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A.I. (Artificial Inteligence)

A.I. (Artificial Inteligence)


Compositor : Williams, John
Año : 2001
Distribuidora : Warner Brothers
Duración: 70:11

 
Tracklist:
  1. The Mecha World (6:23)
  2. Abandoned in the Woods (3:07)
  3. Replicas (5:58)
  4. Hide and Seek (3:08)
  5. For Always (Song) (4:42)
  6. Cybertronics (3:30)
  7. The Moon Rising (4:26)
  8. Stored Memories and Monica's Theme (10:56)
  9. Where Dreams are Born (4:23)
  10. Rouge City (4:56)
  11. The Search for the Blue Fairy (6:52)
  12. The Reunion (7:45)
  13. For Always (Song Duet) (4:41)

Crítica 1:

Que Williams revolucionó en su tiempo la música de cine es algo que a nadie se le pasa por la cabeza dudar. Fue el que hizo que descubriese qué es esto de la música de cine y el que me hizo retener melodías pegadizas de ésas que parecen poblar tus momentos vitales más espectaculares. Luego las cosas cambiaron, y un Elfman, para mi mucho más innovador e inclusive más oscuro (lo siento, me seduce lo oscuro), me atrapó, y fui olvidando un poco al Maestro... para luego pasar a un Goldsmith adrenalítico, con sus temas de acción incomparables y su magnifica fusión de orquesta y sintetizador. ¿Qué es lo que ha pasado? Sencillamente una evolución de mis gustos y una evolución propia de los compositores. El Goldsmith de los 80 no es el mismo de la actualidad, y Elfman, salvo en colaboraciones puntuales con Burton, ha ido perdiendo su oscuridad para dar paso a una atonalidad que desilusiona. Incluso Zimmer ha dado un viaje tremendo desde sus primeras obras, mucho más guitarreras, hasta piezas de cámara como Hannibal o densas como lo es The Thin Red Line.

¿Pero qué pasa con Williams? ¿Dónde se encuentra su evolución? Está claro que en todo el trabajo de Williams hay un mínimo común denominador: Calidad. Para mí todas sus obras son sobresalientes, gozan de un lirismo y una profundidad que ningún compositor sabe dar en la actualidad. Pero existe un gran problema en él: Williams suena en la actualidad al Williams de los 90. Más concretamente, Williams sufre lo que yo llamo "El Síndrome de Schindler".

Desde que el maestro compusiese esa aclamada partitura (que todo hay que decirlo, es de una maestría inconmensurable), cada nueva obra esta planteada como "una nueva Lista de Schindler". Y eso conlleva que ese tratamiento tan "serio" de una partitura, tan "razonado" (buscando una nueva obra maestra), quede bien en determinadas películas y en otras parezca que la música va por un lado y la película por otro, que la música esté muy por encima de las imágenes (como pasase con The Phantom Menace). Eso está muy bien para algunas películas, pero para el caso de "Episode I", la música, para mi gusto, tendría que desembocar en un tratamiento mucho más divertido, relajado, espectacular y, por qué no decirlo, intrascendente, que en algo tan grande como un Carmina Burana remezclado, que por otra parte es lo mejor del disco. Williams actuaba así en su época dorada. Con Indiana Jones, con E.T., piezas mágicas que bajo su aire divertido enmascaraban composiciones inigualables, que por supuesto no ocultaban una falta de ideas, todo lo contrario, ideas desenfrenadas con un talento inconmensurable. Ahora el maestro parece lastrado, anclado a un estilo serio, refinado, contenido, con el mismo talento que tuviese en su época anteriormente comentada, pero con una falta de chispa que se hace evidente en cualquier nuevo trabajo. Es como si le faltase entusiasmo a la hora de acometer un nuevo proyecto (visto la calidad del panorama cinematográfico, lo entiendo). Pero aun así, Williams es el "Dios" de la Bso, y ese talento, esa profesionalidad no se encuentran ausentes en él.

