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Cloverfield

Cloverfield


Título en español: Monstruoso
Compositor: Giacchino, Michael
Año: 2008
Distribuidora: No editada oficialmente

Muy bueno

Tracklist:

Diferentes versiones del tema, diferentes ediciones

Edición Promocional Febrero 2008:
Roar!  Cloverfield Overture (9:53)

Edición Promocional Junio 2008:
Roar! Cloverfield Overture (12:17)

Silva Screen Film Music 2008 CD, adaptación de extractos de la obertura:
Cloverfield’s Roar! (5:34)

Score tal y cómo aparece en el film:
Cloverfield EndCredits:
Roar! Cloverfield Overture (9:26)

18/01/2008, tráiler sin título y una fecha de estreno

Poster Cloverfield+Julio de 2007, en Estados Unidos comienza a ofrecerse sin previo aviso, en más de 2000 pantallas a lo largo y ancho del país, un tráiler realmente original y rompedor en su premisa. No explica a qué film pertenece, ni siquiera ofrece un título por el que preguntar o consultar para obtener más información, es realmente impactante en su brevedad, y tan sólo da un dato al que agarrarse, su estreno está fijado para el 18/01/2008. El misterio crea una ola de interés creciente.

El tráiler sólo muestra una típica fiesta de despedida, que un grupo de amigos neoyorquinos ofrece a un colega que se marcha por trabajo a Japón en unas horas. De repente, y sin venir a cuento aparentemente, el edificio se tambalea como si se estuviera produciendo un movimiento sísmico. La gente corre a la azotea a ver qué está pasando, y una imagen indescriptible de una apocalíptica explosión en la distancia, les hace intentar huir de inmediato y alcanzar la calle, donde escuchan más explosiones e impactos, observan con estupor y congoja una especie de sombra gigantesca y poco clara entre los edificios y ven un proyectil que se dirige a ellos haciendo retumbar el asfalto. Cuando éste rebota en el suelo y por fin se para, la boca de todo espectador queda totalmente abierta, al comprobar que se trata de la cabeza de la Estatua de la Libertad, arrancada de cuajo y separada del cuerpo, marcada por tres profundos arañazos como de una garra de tres dedos. La expectación y ansia de saber de dónde provenía ese tráiler se disparó a lo largo del mundo

Cloverfield se estrena, el film ya tiene título, el misterio se resuelve, una expectación sin precedentes

Tras el estreno, ya en enero, empezamos a obtener datos de los creadores de la ingeniosa campaña de marketing empleada, desde luego un ejemplo de inteligencia y anticipación de las reacciones del público, una idea magistral, que nos lleva a querer ir descubriendo a sus artífices poco a poco. Y entre los mismos destacaba un nombre sobre todos los demás, su productor y autor de la idea para el film, un genio de la televisión, cada vez más presente ya en el cine de Hollywood, un talento llamado J. J. Abrams (Felicity, Alias, Lost, Fringe. Mission Impossible: III, Star Trek 2009).

Imagen CloverfieldMatt Reeves, un antiguo colaborador de muchos años en televisión del anterior, era el director, y un reparto de actores y actrices ávidos de hacerse un hueco en Hollywood, y apenas conocidos (Odette Yustman, Michael Stahl-David, Mike Vogel, Jessica Lucas o Lizzy Caplan) los encargados de acompañarnos en el viaje. El descubrimiento al fin, de la trama y su desarrollo se nos reveló definitivamente como una valiente mezcla entre el cine cámara en mano subjetiva (como si el espectador fuera el que está recogiendo el metraje con una cámara de video, lo que grabas es lo que ves, sin cortes a menos que la cámara se apague y se vuelva a encender), y las películas de monstruos gigantes, en este caso el Kaiju Eiga nipón, y más específicamente, el Dai Kaigu-Eiga japonés, la variante del género dedicada a los monstruos gigantes que provocan la destrucción a su paso.

