Piratas sin moñerías |
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En esta edad de oro que estamos viviendo en cuanto a series televisivas habíamos visto casi de todo: gangsters, asesinos en serie, superhéroes, fantasía épica, culebrones encubiertos por el máximo glamour de bellas localizaciones y no menos bellísimas mujeres, muertos vivientes, magos, el Imperio Romano, etc. Pero si había algo que no se había tocado aún (entre otras) era una historia de piratas. El canal por cable estadounidense Starz junto a la producción de Michael Bay han sido los primeros en ofrecer una historia basada en estos personajes que tantas historias han dado para la literatura y el cine, y que curiosamente nos remonta a 20 años antes de lo acontecido en La isla del tesoro, de Stevenson.
La acción nos lleva a los últimos coletazos de la edad de oro de la piratería, principios del siglo XVIII. El capitán Flint (Toby Stephens) tiene dos obsesiones: encontrar el mítico tesoro español del barco L´urca de Lima y utilizar esas riquezas para conservar las leyes de la piratería en las islas de New Providence, y más concretamente en su puerto base: Nassau, lejos del Imperio Británico y su armada. En esta búsqueda, durante los diez episodios que dura la primera temporada, podremos ver cómo se van sucediendo traiciones, alianzas y muertes, sin importar si es de tu bando o del contrario, si es amigo o enemigo. Y todo en pos de los fines de Flint. La verdad es que en algunas ocasiones me recuerda la forma de desarrollarse esta historia a la de una serie que me gusta mucho: Deadwood, de HBO.
La ambientación de la serie es correcta y la historia, aunque lenta, si le das una oportunidad, acaba interesando. Y si bien el trabajo actoral no es para tirar cohetes, sí que se refleja de una manera muy distinta lo que eran los piratas, alejándose de cosas como Piratas del Caribe o La Isla de las Cabezas Cortadas, por citar algo que tengamos fresco en la memoria. Siendo en esta ocasión, como dicen productores y directores de la serie, personajes sucios, sin escrúpulos y que nunca sabes por donde van a tirar.
La enésima genialidad de Bear McCreary. Y van…
Si hay un compositor que esté en estado de gracia prácticamente continuo ese es McCreary, que para esta serie ha creado una música que se aleja de cualquier énfasis épico orquestal y romanticón que se le haya dado antes a una música para piratas. El score sigue ese estilo tan característico que utiliza Bear en sus trabajos y a la vez en algunos cortes, algo distinto de lo que yo le había escuchado hasta ahora, ofreciéndonos en conjunto grandes temas, valiéndose de muy pocos instrumentos y donde brilla con luz propia el hurdy gurdy.
El main theme de la serie, que acompaña a los espectaculares títulos iniciales, «Theme From Black Sails», es un temazo en el que el ya mencionado hurdy gurdy es absoluto protagonista y se funde a la perfección con guitarra eléctrica, bajo, batería, cuerdas, acordeón y coros, hechos entre otros por el propio Bear y su hermano Brendan… Un minuto y cuarenta y dos segundos de subidón total que ya te hace imaginarte junto a un montón de tipos sucios y rudos surcando los mares y peleando junto a ellos asaltando otros buques.
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Uno de los aciertos, bajo mi punto de vista, es que el mencionado main theme no sea utilizado para nada en el transcurso de la historia, pues como he mencionado anteriormente es una serie muy lenta, más de personajes que de acción. Es por eso que McCreary opta por narrar los hechos con temas más minimalistas, muy apegados al folk, dando especial importancia en la mayoría de ellos a las cuerdas y a la percusión, destacando sobre todo el bodhrán y los bones, interpretados por Bruce Carver y Brad Dutz. Temas como «Nassau Shores», «L´urca de Lima», «The Banner of Captain Flint», «The Wrecks» o «Silver Overboard» nos muestran la capacidad de transmitir de dichos instrumentos, ya sea en escenas de acción y suspense o más sosegadas como la simple llegada a una playa de Nassau. Siempre con el sonido del hurdy gurdy muy presente.
Dentro de esa vertiente folk que comentaba antes hay algunos temas que son totalmente compuestos con dichas raíces: «All Saints» es un gran tema donde a la guitarra y violín se van uniendo flauta, acordeón y bodhrán para conferirle un aire celta que encaja muy bien con las escenas a las que acompaña. Asimismo, «Clamanda» es un tema de violín que en su tristeza y evocación nos hace sentir plenamente el momento y lugar donde transcurre la escena a la que acompaña.
También encontramos el resquicio en la partitura para un tema de amor, ya que hay un par de historias entre los personajes. «Wondrous Love» es ese tema, en el cual el violín nos habla de unas relaciones dolorosas, las cuales quizás nunca lleguen a buen puerto para sus protagonistas.
Y llegamos al que para mí (curiosamente Bear me dijo en una conversación que tuve con él hace unas semanas que también era su favorito) el mejor tema del score: «The Parson’s Farewell». Un track donde se combinan magistralmente los sonidos de instrumentos que protagonizan la primera parte del tema, como la mandolina y en menor medida el acordeón, para acto seguido unírseles guitarra y bajo eléctricos junto a batería, bones, gaita y hurdy gurdy, dando lugar a un festín para los sentidos que provoca que no dejes de mover los pies mientras lo escuchas. Este tema es uno de los mas utilizados en la serie, siempre en segundo plano y asociado a la taberna que regenta la protagonista de la serie, aunque aparece en todo su esplendor para dar el énfasis necesario a la escena en la que Flint consigue equipar su barco con lo necesario para emprender la caza del L´urca de Lima.
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«Black Sails»es sin duda para el que escribe uno de los mejores trabajos de Bear McCreary, una nueva muestra de que es un músico diferente, que no recurre a la vía fácil para acometer un trabajo y que siempre busca nuevos sonidos a la hora de componer. A ver si de una vez por todas tenemos la suerte de poder verlo trabajando para la gran pantalla porque lo merece. Mientras tanto disfrutemos de los grandes trabajos que nos ofrece para TV y sus correspondientes ediciones gracias a su propio sello discográfico. Algo que todos los aficionados debemos agradecerle por lo valiente de la decisión en los tiempos que corren.
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