Concert for Care: una experiencia única

A mitades de octubre los aficionados a la música de cine tenían una cita ineludible en la que es hoy por hoy la capital europea del entretenimiento: Londres.

El 18 de octubre de octubre con puntualidad (británica) daba comienzo el “Concert for Care”, evento producido por el compositor David Arnold y Tommy Pearson, con el objetivo de recaudar fondos para la organización benéfica Care International UK, dedicada al impulso y desarrollo de proyectos en países en vías de desarrollo, para dotar de medios de vida estables y sostenibles a la población de dichos países. David Arnold es embajador de Care International UK y en calidad de tal ha convencido a varios de sus amigos –compositores, cómicos y artistas- para llevar a cabo este concierto en el incomparable marco del legendario Royal Albert Hall y así recaudar fondos para la organización.

Y si es ciertamente encomiable el objeto de la velada, no lo es menos el grupo de profesionales que Mr. Arnold y su equipo han conseguido reunir para un evento al que no podíamos faltar bajo ningún concepto.

Los actos oficiales se habían iniciado un día antes, el domingo 17 de octubre, con la proyección de Psycho (Psicosis) en la enorme pantalla del Empire Cinema de Leicester Square, en una sesión de (casi) madrugada, que dio inicio a las 9.30 de la mañana. La parroquia que abandonaba los after hours de la zona centro miraba, entre divertida y flipada, la (concurrida) cola que se formó delante del cine desde antes de las 9 de la mañana. Fue una proyección irrepetible, nunca antes quien esto escribe había tenido la oportunidad de degustar este clásico del cine en las inmejorables condiciones que nos ofrecieron los amigos de Care International UK. Una vez finalizado el peliculón del maestro Hitchcock, que había sido presentado por su viuda, tuvo lugar un interesantísimo debate sobre el excelso score del insuperable Bernard Herrmann, moderado por Tommy Pearson y en el que participaron además de David Arnold, los compositores Christopher Gunning y Anne Dudley, y el experto en música de cine y productor discográfico Robert Townson. Seguidamente, los aficionados pudieron acceder a una sesión de firmas de discos en la que participaron los antedichos compositores.

Volviendo al concierto, la presentación del mismo corrió a cargo de los productores, a los que se unió Geoffrey Dennis, cabeza visible de Care International UK, y estuvo plagado de actuaciones de cómicos populares en la Gran Bretaña, intercaladas entre las diversas suites correspondientes al trabajo de los compositores en cartel, resultando especialmente brillante la intervención de Jimmy Carr, simplemente tronchante, repartiendo mala baba por doquier. Otra de las apariciones sorpresa fue la del propio David Arnold, que compareció a mitad de la primera parte del concierto acompañado del cantante de los Kaiser Chiefs, Ricky Wilson, ambos ataviados con gorritos de marinerito y portando sendos ukeleles para deleitarnos con una curiosa versión de una conocida canción cuyo nombre ya he olvidado. Por último, Matt Lucas, de la serie Little Britain y el cantante Alfie Boe entonaron una simpática versión a dúo del Smile de Charlie Chaplin.

Abrió fuego un compositor tan querido en Úbeda como el campechano Patrick Doyle, con experiencia en este tipo de galas benéficas, no en vano fue el máximo impulsor de una a favor de la investigación de la leucemia en el mismo recinto mítico, de recuerdo imborrable. La Royal Philharmonic Orchestra, dirigida por el maestro Robert Ziegler dio cuenta del prólogo (The Picnic) y la Overture del film de Kenneth Brannagh Much Ado about nothing que volvió a llenar una vez más de esplendorosas notas el Royal Albert Hall. Un excelente inicio de fiesta.

El testigo lo tomó el compositor británico Harry Gregson-Williams, dirigiendo él mismo una maravillosa suite de Chronicles of Narnia: the Lion, the Witch and the Wardrobe, que sonó francamente bien, coronada por una emotiva interpretación de la canción del mismo film Can’t Take It in a cargo de la fabulosa Imogen Heap, que ya la interpretaba en la partitura original. Como sabéis ha sido nuestro anfitrión David Arnold quien se ha hecho cargo del score del tercer capítulo de la saga, del que tenéis un reseñón del quince en bsospirit a cargo del gran Asier G. Senarriaga.

A continuación el escocés Craig Armstrong se sentaba al piano para acompañar a la orquesta, de nuevo liderada por Robert Ziegler, en la ejecución, casi perfecta, de dos selecciones de su trabajo. En primer lugar escuchamos el precioso Glasgow Love Theme de una comedia romántica cada vez más reivindicada Love Actually del gran Richard Curtis. Posteriormente fue el turno del Cello Theme de World Trade Center, el fallido film de Oliver Stone, que sin embargo contenía un score verdaderamente estimulante, bellísimo. Destacó la brillante aportación de la violoncelista Caroline Dale, dejando la respiración del instrumento casi sin la misma a más uno de los que estábamos sentados en la platea.

El veterano Christopher Gunning nos ofreció una fabulosa suite de su trabajo para la película francesa La Vie en Rose, biografía del mito Edith Piaf, seguida de la canción Non, Je ne Regrette Rien, interpretada magistralmente por Jil Agirot, que ya era en el film la voz de Piaf. Gunning dirigió él mismo la orquesta, demostrando su brillantez como conductor, que tuvo un añadido de lujo: Anne Dudley supliendo el acordeón, uno de los colores definidores del score de La Vie en Rose, mediante su destreza con los teclados.