Sin duda un reto, que los artífices de la producción, salvaron con nota, a pesar de las críticas vertidas hacia la campaña de promoción, por la ¡artificial! expectación creada, qué ironía, cuando ¡sólo se trataba de otro film más de monstruitos!, sic. Les parecía mal que les hubiesen estimulado a interesarse por algo que les sorprendió en un inicio, precisamente porque les había hecho preguntarse de qué se trataba. ¿No es ese quizá el objetivo último de toda campaña de marketing?. Yo mismo me contesto: Sí, incluso de las malas, categoría a la que no pertenece la de Cloverfield por méritos propios, al haber significado un hito en la promoción cinematográfica mundial, que aún nadie ha sido  capaz de imitar.

Y es que el film de Reeves, a pesar de no ser ninguna obra maestra, y encontrarse reducido a una minúscula duración de 83 min. créditos incluidos, logra con creces sus objetivos, al tensionar, entretener, divertir, e incluso fascinar en ocasiones a sus espectadores, muchos de ellos, también hay que decirlo, entregados sin condiciones desde el inicio al juego propuesto, pero también es justo señalar que los buenos amantes del cine fantástico y de la ciencia ficción que se precie ven recompensada su confianza en el film en mayor o menos medida, debido a la original forma de desarrollar el relato, más que a un manido guión, que se hace previsible por momentos. Defectos que se hacen perdonables al acabar la experiencia de su visionado, compensados por la solidez del conjunto.

Un film sin música, una composición exclusivamente para los End Credits, un trabajo maestro

Imagen CloverfieldY es que como ya indicábamos, todo en el proceso de pre-producción, rodaje y promoción de Cloverfield fue un misterio, incluso su título no fue definitivo hasta el último momento, la campaña publicitaria no aclaraba que es lo que nos íbamos a encontrar en esta innovadora, dentro de sus parámetros, película. Ni siquiera estaba claro si era un film de monstruos a la Godzilla y congéneres, o se trataba de otro film bélico con aporte original. Al final, el título castellano ya lo dejaba todo más claro (Monstruoso, sic otra vez), no así, el sugerente Cloverfield con que se estrenaba en el mercado anglosajón. Y una cosa más denotaba la originalidad de la propuesta, ¡no tendría música hasta los títulos de crédito!, donde Michael Giacchino, el habitual compositor de J.J. Abrams en todos sus proyectos, pondría los puntos sobre las íes, con una obertura de lo que hubiera sido la partitura, si el film contara con música en su totalidad. Y hasta los críticos americanos y europeos que menos valoran y aprecian la música en una película, se rindieron a sus pies.

Y es que todo en este tema, en esta obertura, o en esta Suite podríamos decir, es de una calidad innegable. Aunque en una primera ocasión, en una primera escucha, la súbita aparición del solo de la soprano femenina choca y sorprende, la vibrante melodía, y la poderosa orquestación de su tema principal, en forma de fanfarria desaforada va calando en el oyente, que va reconociendo los matices de la misma en su controlada evolución a lo largo del desarrollo de la pieza.

Michael GiacchinoEsta fanfarria dedicada como no, a la amenaza del monstruo de origen desconocido, a modo de solemne homenaje a este titán, que va destruyendo hasta dejar irreconocible una urbe tan universal como Nueva York, se va desgranando a través de los metales y vientos, con la sección de cuerda en el trasfondo, y una percusión constante a los timbales que impresiona, y va creando expectativas, para dar paso a la sección coral y a la soprano femenina, que al ritmo del potente tema del monstruo dota de lirismo y sentido del pathos la composición, a la vez que supone un emocionado tributo a Akira Ifukube, maestro nipón que compuso las partituras de los más notables films de monstruos gigantes de la cinematografía japonesa, incluyendo las sagas de Godzilla, Mothra, Gamera o Ghidorah, y algunos de los cruces entre ellas. Un tributo que intencionadamente Giacchino lleva a cabo a todo un género, a una forma de hacer películas, pero aportando su propia personalidad musical con estilo y raigambre, en una decisión que no podía haber sido más acertada.

