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The Curious Case of Benjamin Button

The Curious Case of Benjamin Button


Compositor: Desplat, Alexandre
Año: 2008
Distribuidora: Concord Records
Duración: 59:05

Bueno
Tracklist:
  1. Postcards (2:51) *
  2. Mr. Gateau (3:02) *
  3. Meeting Daisy (1:22) *
  4. A New Life (3:39) *
  5. Love in Murmansk (3:53)*
  6. Meeting Again (2:41) *
  7. Mr. Button (2:05)
  8. Little Man Oti (2:02)
  9. Alone at Night (2:33)
  10. It Was Nice to Have Met You (1:43)
  11. Children's Games (4:10) *
  12. Submarine Attack (2:40)
  13. The Hummingbird (2:35)
  14. Sunrise on Lake Pontchartrain (3:33) *
  15. Daisy's Ballet Career (2:03) *
  16. The Accident (2:38) *
  17. Stay Out of My Life (1:44)
  18. Nothing Lasts (2:54) *
  19. Some Things You Never Forget (4:36)
  20. Growing Younger (2:14)
  21. Dying Away (2:58)
  22. Love Returns (1:44) *
  23. Benjamin and Daisy (2:32) *

(*) Mejores Temas

F. Scott Fitzgerald. Atracción por lo curioso.
Toda historia tiene un principio. ¿O es un final?.
Fuere como fuere nuestra historia, como no podría ser de otra manera, empieza en…  Minnesota.

F. Scott FitzgeraldAllí a finales del Siglo XIX, en concreto en 1896, nace F. Scott Fitzgerald, que se convertiría en uno de los novelistas norteamericanos más relevantes. Su obra cumbre, The Great Gatsby, retrató las maneras y la doble moral de la sociedad estadounidense de los felices años veinte. Enormemente influenciado por el jazz y el mundo que lo rodeaba, tanto en los EEUU como en Europa, otro de sus trabajos más importantes es la novela Tender Is The Night, ambientada en la Costa Azul francesa. Atraído más por el dinero fácil que por su amor al séptimo arte, Fitzgerald pasó sus últimos años – la segunda mitad de los años 30- en Hollywood escribiendo guiones para la Metro-Goldwyn-Mayer.

Aunque fue el autor de solamente cinco novelas, escribió multitud de historias cortas a lo largo de su carrera. A este último grupo pertenece el relato que ha inspirado la película cuyo análisis nos ocupa, The Curious Case of Benjamin Button, publicado en 1921, primero en la revista Colliers y luego como parte de su libro Tales of the Jazz Age. Dicho relato, de unas veinticinco páginas, constituye una fábula sobre la condición humana y una reflexión sobre los límites temporales de la vida. Aunque parte de la misma premisa, el caso de un hombre que nace anciano y muere siendo un bebé, la historia en poco más se asemeja al guión escrito por Eric Roth que ha dado lugar al film comentado, toda vez que éste ha optado por dotar al conjunto de un cariz dramático y tristemente emotivo y además ha introducido el “toque Forrest Gump o, lo que es lo mismo, el viaje iniciático de un héroe genuinamente norteamericano en recorrido paralelo a la Historia de su adorado país.

“Cuando regresas a casa,
todo permanece igual,

eres tú quien ha cambiado”

 

David Fincher. Personalidad, sensibilidad y estilo.

David Fincher, en un momento del rodajeCuriosamente, el elegido para dirigir esta historia, no ha sido otro sino el gran David Fincher. Sus inicios en el mundo del cine correspondieron al campo de los efectos especiales, de la mano del omnipresente George Lucas, trabajando en la todopoderosa Industrial Light And Magic. Posteriormente, adquirió gran prestigio como director de spots comerciales y  videos musicales para artistas tan distintos como Madonna o Nine Inch Nails.

SevenSu primer largometraje, en  1992, constituyó un gran reto, hacerse cargo de la tercera parte de la saga del bichito creado por H.R. Giger, Alien 3, que dividió a la crítica y posiblemente no constituyó el éxito de público que hubiera merecido. En cambio, la siguiente película de Fincher rompió taquillas, Se7en fue uno de los más celebrados sleepers de los 90, destacando por un ajustado reparto (marcando la primera colaboración con Brad Pitt,  muy bien acompañado por un fabuloso Morgan Freeman y un sobrenatural  Kevin Spacey), un guión férreo y una dirección moderna y técnicamente pluscuamperfecta, que crearía escuela. A este triunfo siguió uno de los más discutidos trabajos del realizador de Denver, la no obstante simpática The Game, thriller con Michael Douglas.

