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Nocturnal Animals

(Animales nocturnos)
Abel Korzeniowski
     
Año:   2016
Sello:   Silva Screen
Edición:   Normal
Nº Tracks:   13
Duración:   33:41
     
Ficha IMDB
Web del Compositor
 

 

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Reseña por:
Antonio Miranda

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1. Wayward Sisters (2:56)
2. Exhibition (1:13)
3. Restless (1:21)
4. A Solitary Woman (2:34)
5. Off the Road (4:27)
6. Revenge (3:15)
7. The Field (2:50)
8. Crossroads (2:56)
9. Mothers (2:31)
10. City Lights (1:14)
11. Table For Two (3:23)
12. The Field (Alt. Version) (2:47)
13. Fairy Tale (Bonus Track) (2:14)

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Tema principal en «Wayward Sisters»

 

«The Field»

 

«Table for Two»

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Es Korzeniowski en estado puro, música que alcanza cotas de enorme sensibilidad y que transmite a la perfección los estados de ánimo de los protagonistas y el tono oscuro de la película..

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Algunas piezas resultan duras y sosas en la escucha aislada, como es el caso de “Crossroads” o “Revenge”. Por otro lado, y quizás es una manía personal, el orden no se corresponde a de la película.

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“Table for Two”, el tema final de la película con Susan en el restaurante es de una gran belleza, pero no hay que olvidar en este apartado el tema principal –en especial la versión más desarrollada de “Wayward Sisters”- y la trágica emotividad de “The Field”.

BSOSpirit opina

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Nota media: 8,30

Ángel Aylagas (7), Josep Manel Blanch (9), Fernando Fernández (9), Asier G. Senarriaga (9), Óscar Giménez (9), Ignacio Granda (8), Juan Ramón Hernández (8), David Martínez (7), Jordi Montaner (9), David Sáiz (8)

 

Una historia dentro de una historia

Siete años después de estrenar A Single Man llegó a las pantallas la segunda película de Tom Ford, diseñador de moda metido a cineasta, bagaje que se deja ver en el cuidado acabado de sus películas.

Nocturnal Animals, basada en la novela titulada Tony y Susan, de Austin Wright, nos propone una historia dentro de otra historia. Es un thriller violento insertado en un drama psicológico. La protagonista femenina es Susan (Amy Adams) una mujer rica, dueña de una exquisita galería de arte y de una lujosa mansión –todo puro diseño-, cuyo matrimonio va cuesta abajo, ya que su marido –otro tipo de diseño- pasa completamente de la señora.

Susan recibe el borrador de una novela escrita por su ex, Edward (Jake Gyllenhall), un relato en el que el protagonista masculino (el propio Gyllenhaal en el papel de Tony Hastings) busca vengarse de un par de matones que se llevaron a su mujer y a su hija adolescente cuando viajaban por una carretera de Texas.

La película alterna escenas de la fría y calculada vida de Susan –lee, se ducha, se toma una copa, vuelve a leer, se vuelve a duchar…- con la trama de la novela –precisamente titulada ‘Animales nocturnos’– y con flashbacks de la pasada relación de Susan y Edward, de cómo nació su idilio y de las causas de su final, elementos que ayudan a explicar el simbolismo del libro que lee la protagonista.

Abel Korzeniowski fue el responsable de la música de la primera película de Tom Ford, quien no ha dudado en repetir la experiencia con el compositor polaco y que incluso le hizo trasladar su estudio durante varios meses de Los Angeles a Londres con el fin de supervisar casi a diario el progreso de la banda sonora. Hay que apuntar que se trata de un film con poca música y esta se utiliza en momentos muy seleccionados. De hecho, el disco dura poco más de media hora y casi aseguraría que hay más música en el CD que en a propia película.

El resultado es una obra compacta, muy cuidada, que reúne piezas que podríamos describir como minimalistas con otras que exhiben la exhuberancia melódica característica de Korzeniowski, aderezada de un sonido muy propio del cine clásico. Como es habitual, el compositor hace recaer el protagonismo en la sección de cuerda, aparte de alguna pieza para piano, dejando las otras secciones de la orquesta –y la electrónica, que la hay- como meros apoyos.