El motivo central va entrando y saliendo (los primeros cinco minutos, su suntuosa aparición entre el 5:45 y el 7:33 apoyado en un ritmo marcial sostenido por los tambores –representando al ejército-, el apoteósico Tour de Force final), combinándose con brillantes ostinatos orquestales (dedicados a la destrucción del monstruo por toda la ciudad, y advirtiéndonos de su letal presencia –del 4:54 al 5:44), con apariciones de un lírico motivo (¿el tema de amor?) lleno de belleza y un lirismo emocionante (7:34 a 8:53, especialmente por el trágico significado al conocer ya la historia), bellas rendiciones corales de embriagadora belleza (la que acompaña el tratamiento del tema central durante el minuto 10 por ejemplo), y una constante y arrebatadora percusión, que apoya a la orquesta en primer término o en el fondo sonoro, con prestancia y vigor. Todo combinado en un crescendo portentoso de doce minutos que literalmente, deja sin aliento, y con un magnífico sabor de boca, ante lo ya presenciado. Indudable merito de un compositor plenamente inspirado y motivado, a pesar de ser relegado a los créditos tan solo.

Michael Giacchino y Roar!, o cómo rendirse a las necesidades de una producción y obtener una obra antológica

Los cines no se vaciaban hasta que los créditos concluían, la gente subyugada ante la sobresaliente creación del compositor, disfrutando de la música sin levantarse antes de tiempo, un fenómeno repetido a lo largo del mundo. Y para una película sin banda sonora musical hasta ese momento. “Roar! Cloverfield Overture” atrapaba y hacía sentir, provocaba que el inicial impulso de salir de la sala, se anulase por unos instantes, para prestar atención a aquella música que de repente había invadido la sala de proyección tras hora y cuarto sin hacer acto de aparición.

Imagen CloverfieldY es que el merito de la composición es su total maleabilidad, su ritmo y capacidad de variar y evolucionar, sin frenar su alucinante ritmo en el proceso, y su sinfonismo arrollador y el aprovechamiento en su totalidad de la orquesta.Y es que toda ella se encuentra implicada en la pieza, variada percusión, sección de cuerdas y metales al completo, piano, coro, voz soprano femenina, todo cohesionado en un todo magistral a lo largo de más de doce minutos, y desarrollando diferentes temas y matices a lo largo de la Suite, un  motivo para el monstruo al principio, en un ostinato in crescendo arrollador, percusión marcial representando al ejército, la voz humana reflejando la tragedia de las pérdidas de familiares y amigos, un bellísimo tema de amor lleno de lirismo, en el que el arpa nos sumerge con dulzura, y un colofón donde todo se fusiona obteniendo su sentido de forma vibrante y ejemplar.

Sin duda uno de los temas del año, que gana en cada escucha y se convierte en referencia en la carrera de su compositor, que aprovecha la oportunidad de manera gloriosa para crear, en el espacio minúsculo, que esta vez, le han cedido para ello, algo especial. ¡Bravo Michael!

Lo mejor: La indiscutible prestancia de una Suite excepcional, su solidez, rítmica y espectacularidad inigualables, y el precioso homenaje lleno de cariño, a un género y a un compositor, como es el japonés Akira Ifukube, que creó un género musical para acompañar el Dai Kaiju-Eiga, o films de monstruos gigantes japoneses, con el que Cloverfield hace universal su premisa. Soberbio trabajo sin duda de un Michael Giacchino en estado de gracia.

Lo peor: Que no haya edición oficial y completa ya, de la Suite en su integridad. Una verdadera lástima que nadie se haya lanzado a editar esta breve partitura, aunque fuera en modo single, el aficionado se sentiría muy agradecido si así fuera.

El momento: En un tema único de sólo 12 minutos, parece un chiste elegir “el instante”, pero lo haré, porque este temazo lo merece. Sencillamente apabullante el crescendo final a partir del 10:43, pleno de fuerza coral, potente percusión y capacidad emotiva, que conduce a un tour de forcé de la voz soprano femenina y a un fastuoso fin de fiesta sinfónico realmente estremecedor. De diez, un clásico instantáneo.

Nota: Todos los comentarios y el análisis de la pieza en cuanto a tempo y duración, se refieren a la versión completa de la Obertura, de 12:17 min.

Asier G. Senarriaga

 
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