Fight ClubLa siguiente entrada en la filmografía de David Fincher es, para quien esto firma, el mejor trabajo de su distinguida carrera, la sarcástica, ácida y ácrata Fight Club que no sólo sacaba todo el jugo a la novela del deliciosamente marciano Chuck Palahniuk, sino que la superaba en malicia y mala leche, creando de nuevo una película de cuidada e innovadora planificación y con unos sobresalientes Edward Norton y Brad Pitt, éste en su mejor interpretación hasta la fecha, el salvaje y amoral Tyler Durden.

Panic RoomPanic Room, obra de encargo con Jodie Foster en el rol principal, quien estuvo a punto de hacer el papel que acabó encarnando Sean Penn en The Game, y que sustituyó a la inicialmente prevista Nicole Kidman en ésta, consiguió unos resultados para nada desdeñables, destacando por la  estilizada y cuidada planificación y el sentido del ritmo que Fincher imprimió al conjunto. En su penúltimo trabajo, Zodiac, acercamiento cuasi documental  a los crímenes en serie que azotaron San Francisco a finales de los años 60 y principios de los 70, el realizador sorprendió a propios y extraños, aplicando una aproximación netamente clásica, apoyada una vez más, en un soberbio y extenso reparto encabezado por Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo y el cada día más grande Robert Downey, Jr., en otra muestra del dominio de la dirección de actores de Fincher.

Desde el punto de vista musical, la carrera de David Fincher ha estado acompañada  sobre todo por un nombre, Howard Shore,  pues suyas son las atmosféricas partituras de Se7en, The Game y Panic Room. Demostrando un cuidado extremo en la creación del universo sonoro de sus películas, Fincher ha colaborado con prestigiosos compositores, como Elliot Goldenthal (cuyo Adagio para la escena final de Alien 3 me sigue emocionando, más allá de las imágenes que ilustra) o David Shire, que inundó Zodiac de la música propia de los thrillers político-paranoicos de los 70. Incluso resulta adecuada la estridente composición creada por The Dust Brothers para Fight Club.

Para esta última aventura cinematográfica, ha elegido a uno de los compositores con más proyección de la actualidad, otro acierto más para David Fincher. Y van…

“Es normal que perdamos a la gente a la que amamos,
¿cómo si no, sabremos lo importantes que fueron?”

 

PosterBenjamin Button. La épica de lo íntimo.

“Todo el mundo se siente diferente con respecto a los demás,
de un modo u otro,  todos nos dirigimos al mismo destino, 
solo que tomamos diferentes caminos para llegar allí”.

Un hombre nace, en un momento histórico, el día en que la I Guerra Mundial llega a su feliz conclusión, pero este hombre tiene una particularidad, una muy particular valga la redundancia, nace viejo. Su nombre es Benjamin.

 Los médicos dicen que no le queda desgraciadamente mucho, que no sobrevivirá demasiado tiempo. Sin embargo, vivirá más que todos ellos, y conforme el tiempo pase, irá rejuveneciendo más y más, justamente en sentido opuesto a las xperiencias de la vida que irán forjando su carácter y su persona, mientras él crece, los demás, su madre adoptiva, las personas con las que convive, sus maestros de la vida, su primer jefe, su padre, con el que volverá a reencontrarse tras abandonarle éste a su suerte el día de su nacimiento, su amor, su verdadero amor, su amor más allá de la vida y de la muerte, su adorada Daisy, envejecerán sin remedio ante él, mientras él realiza justamente el camino opuesto, se trata de un caso cuanto menos curioso, se trata de un caso único, sin explicación, imposible de entender, se trata en suma, de un caso excepcional,

El Curioso caso de Benjamin Button.

Y una vez asistamos a su historia, ya no seremos los mismos, habremos cambiado con él, durante su viaje, habremos sentido sus emociones como si fueran las nuestras, nos habremos enamorado con él, habremos sufrido con él, le habremos acompañado en su inigualable periplo vital, y ya nunca, desde el instante en que le veamos cerrar por última vez los ojos, podremos, jamás, olvidarle.  

Creamos que un reloj puede hacer viajar a sus manecillas hacia atrás, y con ella hacer que el tiempo vuelva hacia nosotros, creamos en Benjamin Button.