En el caso de "A.I." percibimos una cierta evolución, pero muy tímida, con pequeñas pinceladas como "Moon Rising", un cambalache de sonidos electrónicos que deja desconcertado a cualquier oyente. Incluso pasa de la típica estructura de sus CDs, partiendo de un Main Theme memorable (que deja de serlo para pasar a ser más descriptivo de las imágenes que espectacular) y de un "Reprise" en su último tema. Nada sigue los parámetros de un Williams anterior. Es más, encontramos un compositor oscuro, minimalista... con algunas pinceladas de ese lirismo propio del autor, con el tema "Stored Memories and Monica´s theme", pero son las menos. En el fondo de la composición está la imagen de Kubrick igual que en la cinta. El director siempre buscaba más una atmósfera que un protagonismo exacerbado de la música. Ésta era un medio y no un fin. Spielberg no es igual que Kubrick, es algo que desde luego todos tenemos claro (Sobre todo porque Kubrick nunca demostró ser tan inaguantablemente empalagoso como sí lo es Spielberg). Spielberg da un fin a la música mucho más elevado y espectacular, un fin en sí misma, para deleite de los seguidores de Williams, con melodías pegadizas, con muchas escenas sin diálogos donde la música es lo realmente importante. En cambio Kubrick, aunque también daba importancia a la música (ver las primeras escenas de 2001), sólo la limitaba a determinadas momentos muy aislados, dando lugar a extensos desiertos musicales entre historias que contar e incluso limitando ya, en sus ultimas películas, la música a melodías minimalistas (el piano de Eyes Wide Shut). Tal vez esta mezcla de Spielberg-Kubrick se vea reflejada en el tipo de composición de Williams, a ratos simple y descriptiva, a ratos delicada y melódica.

La música de Williams debe de quedar mucho mejor en las imágenes que al escucharla fuera de estas, más que nada porque A.I. puede ser uno de los trabajos más aburridos del maestro (ojo, no por eso hay que menospreciarla) y sobre todo más difíciles al oído. Personalmente no es una banda sonora que disfrute al cien por cien, y me arriesgaría a decir que no es ni mucho menos la mitad de buena de lo que será el próximo trabajo de Williams, "Harry Potter", mucho más prometedora (un viaje a los maravillosos tiempos de "Hook").

DDBSpawn

Valoración pista a pista:

Valoración

Crítica 2:

Muy BuenoUna vez estrenada la última película de Spielberg, ya podemos opinar de su música de una manera más objetiva y, espero, más acertada.

En A.I., Spielberg casa su propia sensibilidad con el estilo frío, casi quirúrgico de Kubrick.

Williams plasma esa dualidad en su música. Esto se hace más patente al escuchar los distintos cortes en orden cronológico (es así como he tratado de realizar esta reseña), aunque esto no es fácil en Williams debido a su habitual trabajo de edición de cara al CD.

La primera mitad correspondería a la visión de Kubrick, con una música minimalista y atonal, una visión "meca", mientras que la segunda mitad se puede asociar más bien a un tratamiento spielbergiano, más melódico, sentimental y bello, más "orga". En este sentido, se podría emparentar esta obra con Encuentros en la Tercera Fase, al contraponer fragmentos atonales con tonales.

Cybertronics podría considerarse como la versión de Williams del adagio del ballet Gayaneh de Aram Khachaturian que Horner ha "popularizado" para el cine en numerosas ocasiones. La inclusión de una pieza así se justificaría en el uso que Kubrick hizo de la pieza en su 2001 y así Williams nos acercaría al universo kubrickiano.

En Hide and Seek encontramos al Williams ligero de algunos pasajes de Stepmom, con una melodía juguetona interpretada al piano y apoyada en el sintetizador.

Abandoned in the Woods fusiona el repetitivismo de Philip Glass con una línea melódica inconfundiblemente williamsiana que nos retrotrae a E.T.. La tremenda fuerza de esta pieza se completa cuando se escucha acompañando a la imagen.

The Moon Rising es el único corte de acción de la partitura. Se apoya en un fondo de cuerda y en el metal consiguiendo un resultado similar al Tavington´s Trap de El Patriota. Bruscamente aparece un fragmento "techno" inédito en Williams que, como es lógico, se justifica en el acompañamiento de la escena.

En Rouge City reaparece el trasfondo glassiano, que da pié aquí a otro fragmento minimalístico apoyado en la cuerda y el sintetizador, en cuyo desarrollo se van sumando instrumentos hasta lograr un clímax orquestal que volveremos a escuchar en The Mecha World. Este tema se abre con una fanfarria tras la cual reaparece el mencionado minimalismo que Williams integra en su propio idioma y traduce en su orquestación habitual dando como resultado una pieza imitativa pero personal al mismo tiempo.

