Exagerado ritmo y caos para captar la acción y el suspense de videojuego |
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Meses antes de que se estrenara la película y se publicara la banda sonora tenía claro que si había un proyecto este año que se iba a llevar palos sin sentido era esta nueva adaptación de una de las aventuras de una de las grandes heroínas de los videojuegos. Es más, la opinión y los comentarios estaban ya formados en la mente y el espíritu de muchos aficionados semanas antes de esa fecha. Por lo tanto, la avalancha de resultados, opiniones, frases y comparaciones que han ido surgiendo a raíz de la misma han sido aún más evidentes y predecibles de lo que lo podía esperar de la propia película y su banda sonora. Es una cosa que aún me asombra, con la cantidad de oferta que existe hoy en día en material audiovisual y musical, cómo a la gente le gusta martirizarse con algo que es absolutamente insalvable en su opinión. Supongo que el sadomasoquismo es bastante más habitual de lo que yo pensaba entre la gente.
Soy un gran aficionados a la saga de videojuegos y las películas de aventuras, y desde luego no me he llevado ninguna decepción ni con la película ni con la banda sonora de esta nueva visión cinematográfica de Tomb Raider. Dirigida por el joven y (relativamente) desconocido Roar Uthaug, la película nos vuelve a contar los orígenes de la heroína Lara Croft, con una clara base en la moderna reinspiración de la saga de videojuegos con Tomb Raider (2013) y Rise of the Tomb Raider (2015), muy, muy alejados de los orígenes de la serie, en los que Lara no pasaba de ser más que un simple remedo femenino de Indiana Jones. Mientras que en la nueva serie, y a pesar de sus evidentes fantásticas y exageradas aventuras, nos traían a una joven mucho más “humana” y moderna, y con tramas bastante más complejas y viscerales. Dicho esto, aunque comprensible, es el primer tiro fallido de hacer comparaciones previas: la Lara Croft de Angelina Jolie era ese remedo de James Bond e Indiana Jones, y no tiene nada que ver en espíritu, forma o estilo con esta nueva Lara Croft bastante bien llevada por una atlética Alicia Vikander.
Por eso la experiencia e historia que Roar Uthaug (por cierto, no es ningún nombre artístico, es el nombre real del director noruego) lleva a las pantallas busca seguir este estilo más directo, visceral y espectacular que siguen la nueva saga de videojuegos. De ahí que comparar con las bandas sonoras previas compuestas por Graeme Revell y Alan Silvestri me parezca no sólo injusto sino exagerado. Aunque comparto que todo se puede comparar, me parece necesario cierto contexto para ello. Dicho esto, sí tengo que posicionarme. El trabajo que Tom Holkenborg realiza aquí es bastante más interesante y entretenido que el de Revell, que ahora parece haberse convertido en una obra maestra para los aficionados, cuando la comparan con este nuevo trabajo. Lo siento, pero no. Se le nota (y mucho) que Revell sólo tuvo diez días para componerla tras tener que sustituir repentinamente a Michael Kamen. Esos sí, de la de Silvestri no hablamos porque es una magistral banda sonora de aventuras de corte muy clásico.
En todo caso, es más justo comparar esta banda sonora con el estupendo trabajo que realizaron Jason Graves y Bobby Tahouri con la música para los nuevos videojuegos. Especialmemte Graves, que en Tomb Raider tiene uno de sus mejores trabajos, con un brutal sentido cinematográfico, repleto de aventura y tensión, pero con mucha más clase, contención y estilo del que hace gala aquí Tom Holkenborg. Y es que ese sí que es el mayor pecado y defecto que se le puede dar a la nueva banda sonora de la Lara Croft cinematográfica: en momentos es excesiva, incluso para una película de estilo, y con un foco excesivamente disperso e impersonal. Pero dicho eso, es una más que competente y disfrutable banda sonora de acción moderna, tremendamente funcional y efectiva para la película.
Incluso si tuviera que señalar algún detalle general, diría que encuentra demasiado foco en el suspense y el misterio (especialmente en su segunda mitad) en vez de la acción y la aventura. Y que tal vez se toma demasiado en serio, cuando un poco más de diversión y disfrute le hubiesen venido estupendamente. Holkenborg acumula en demasía elementos unos encima de otros, entremezclando electrónica, acústicos y orquesta, pero equivocando en ocasiones volumen con intensidad, cosas que no son similares, aunque parezcan relacionadas.
Eso sí, precisamente son en esas piezas de acción donde demuestra que se siente mejor y con capacidad para crear momentos interesantes. Desde la inicial “The Bag”, primera pieza en la que se dispara la potencia de esa percusión acústica y tribal. Aunque también es donde podemos apreciar, tanto esa excesiva acumulación de elementos como de volumen que mencionaba antes. Principalmente porque esa multiplicidad de elementos hace que la música tenga momentos en que se vuelva confusa y pierda mucho foco de manera innecesaria.