“Nunca es demasiado  tarde, o en mi caso, demasiado pronto, para ser quien quieras ser, 
no hay límite en el tiempo, empieza cuando quieras,
puedes cambiar o no hacerlo, no hay normas al respecto,  
de todo podemos sacar una lectura positiva o negativa, 
espero que tú saques la positiva,
espero que veas cosas que te sorprendan, 
espero que sientas cosas que nunca hayas sentido,  
espero que conozcas a personas con otro punto de vista,  
espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa,  
y si ves que no es así,   
espero que tengas la fortaleza,  
para empezar de nuevo …”
(Benjamin Button)


Alexandre DesplatAlexandre Desplat. La elegancia se hace compositor.

Nacido en París en 1961, Alexandre Desplat se inicia como compositor en su país natal, en la segunda mitad de los años 80, colaborando con multitud de directores galos, entre los que destacan Jacques Audiard (un consejo de amigo: no os perdáis el recopilatorio que recoge selecciones de todos los proyectos conjuntos con dicho director, entre los que destacan Regarde Les Hommes Tomber y Un Héros Très Discret) o Patrick Dewolf. Otro de los directores franceses con el que ha trabajado asiduamente es Florent Emilio Siri, para el que destacan las composiciones de Nid De Guêpes y Hostage.

The Girl With a Pearl EarringUno de los puntos de inflexión en su carrera lo debemos situar en su aportación a la película The Girl with A Pearl Earring, que le descubrió para el gran público, y le abrió las puertas de Hollywood, componiendo desde entonces para los grandes estudios de la Meca del Cine, aunque sin dejar de lado la cinematografía de su país natal, en el que sigue trabajando asiduamente.

The Painted VeilSi bien la nota común de su música es la elegancia, destaca por su variedad estilística, adaptándose  a las necesidades del film para el que escribe el score: desde las delicadas y sedosas sonoridades de The Painted Veil o el precioso tema liderado por el piano de Lust/Caution, hasta la pulsante música electrónica de Syriana o de algunos de los mejores pasajes de la extraordinaria The Queen, pasando por la alegría contagiosa de L’Enquête Corse y su divertido tratamiento de la música Bondiana a la Barry, o de la deliciosa “Mr. Magorium’s Wonder Emporium”, co-compuesta por Aaron Zigman.

Destacan también sus trabajos para, The Luzhin Defense (de un clasicismo y belleza melódica abrumadora), Birth, o cómo definir sinfónicamente la obsesión, o  para la  fantasía musical de The Golden Compass. Se trata de un compositor sumamente ocupado, de hecho ésta que ahora comentamos no es su última obra, sino que posteriormente ha puesto música a la adaptación del cómic Largo Winch y al film francés Afterwards, aunque ello  signifique ni por un momento que la calidad a la que nos tiene acostumbrados baje ni un ápice.

 

PosterPeriodista: Sra. Abbott, ¿cómo resumiría con palabras este logro?
Sra. Elizabeth Abbott: Supongo, que todo es posible … “.

El Curioso caso de Benjamin Button
(una partitura de Alexandre Desplat),
o cómo la vida sólo puede ser entendida hacia atrás,  
pero debe ser vivida hacia adelante.

                            
“Conozco las consecuencias, las he aceptado,
amarte hace que todo merezca la pena” (Daisy).


Es muy difícil ser objetivo cuando un conjunto, una creación, una partitura, un film como este, te llega al alma de la manera en que la producción de David Fincher lo ha hecho, de la manera en que la composición musical de Alexandre Desplat  ha alcanzado a quien esto escribe, lo que me ha transmitido, lo que me ha hecho sentir. Sólo debo decir que creo encontrarme ante una obra maestra a todos los niveles, el musical entre ellos, una creación a la que sólo el tiempo concederá la catalogación de clásico, que yo le he otorgado desde el mismo segundo en que la escuché por primera vez.

Para entrar en materia musicalmente el compositor francés decidió tomar una decisión arriesgada, definir el paso del tiempo en el film, y la historia de este curioso caso, estableciendo en el pentagrama un desarrollo de la melodía en el que las notas pudieran interpretarse bien hacia adelante, o bien hacia atrás, y aún así ésta tuviera sentido musical, acordes, como bien indica en la carpeta del Cd, que pudieran ser dados la vuelta, “como dijera Cole Porter, de notas altas a notas bajas”.