Uno de los momentos más emotivos del concierto para quien esta crónica firma fue la suite de trabajos de la excelsa Rachel Portman, presentada por la propia compositora, visiblemente emocionada. Sin interrupción la RPO dirigida por Mr. Ziegler encadenó el ritmo de Passage of Time de Chocolat, la emoción en estado puro de los Main Titles de The Cider House Rules y los soberbios End Titles de Emma. Lo dicho: pelos como escarpias por culpa de una selección casi inmejorable que sintetiza el buen hacer de esta genial compositora.

Robert Ziegler no abandonó el podio, dirigiendo una suite para cuerdas perteneciente al vanguardista score compuesto por Johnny Greenwood para el extrañamente delicioso film de Paul Thomas Anderson There Will be Blood. Sin desdeñar el carácter o la calidad de la composición, lo cierto es que su inclusión en el programa era bien discutible y no encajaba para nada con el resto de piezas del concierto. No obstante, los cierto es que el momento en el que el propio compositor compareció en el escenario, tímidamente, a presentar la pieza, recibió uno de los aplausos más sonoros de la velada.

El broche de oro a la primera parte del concierto lo puso uno de los compositores más importantes e interesantes del panorama de la música de cine actual, el inglés John Powell, que nos regaló una suite de la superlativa música compuesta para la película de animación How to Train Your Dragon. Sorprendentemente dirigida por el propio compositor, la extensa suite de más de diez minutos se alzó como uno de los mejores y más excitantes momentos del concierto y en uno de esos momentos que el aficionado a la música de cine que ha tenido el privilegio de vivirlo no olvidará jamás.

La segunda parte del concierto se inició con las piezas del compositor americano John Ottman, el ya inmortal tema principal de The Usual Suspects, y el aventurero tema de Astro Boy, dos delicias de nuevo perfectamente ejecutadas por la RPO con Robert Ziegler a la batuta.

Siguió la interpretación de la canción Wild is the Wind que al parecer se incluye en la banda sonora de Revolutionary Road, de Sam Mendes, a cargo de Paloma Faith. La canción, co-compuesta por Dimitri Tiomkin, con arreglos de Tom Barker, que dirigió asimismo la orquesta, supuso una agradable sorpresa, matizada por el deslumbrante vestido de la solista.

Anne Dudley volvía al escenario del Royal Albert Hall, esta vez para conducir a la RPO en la interpretación de una muestra de sus propios trabajos. Los seleccionados fueron el vals de la inédita entre nosotros Bright Young Things de Stephen Fry y el apabullante y dinámico tema del partido de baloncesto de American History X. El director de este film, Tony Kaye, disfrutó en directo junto con el resto del público de esta impresionante música, impecablemente dirigida por Dudley, sacando el máximo partido de la orquesta.

El genial George Fenton nos trajo otro de los más destacados momentos del concierto, mientras dirigía con autoridad y maestría a la Royal Philharmonic Orchestra, en la suite de Shadowlands, uno de los scores más bellos de la historia del cine para quien esto escribe. Por enésima vez, pelos como escarpias, que continuaron así con la siguiente pieza escogida por Fenton para la velada, el adrenalítico The Final Mission de la cinta bélica Memphis Belle.

Seguidamente, comparecía ante el piano el compositor minimalista Michael Nyman, que nos ofrecía en solitario el tema The Heart Asks Pleasure First de la sobrevalorada The Piano. Una vez más, si bien de escucha más que agradable la intervención de Nyman quedó un poco fuera de lugar en el conjunto del concierto.

El italiano Darío Marianelli presentó aunque no dirigió dos piezas de su escarizado score para Atonement, en concreto Briony (con máquina de escribir en directo incluida) y la extraordinaria Elegy for Dunkirk, en el que tomaba de nuevo protagonismo el solo de violoncelo de Caroline Dale.

Aunque estaba anunciado en programa el Escape to Paradise de Chicken Run, compuesto por John Powell y Harry Gregson-Williams, con todos los invitados tocando los kazoos al unísono, finalmente no pudimos disfrutar de este placer por motivos desconocidos. Una pena.

El encargado de cerrar el concierto fue, por tanto, David Arnold y las piezas escogidas para este cierre no pudieron ser más adecuadas. Primero el propio compositor dirigió la orquesta en la interpretación de un fantástico arreglo instrumental de la canción You Know my Name de Casino Royale, con sección rítmica incluida, que resonó con potencia en el Royal Albert Hall. Una extensa suite del score creado para Independence Day, uno de los más destacados trabajos de Arnold, ya con Ziegler al frente de la RPO puso el broche de oro al concierto.

Una vez finalizado el concierto pudimos hablar con los productores, compositores e invitados al evento en un concurrido cóctel del que podéis ver algunos instantes en las fotos del reportaje, casi todas ellas (las que lucen bien, para que nos vamos a engañar, las otras las ha hecho un sujeto con nula idea de fotografía) gentileza del amigo José Francisco Muela. Y así, entre amigos, finalizó una velada para recordar.

David Sáiz
(Agradecimiento especial a David Arnold, Tommy Pearson y José Francisco Muela)