No es la primera vez que Williams se asoma al mundo de Philip Glass, ya lo hizo en Siete Años en el Tibet y en La Amenaza Fantasma.

Tras este pasaje, irrumpe con violencia el Williams atonal de The Lost World dando paso después al tema de Hide and Seek.

Replicas nos traslada, al igual que Cybertronics, al universo sonoro de 2001, ya que Williams se acerca al Ligeti de Atmospheres apoyándose en la Coral Master de Los Angeles. Es un fragmento frío e inquietante, cuyo desenlace, con golpe de efecto del coro, da paso a esa música de cuerda tan característica del autor en la que "hipnotiza" al oyente (como por ejemplo en Always).

El minimalismo y la atonalidad acaban en The Search for the Blue Fairy. Es ésta una de las composiciones más bellas en la ya larga carrera de Williams. En ella se describe la inmersión de David y el hallazgo del Hada Azul.

Tras un onírico inicio aparece la bellísima melodía que Williams asocia al Hada. Dicha melodía es interpretada, a modo de canto de sirena, por la soprano Barbara Booney.

No hay palabras para describir la belleza del efecto conseguido en pantalla con la fusión de la música y la imagen. La melodía fluye y se desarrolla con una naturalidad asombrosa hasta llegar a una preciosa conclusión con el arpa.

Este tema es una muestra más, en mi opinión, de la madurez actual de John Williams como compositor dramático, madurez de la que carecía en sus comienzos y que arranca a finales de los 80 con Nacido el Cuatro de Julio y alcanza su máximo esplendor en La Lista de Schindler, hallándose otros ejemplos de ella en Stepmom y, sobre todo, Las Cenizas de Angela. Es un Williams melancólico, triste, nostálgico, y de una fuerza emotiva irresistible.

En Stored Memories and Monica´s Theme aparece de nuevo el tema khachaturiano, interpretado esta vez por el coro, siguiendo después el tema de Mónica, entonado primero por el chelo, y más tarde por el piano. Se trata de otro precioso tema de Williams, y es éste otro punto sobre el que habría que incidir: la infinita capacidad del compositor para crear temas que captan a la perfección la esencia de la acción o el personaje en cuestión. Tal vez sea en este aspecto el mejor compositor cinematográfico, traduciendo el espíritu de una película, personaje o evento concreto en una melodía que, una vez escuchada, sólo se puede asociar a aquello para lo que fue compuesta.

The Reunion supone el finale de la película. Es otro cálido y maduro fragmento musical de Williams (como por ejemplo el Farewell in Neverland de Hook). En esta secuencia Williams desarrolla el tema de Mónica al piano brindando varias repeticiones del mismo y entrelazándolo con el tema de Hide and Seek de manera primorosa.

Como la mayor parte de sus últimas obras, A.I. posee una cualidad concertística. Se trata de una música seria de una valía única en el panorama actual de la música de cine hollywoodiense, con las excepciones de Horner o Goldenthal.

Where Dreams are Born es el auténtico End Credits de la película. Aquí Williams pone la guinda al pastel. No es sino un vocalise del tema de Mónica. Una maravilla de delicadeza y dulzura.

Aquellos que tachan a Williams de ser excesivamente ampuloso u orquestal tendrán que darse cuenta de que es tan capaz de componer La Amenaza Fantasma como Las Cenizas de Angela o A.I., que tiene una capacidad más que probada en ambas facetas, si bien la faceta más espectacular es la que tiene mayor repercusión popular. Sin embargo, y bajo mi punto de vista, el Williams actual es mejor compositor dramático que épico, o al menos más interesante por su capacidad de conmover. Partituras sinfónicas de aventuras con una buena factura se pueden encontrar con relativa facilidad en autores como Don Davis, David Arnold o Joel McNeely pero es la cara dramática o seria de Williams la que no es tan fácil de imitar.

Por último, el CD incluye dos versiones pop, al estilo Titanic, del tema de Mónica (For Always) a cargo de Lara Fabian y Josh Groban. Ninguna de ellas aparece en el montaje final de la película.

Sergio Perandrés

 
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