Benjamin es adoptadoCrear melodías que significaran musicalmente cada uno de los pasos de Benjamin en la vida, las personas a las que conoció, los eventos a los que se enfrentó, y que una vez éstos fueran dejados atrás, esas melodías ya jamás volvieran. Mostrar una variedad ecléctica de variantes musicales, que conformaran su evolución, bien el estilo jazzístico de Gershwin para la carrera de Daisy y sus ideales “Daisy’s Ballet Career”, el romanticismo melódico clásico al piano de Claude Debussy, “Postcards” (en una progresión dramática llena de hechizo y lirismo que sólo puede ser definida como, emocionante), o  “A New Life” (una pieza de la que éste se hubiera sentido orgulloso), atención a la entrada de un hermosísimo cello punteado por el piano, en uno de los temas más maravillosos que quien esto suscribe recuerda en mucho, mucho tiempo;  el drama y la insoportable tensión de un conflicto bélico en el percutante “The Submarine Attack”, la melancolía y la nostalgia más dolorosa, “Sunrise on Lake Pontchartrain”, la magia musical de “The Hummingbird”, el mickeymousing arrebatador del soberbio “The Accident”, o la hiriente belleza de triste significado que deja traslucir el también muy Debussyano “Nothing Lasts”.

Benjamin y ElizabethDesplat define el tiempo musicalmente, o más bien el avance inexorable para todos de éste, combinando piano, címbalo, guitarra eléctrica, Fender Rhodes, arpa, celesta y vibráfono, como  podemos observar en el cuasi místico “Mr. Gateau”, donde la introducción asimismo de unas trompetas en la lejanía confieren un ambiente mágico y evocador que casa magistralmente con las imágenes, en un instante realmente complejo para el músico en el film, que el compositor resuelve de manera admirable.

Benjamin regresa de la GuerraNo podemos obviar el variado tratamiento musical que concede Desplat a otros secundarios del relato, como es el caso del pigmeo Oti, que acompañará a Benjamin en su primera salida al mundo, “Little Man Oti”, a base de fagot, viola y percusión tribal, en un ritmo in crescendo que te atrapa sin remedio. Primera aventura del niño con aspecto de anciano, que musicalmente, “Mr. Button”, será definida por un fagot que irá ganándose el espacio en el espectro sonoro anunciado por un arpa, hasta que toda la orquesta desarrolla el tema con las cuerdas en primer término a un ritmo infernal, cuasi circense, que hace partícipe al espectador de la fascinación del protagonista ante el mundo que descubre por primera vez, hasta que unas rápidas notas al piano, ponen fin a su aventura.

Los ancianos del geriátrico también obtienen su momento en la composición, durante la infancia del protagonista asistirán a sus juegos, le educarán junto a su madre adoptiva, la maravillosa Queenie, y le enseñarán valores y principios, Desplat nos lo muestra en “Children’Games”, consiguiendo a través del arpa y el piano que sintamos cómo una persona se abre al mundo, y cómo por muy curioso que sea su caso, entender su inocencia y sus ganas de aprender (atentos a la emocionante melodía a partir del 2:30, y siéntanse por un instante, Benjamin Button)

Tilda Swinton es Elizabeth AbbottA lo largo de la composición la historia requiere dos motivos para reflejar el amor en la vida de Benjamin:
- El primero acompañará su breve relación romántica, pero que le marcará de por vida, con la señora Elizabeth Abbott en Murmansk (Rusia), en el que Desplat recurre al címbalo, arpa, cuerdas y trompetas con sordina para mecer al oyente en un ambiente hipnótico, cuasi onírico, en que la ambientación y montaje de Fincher de la historia obra el milagro logrando transmitir con precisión junto al compositor, un enamoramiento y una  fascinación únicas, “Love in Murmansk”, haciendo que comprendamos y  nos sintamos como el personaje se siente, en todo momento.
Benjamin y Daisy-Para el segundo, el verdadero tema de amor del film, aquel que nos hará sentir profundamente cada uno de los desencuentros entre Benjamin y Daisy hasta su reencuentro final. Desde el mágico y lleno de la ilusión de la infancia, “Alone in the Dark”, que destila una triste y dulce belleza, hasta el más maduro “Nothing Lasts” donde tras alcanzar la felicidad junto a la mujer a la que ama, Benjamin tomará una decisión definitiva (el piano y el cello son los guías en este duro momento, provocando que el crecimiento de la melodía nos forme un nudo en la garganta poco a poco, y las primeras lágrimas broten inadvertidamente de nuestros ojos).

