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  Only the Lonely

(Yo, tú y mamá)
Maurice Jarre
     
Año:   1991
Sello:   Varèse Sarabande
Edición:   Normal
Nº Tracks:   7
Duración:   34:39
     
Ficha IMDB
 
 
 
 

Reseña por:
Asier G. Senarriaga

 
1. Only the Lonely (02:27)
performed by Roy Orbison
2. Rose * (06:11)
3. Guilt (02:57)
4. Teresa * (03:20)
5. Ladder Proposal (11:14)
6. It Couldn’t Be Better * (04:25)
2-6 score by Maurice Jarre
7. Someone Like You (04:05)
performed by Van Morrison
 
* Los mejores temas 
 


La dulzura de un score que enamora, que hace sentir como propia la nostalgia, la indefensión, el orgullo, la alegría, o el dolor de los corazones anhelantes de afecto, cariño y amor, de unos personajes entrañables, inolvidables, que forman ya parte de nosotros una vez los conocemos. Imposible no emocionarse con la rendición final a todos los temas de la partitura, como bien señala el título del track, “It Couldn’t Be Better”.


El fracaso en taquilla del film de Chris Columbus, pese a tratarse de uno de sus mejores trabajos como director, que provocó que la composición de Jarre pasara injustamente desapercibida en su momento. No lo merecía en absoluto.


El corazón roto del personaje que encarna John Candy (en probablemente el mejor papel de toda su carrera) empieza a sanar en el instante en que acompañado de la maravillosa melodía central, toma una decisión que cambiará su vida, provocando que la emoción embargue a la platea y todos los espectadores se enternezcan ante los resultados de una de las peticiones de mano más hermosas y sentidas de la historia del cine, “It Couldn’t Be Better”. Por temas como éste, un día me enamoré, también de la música de cine.

 

 
Descubre la magia de enamorarse,
a través de la música
In English

altEmpezaré con una pregunta lanzada al aire: ¿Qué hace que un film sea especial?  Lo matizaré: ¿qué consigue que un film sea particularmente especial? ¿Que por muchas películas similares que veas, ese, y específicamente ese en concreto dentro de un género sea algo especial para ti? ¿El que te hayas sentido implicado por los acontecimientos narrados, que te hayas identificado sobremanera con uno de los personajes, o quizá con el protagonista, el cual te haya conseguido emocionar enormemente? Y quizá, ¿que ya nunca olvides aquel día en que la viste por primera vez? Y con esta última cuestión no me estoy refiriendo exclusivamente a una película.

Con Chris Columbus en el guión (escrito con un cariño y una ternura especial pese a sus concesiones cómicas irrenunciables) y en la dirección, Only the Lonely posee un ritmo y una galería de personajes exquisita, y pese a lo que pudiera parecer sin conocer el film, con un alcance más profundo de lo que pudiera preverse a simple vista. Esta sencilla historia nos narra la idem de un simple chico de barrio, John Candy, que vive con su madre de origen irlandés, una Maureen O’Hara extraordinaria, con un vecino griego que bebe los vientos por ella, pero inasequible al desaliento de sus desaires (un Anthony Quinn haciendo homenaje a diferentes papeles a lo largo de su carrera y ¿a sí mismo?), que se enamora como un niño de una chica dulce y frágil a la que conoce en una funeraria, una Ally Sheedy encantadora. Como he dicho, no se trata de una historia compleja, pero sí una historia con alma, una historia en la que todos los implicados ponen el corazón y un cariño especial, convirtiendo el conjunto en una película que una vez vista por primera vez, ya guardas dentro, y no puedes evitar sonreír al recordar sus escenas o a unos personajes, que inadvertidamente, calaron en ti.

Para componer el score, en este caso el director, un habitual de John Williams, recurrió a un sublime Maurice Jarre, encargado de recoger un cierto irish feeling, un suave toque irlandés en su música, a la vez que lograr que nos emocionemos ante la historia(s) de amor del film con una sutil y bella partitura romántica 

altJarre estructura la composición alrededor de tres temas centrales, el leitmotiv de la madre, con cierto toque de añoranza a Irlanda en la melodía (“Rose”), el tema de Teresa, la quebradiza y tímida chica que enamorará a nuestro protagonista y le abrirá las puertas de la felicidad (“Teresa”), y el love theme,  que se encuentra aplicado a todos los instantes en que alguno de los personajes se encuentra en una situación romántica (momentos de “Rose”, “Ladder Proposal” y la bellísima rendición final de “It Could’t Be Better”), pero especialmente en la relación entre Candy y Sheedy, que va calando en el espectador y en el oyente poco a poco, como un suave sirimiri que persistente, no deja de caer suavemente, sin apenas hacerse notar, pero llegando poco a poco a lo más hondo de cada uno de nosotros.

