emotivas ("Pumpkin", "Imaginary Heroes"), y el cine de terror según los parámetros actuales ("Gothika", "Hide and Seek"). Aunque el futuro parece indicar que el cine de superhéroes le tiene reservado un hueco con sus próximos proyectos para "Los Cuatro Fantásticos" y "Superman", y su reciente y magnífica "X-Men 2", es en la faceta del susto, la tensión y la música creadora de atmósferas tétricas donde está proliferando más en estos momentos. A raíz de su colaboración con la productora Dark Castle el año pasado en "Gothika", los productores de la misma, Robert Zemeckis, Walter Hill y especialmente Joel Silver, han decidido confiar en él para su nuevo proyecto anual dentro del género: un remake, aunque catalogarlo así raya en el insulto, del clásico "Los Crímenes del Museo de Cera", titulado "House of Wax".

Convirtiéndose el film finalmente en un mero reclamo para adolescentes en celo, al recurrir argumentalmente a un grupo de jóvenes actores y actrices, aunque esto último hay que ser generoso para decirlo, famosos actualmente por series de Tv como Elisa Cuthbert ("24") u otros motivos, corramos un tupido velo, como Paris Hilton. La trama por lo conocido hasta el momento, tiene lugar como consecuencia de la llegada de un grupo de jovencitos, perdido por las carreteras de la América profunda, a un pueblo que parece varado en los 60 (¿alguien nombró por ahí "The Twilight Zone"?), cuyo mayor reclamo es un museo de cera, construido a su vez de este material, cuyas figuras tienen una particularidad poco común, están vivas.

John Ottman centra sus esfuerzos en la creación de atmósferas básicamente, aunque sin renunciar a dejarnos varios momentos destacados plenos de fuerza y poder orquestal, que nos hacen ver que el compositor se entrega en cada trabajo que acomete, sin tener en cuenta la calidad del mismo. Así podemos encontrarle a sus anchas envuelto en el goticismo de la historia, disfrutando con el empleo del órgano, las masas corales tétricas y el dominio de las cuerdas, destacando la potencia que imprime a la conjunción de los mismos en los tres primeros temas del compacto. Son reseñables a lo largo de la composición la creación del tema principal, una nana oscura que se va desarrollando en diferentes variantes, "Opening/Tantrum" con el piano, celesta, violín y sobreexcitados coros en primer término o "Story of the Town" con unos curiosos efectos reverberantes que recuerdan las técnicas de Jerry Goldsmith durante la década de los setenta; la potencia percusiva de los timbales y su conjunción con los coros en "Up in Flames", la inquietud del tema de la nana al piano y la aparición del violín en "They Look so real" o la fuerza de la orquesta durante el clímax final, incluyendo una excepcional utilización de los metales en los últimos instantes de "Bringing Down the House".

Comentario aparte requieren los dos últimos temas que aparecen en el compacto, el primero, "Three Sons", en el que Ottman regresa al tono épico oscuro de partituras anteriores como "Snow White" es una magnífica coda final, con unos fraseos sutiles de guitarra que le dan un toque muy particular, y el segundo una rendición organística al tema de "House of Wax" ejecutada por el propio Ottman con virtuosismo, pero que quizá sea demasiado obvio para marcar el carácter gótico del conjunto.

Nos encontramos ante otra partitura para el género terrorífico que tanto se está prodigando en los últimos años, que no marca caminos nuevos a seguir pero que nos ofrece ante todo elegancia, y para la que John Ottman vuelca su talento sin guardarse creatividad para más adelante, lo cual viendo las imágenes a las que acompaña la música, es digno de elogio.

Lo mejor: El tono operístico y de gran guiñol por el que Ottman opta en temas como "Opening/Tantrum", "Ritual/Escape from the Church", o "Bringing Down the House" y los tintes góticos que va diseminando a lo largo de toda la partitura, culminando en la rendición final al tema principal interpretada por el propio compositor al órgano.

Lo peor: La indefinición en ciertos momentos de la composición, en los que no se decanta ni por una música atmosférica, ni por la melodía, convirtiéndose en un compendio de efectos orquestales sin ton ni son: "Paris Gets It", "Curiosity Kills".

El momento: Sin duda, el magnífico prólogo, que nos introduce de manera inmejorable en los ambientes de suspense y terror en los que luego se moverá la partitura, "Opening/Tantrum", todos los momentos musicales que acompañan las escenas del ritual, "Ritual/Escape from Church", y la elevación de lo gótico a la enésima potencia en el tema "Endless Service".

Asier G. Senarriaga