El romanticismo, la nostalgia, crecen durante el último tercio de la partitura, tornándose por momentos en dolorosa belleza a través de “Some Things You Never Forget”, a modo de conclusión del periodo de completa felicidad que vivirán juntos Daisy y Benjamin, que tristemente deberá concluir por la particularidad de éste. Vemos ese progreso dramático hacia la melancolía y la tristeza desesperanzada, perfectamente reflejado en los últimos tracks del Cd, desde “Growing Younger” hasta “Dying Away”, que poseen una cualidad serena, como de estatismo, que consiguen el propósito de que el espectador perciba el proceso en Button, un proceso de crecimiento, que llega a su final. Desplat orquesta la melodía de Benjamin para violín y piano con delicadeza, sin dejarse notar.

Benjamin a bordo del ChelseaHasta llegar al momento final, en el que la armonía destinada a reflejar el tiempo, el tema de Button, y el tema de amor de su historia más allá de la vida y de la muerte con Daisy, llegará a su conclusión, donde el lírico y sereno “Love Returns”, con el cello solista en primer término nos conducirá en volandas y ayudará a que todas las emociones  que hemos sentido a lo largo del relato se desborden, y estallemos en lágrimas, mientras la narración concluye, y unas etéreas notas al piano, que ya no olvidaremos, efectúan su última rendición al tema de amor, “Benjamin and Daisy”, y nuestro nudo en la garganta será ya eterno, cuando recordemos las escenas finales de la historia de un niño, que nació viejo, y murió joven, de una persona, que comprendió que la vida sólo puede ser entendida hacia atrás, pero que debe ser vivida, hacia adelante. 

“Nuestras vidas son definidas por las oportunidades,
Incluso aquellas que desaprovechamos”.

 

Un personaje que ya está en nuestros corazones

Una película de las que ya no se hacen, llena de magia, de pasión, de enseñanza, de emoción, de belleza, de tragedia, de valores, todas aquellas cosas que conforman una vida, aunque esta sea vivida en sentido inverso.

Permitid que el encantamiento os llene, dejad que la evocación os roce, que el ensalmo os  haga efecto, sed magnánimos cuando la emotividad os embargue, no huyáis de la misma, abrir vuestros corazones, y cada vez que veáis a un colibrí batir sus alas en cualquier lugar, recordareis una historia, recordareis un reloj de la Estación de Nueva Orleans, cuyas agujas marchaban hacia atrás, recordareis a Queenie, a Daisy, a Caroline, al Capitán, a Mrs Abbott, a unos gemelos que sólo se entendían en alta mar, a un desafortunado al que le cayeron siete rayos a lo largo de su vida, a una profesora de piano, a un simpático pigmeo que había conocido la crueldad de la vida,  y ya nunca podréis olvidaros de un Curioso Caso, ya nunca podréis olvidar un nombre, Benjamin Button.

“Algunos nacen para sentarse junto a un río,  
a algunos les cae un rayo,  
algunos tienen oído para la música,  
algunos son artistas, 
algunos nadan, 
algunos entienden de botones,   
algunos saben de Shakespeare,  
algunas son madres,  
y otras … 
bailan …”

(Benjamin Button)

Lo mejor: La total entrega de la música a una historia, a unas imágenes, a unos sentimientos y a unas emociones, logrando ese milagro que se da sólo en contadas ocasiones, que cada vez que recordemos la narración de Benjamin Button, cada vez que escuchemos la partitura de Alexandre Desplat, estos dos elementos, estarán ya siempre irremisiblemente unidos. “Postcards”, “A New Life”, “The Accident”, “Nothing Lasts”, “Love Returns”, “Benjamin and Daisy”, en resumen, todo.

Lo peor: Vamos a pecar de falta de originalidad, pero, absolutamente, nada.

El momento: Incontables, pero nombraremos dos, como instantes inolvidables en esta mágica historia llena hasta los bordes de ellos. La descripción musical cuasi Mickeymousing del momento que cambiaría la vida de Daisy, “The Accident”, simplemente impresionante, y el encuentro entre los dos enamorados encontrando por fin una felicidad ¿efímera?, “Benjamin and Daisy”, de un arrebatador lirismo romántico.

Asier G. Senarriaga & David Saiz..

 

 
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