altEl sentido melódico del tema de la madre, es un hondo homenaje al terruño de origen, un tributo a una actriz, un tributo a una nación, Innisfree, Maureen O’Hara, la verde Irlandapor este orden, en un bello recordatorio metacinematográfico a una de las más absolutas obras maestras de la historia del cine, la memorable El  Hombre Tranquilo (The Quiet Man) de John Ford. Jarre se decide por un “menos es más” musical, con sencillez que no simpleza, llenando el espectro sonoro de suaves notas a través de solos de instrumentos, clarinete, piano, oboe, tin whistle, recogiendo sentimientos y sensaciones y devolviéndonoslos en forma de pimpantes y emocionales melodías.

La serena belleza del tema de Teresa, es definida a través del piano, mostrándonos la sensibilidad y fragilidad de la chica con sutiles pinceladas del saxo, clarinete y arpa, en una melodía circular que impregna cada una de las escenas clave del personaje, en un hermosísimo crescendo lleno de pasión y vitalidad.

altAsimismo encontramos un tema para la culpabilidad del personaje de Candy, pues así es como se siente cada vez que deja a su madre en casa para salir con los amigos (que no dejan de preocuparse por que el muchacho encuentre una chica que le haga feliz y deje de vivir con su posesiva madre) mientras se le aparecen continuamente visiones de posibles peligros que rodean a ésta por no estar él cerca.Musicalmente Jarre define inicialmente su torpeza  o “clumsyness” a través de la música, en los compases iniciales del motivo (“Guilt”), para luego ir tornándose oscuro y terrorífico con el uso del sintetizador reflejando estas visiones, concluyendo con el reencuentro ya en casa y las notas de la madre, sin que efectivamente ninguna de las preocupaciones del sufrido hijo se hubieran hecho realidad.

altLos toques de comedia, pero siempre respetando la sensibilidad del protagonista, y definiendo su carácter y bonhomía a través de la música, nos llevan al apoteosis romántico de “Ladder Proposal” y “It Couldn’t Be Better”, donde a lo largo de más de un cuarto de hora, el compositor nos hace un recorrido por todas las sensaciones que atenazan y luego embargan a los personajes, desesperanza, pérdida, dolor, alegría, esperanza, felicidad, romanticismo en su vertiente más pura, recurriendo a los leitmotivs para Teresa, la madre y la culpa, hasta alcanzar la plenitud apoteósica del romanticismo en el segundo, en una plasmación estupenda por parte de Jarre, de que lo que acaba bien, en el cine acaba aún mejor.

Y es entonces el instante en el que la dureza y apego de Maureen O’Hara para con su vástago se torna comprensión y autoconciencia, cerrando el círculo, y el personaje de la pelirroja actriz, atesorando su fuerza de carácter, su pasión indómita y su amor por su familia, en este caso hacia el bonachón de su hijo, al que ama por encima de todo y de todos, y sólo en el instante en que considera, no sin gran pena en su corazón, que lo mejor para él es abandonar el nido materno y comenzar una nueva vida con la mujer de la que el chico está profundamente enamorado, permitirá, a su particular modo, que el amor vuelva a entrar en su vida. Aunque siempre bajo sus estrictas condiciones, y la mirada comprensiva y feliz de su paciente pretendiente, un Anthony Quinn cuasi despidiéndose de la actuación, en un papel bellamente trazado con rasgos míticos de personajes anteriores, y caracterizado por una gran comprensión de la vida, pues ésta ya le ha mostrado todo.

altY la partitura concluye con la voz de Van Morrison y la serena belleza de una canción mítica como “Someone Like You” , dejándonos en un estado melancólico y lleno de good feelings al concluir la proyección, la cual da paso de nuevo al clásico de Roy Orbison que da título al film y a la partitura, y que ya tuvimos ocasión de disfrutar en los títulos de crédito iniciales, mientras un movimiento de cámara de una elegancia inigualable, nos abría a una historia, en la que cada uno somos ya, Only the Lonely.

Para Itxas