“The Devil’s Sea” es la siguiente pieza más aventurera que encontramos en la banda sonora, y aquí sí que se aprecia algo más de contención y de buscar trabajar una fluidez en las subidas y bajadas de intensidad. Aunque de nuevo los momentos más álgidos vuelven a convertirse en excesivamente caóticos. Sin embargo, los amantes de la moderna música de acción van a disfrutar con piezas como esta. Pero de seguro que el momento más destacado es la elefantiástica “Let Yamatai Have Her”, una pieza de más de trece minutos que nos ofrece un poco de todo, permitiendo al compositor algo más de desarrollo. Comenzando con un tono atmosférico, reforzado por los omnipresentes efectos selváticos que salpican la banda sonora en gran parte de sus piezas, que percusión y orquesta va entrecortando con momentos más rítmicos y melódicos. Pero va poco a poco buscando aumentar su intensidad hasta que una pesada y violenta percusión marca un cambio de ritmo definitivo dejando atrás la atmósfera y sustituyéndola por pura acción, algo que la gran aceleración de su tempo favorece. Constantes subidas y bajadas de ritmo con sólo breves toques emocionales para recordarnos a la persona que protagoniza la historia, y cerrar con una vuelta al suspense y una breve emoción.
Pero curiosamente, y tras “Figure in the Night”, la banda sonora abandona ese tono de acción más brutal por uno más comedido, en el que suspense y el misterio son el color predominante, lo que permite que el nacimiento de la heroína también sea más apreciable y destacado. Y es que momentos como “Never Give Up”, “Karakuri Wall” o “What Lies Underneath Yamatai” incorporan atmósfera casi más de misterio y terror que de aventura o tensión, con esos efectos de sonidos selváticos y tribales mucho más prominentes, aunque con detalles muy interesantes como la incorporación de voces, a manera de efecto de misterio y terror, en ciertos momentos proporcionando variedad al conjunto. Sin embargo, aquí la acción no pasa de apariciones mucho más puntuales y breves que en la mitad previa de la banda sonora. Sólo “There’s No Time” aprovecha un constante y creciente aumento de intensidad en su desarrollo para poder considerarla acción.
Lo que sí nos permite esa segunda parte es poder apreciar mejor los momentos emocionales y cargados de nobleza con que Holkenborg salpica el desarrollo de la historia de Lara mucho mejor. Y es que ese interesante inicio que es “Return to Croft Manor” nos había dejado una pieza en la que la orquesta, reforzada con cierta electrónica, dibujaba una música más melódica y evocadora de lo que nos podíamos esperar inicialmente. Hasta la inclusión del piano le proporciona ese toque cercano. Y como resultado tenemos una pieza que se mueve de manera muy interesante entre el misterio y la melancolía y los recuerdos de una manera cuidada e interesante, algo que sirve para crear esa sensación de legado familiar que es importante en la trama de la historia, y que Holkenborg sabe mantener a través de “Path of the Paternal Secrets” y muy breves toques en los momentos de mayor acción. Pero nunca lo abandona ni deja de lado, permitiéndonos un cierto respiro a través del caos.
Y ese tono emocional es lo que le sirve al compositor para, a partir de “Remember This”, comenzar a convertir ese legado familiar de Lara, en el nacimiento de la heroína mundialmente conocida. De ahí que ese tono sea mucho más evidente en “Never Give Up” para terminar por desarrollarse completamente en “Becoming the Tomb Raider”. El tono melancólico pasa a tomar un tono más desafiante y definitivo. Más seguro. Y con él la música nos regala el momento probablemente más destacado de la banda sonora para los aficionados. Una pena que sea ya en la parte final y sin saber si dicho tono y tema puede ser desarrollado y utilizado más ampliamente en posteriores capítulos de la saga. Pero es un estupendo acierto por parte de Holkenborg convertir esos momentos en algo noble y brillante, entremezclado con acción y aventura, que en algo heroico, haciendo que la heroína sea más humana y cercana, como si la habitual superarqueóloga de los videojuegos y películas clásicas se tratara.
“The Croft Legacy” cierra la edición con una breve coda de suspense y acción, con toques emocionales. Aunque la banda sonora ya ha quedado concluida anteriormente. Es una partitura de corte muy actual y moderno, a la que se puede acusar de excesiva y algo impersonal, con un foco muy disperso que parece querer tocar todos los palos posibles, con sólo la parte emocional ofreciendo un cierto atisbo de claridad de ideas. Dicho esto, es una banda sonora que puede disfrutarse perfectamente si uno gusta del moderno sonido de acción híbrido que acumula electrónica y orquesta. Está muy alejada del sonido de la excelente partitura de Silvestri y un punto por debajo de la maravillosa reinvención que Jason Graves hace para la nueva saga de videojuegos, pero es mucho más cercana en estilo y sentido al trabajo de Bobby Tahouri, y con cierto tono que recuerda a la clásica de Revell, aunque con mucha más fuerza e intensidad en su desarrollo de los momentos emocionales y de suspense, y especialmente de la pura acción. No va (ni lo quiere) sorprender a nadie, pero el que quiera fustigarse que luego no vaya quejándose. |
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