El tema principal lo encontramos ya en el primer corte del CD, “Wayward Sisters”, a lo largo del primer minuto y poco más, así como en “Restless” y “City Lights”. Es el que abre la película con los impactantes títulos principales, con imágenes de mujeres obesas desnudas -lo de Wayward Sisters hace referencia a las tres brujas de Macbeth– que forman parte de la exposición organizada por Susan, mujeres que crean un contrapunto con la propia protagonista, una mujer infeliz y encerrada en sí misma.

A nadie se le escapará ese aire a música de cine negro e incluso alguna reminiscencia al Bernard Herrmann de Vertigo en la orquestación y los giros melódicos, en especial al famoso “Scene d’Amour”, por ejemplo en el desarrollo de “Restless”.

Además, en toda la segunda mitad de “Wayward Sisters” –track que también se utiliza en los créditos finales de la película- el compositor despliega su talento de forma grandilocuente, consiguiendo un precioso tema que recuerda en su sonoridad a algunas piezas de su “Romeo and Juliet”. Un inicio magistral musicalmente hablando, un tema que Korzeniowski dice que fue el más difícil de escribir, y del que hizo 14 versiones hasta dar con la tecla adecuada.

Otro de los temas destacados es “The Field”, del que se incluyen dos versiones. La primera corresponde a una dramática escena fundamental en la trama de la novela y la repercusión que su lectura tiene en Susan. También suena a cine clásico –a Herrmann, por ejemplo- y arranca con notas agudas de violines en series descendentes que calan hondo en el ánimo del espectador –tal como le gustaba precisamente a Herrmann– reflejando cierta belleza recargada de angustia. Lo que quiso hacer Korzeniowski con este tema, según explica en alguna entrevista, fue mostrar una inversión, una imagen en espejo del tema principal, que escuchamos también en clave dramática al final del corte. La versión alternativa de este “The Field” está en los créditos finales.

Otro ejemplo de la exquisita sensibilidad del compositor es “Table for Two”, pieza que se oye en la escena final de la cinta, con Susan esperando a Edward en un restaurante. El piano desgrana la melodía del leitmotiv de “The Field” para cambiar al cabo de poco más de un minuto y ejecutar un tema distinto, también para piano, al que se unen las cuerdas, que acaparan después todo el protagonismo y se expresan con es belleza con la que nos hechiza la música de Korzeniowski.

El contraste lo hallamos en temas en lo que se pretende trasladar al espectador es la sensación de angustia. “Off the Road” acompaña la escena en que el coche de Tony es acosado por el automóvil en el que van los malos de la novela. Korzeniowski explica que no quiso hacer un tema de acción al uso, sino crear un sonido como “el palpitar de la sangre en las venas”, a base de vibratos de cuerdas y un ritmo pulsátil de intensidad creciente que llega a ser un punto agobiante, de difícil escucha aislada pero muy efectivo para la escena.

Lo mismo puede decirse, por ejemplo, de “Revenge”, donde las frases repetitivas forman una atmósfera igual de agobiante que nos transmite los sentimientos que tiene Susan en la cabeza, incapaz de prestar atención a lo que se dice en una reunión de trabajo. O de ese «Exhibition» con suspiros o jadeos integrados que suena al principio del film, en la escena de la exposición.

Otros ejemplos parecidos los encontramos en “Crossroads”, basados en vibratos de cuerdas que van cambiando lentamente de acorde, creando una atmósfera opresiva, o en “Mothers”, pieza que se reutiliza en varias escenas distintas y elaborada a través de ostinatos que van cambiando de forma y entremezclándose constantemente.

Por último, como curiosidad, es posible que a muchos aficionados no se les hayan escapado los paralelismos entre el corte “A Solitary Women” y “Mescaline”, pieza esta última de A Single Man, la primera película de Ford. De hecho, es un guiño premeditado (incluso en el título, como se puede apreciar) que enlaza musicalmente los dos films del director. Es una pieza de piano, relativamente sencilla, que se escucha de fondo durante un cóctel-cena al principio de la cinta. En lugar de introducir música diegética se optó por esta autorreferencia.

En resumen, encontramos en Nocturnal Animals una banda sonora de muy buen nivel que alterna las bonitas melodías y orquestaciones de Korzeniowski con piezas más ambientales y minimalistas destinadas a las partes más oscuras de la trama, más duras para el oído en escucha aislada pero que funcionan perfectamente en la pantalla.