Atando los cabos de una creación musical extraordinaria |
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Me temo que a la hora de comentar esta partitura de Christopher Young, aunque siempre lo intento, no voy a poder ser objetivo. Se trata de una gran composición, no hay duda, pero en mi caso, esta vez tiene un significado más profundo y especial.
Cuando descubrí por primera vez esta música, atravesaba un momento personal muy difícil, ya que acababa de perder a una de las personas que influyó más decisivamente en mi formación y educación como persona, y la que me inculcó desde niño los valores esenciales de sinceridad, honestidad y respeto como pilares básicos en mi vida. Atravesé una época en que mi ánimo era cuando menos quebradizo, pero como siempre que estás abajo todo tiende a subir, una persona a quien siempre llevaré en mi corazón, y que no se había caracterizado nunca por sus conocimientos sobre música de cine, me recomendó sinceramente, como modo de animarme, la banda sonora que había escuchado en una película reciente, porque esa música le había llegado directamente al corazón. Eso, sencillamente, me convenció para procurar escucharla de inmediato.
Huelga decir que la película era Atando Cabos (The Shipping News), el compositor Christopher Young, y su creación un bálsamo de dulzura, emoción y belleza, al que durante un largo periodo de mi vida recurrí para sanar mis recuerdos y regenerar mis ilusiones, recordando en mí esos valores cada vez que las notas se deslizaban por el pentagrama, como sincero, honesto y respetuoso tributo a su persona.
La música nos arrulla, nos traslada a otro estado mental a través de una sencilla pero a la vez compleja orquestación, cuyo mejor ejemplo es el tema “Weather Rymes” donde el lírico contrapunto entre glockenspiel, cello subyugante y arpa nos introduce en la mente del protagonista, encarnado por Kevin Spacey, a un nivel que pocas veces es logrado tan rotundamente.
La formación jazzística de Christopher Young hace acto de presencia, sin embargo, en el tema “Deep Water Down”, recordándonos su brillante interpretación del póker en Rounders, aunque esta vez con un extasiante violín como base.
Al tratarse de una partitura profundamente celta, el compositor emplea todos y cada uno de los instrumentos que caracterizan esta música a lo largo de su composición. Esencialmente hermosa es “Killick Claw Harbor”, la descripción musical del puerto de esta localidad de Terranova, con una impresionante interpretación de Tommy Hinnegan, maestro en este campo, de la flauta celta, acompañada de percusión primero, y por la gaita, violín, arpa, guitarra y salterio (original variante celta de la anterior) en diferentes y bellos solos.
La sensibilidad y lirismo de “One Kite Bitter” (la aparición de la guitarra al final del tema es particularmente emotiva), las variaciones del tema principal en “Seal Flipper Pie”, o los atmosféricos “Strictly Fishwrap” y “Mooncussers” nos van describiendo actitudes y formas de actuación de los personajes, enclavándolos en el entorno al que pertenecen, donde un simple cambio atmosférico puede cambiar tu vida, o sencillamente acabar con ella.
Las lágrimas acuden raudas a nuestras mejillas conforme la hermosa y triste guitarra surge de entre la niebla de los recuerdos que asaltan nuestro presente en “Alwyn Spires”, la sección de cuerda de la orquesta nos da la entrada para un violín solista que parece llorar cada nota en lugar de interpretarla en “Asleep with the Angel”, dando paso a una etérea y mística celesta. Emoción que parece no cesar cuando escuchamos la hermosa cadencia nórdica de “Dog on Fire” con presencia del violín hardanger noruego en connivencia de la flauta celta, llevándonos a un creativo ostinato de cuerdas con ocasional aparición de la gaita.
No podemos obviar la creación de dos temas en la línea de los tradicionales irlandeses por parte de Young. El primero, en “The Gammy Bird”, servirá posteriormente de contrapunto al tema principal y tendrá presencia en la preciosa suite final “Sail On”, y el segundo, “Dutsi Jig”, como su propio nombre indica, una jiga (tema irlandés de tempo ultrarrápido e interpretación vibrante), que parece obra de un Paddy Moloney (líder de The Chieftains) en estado de gracia, de cariz aventurero en la aparición de la percusión y hondamente folk.
Aunque quizá no sea justo, pues la composición en este caso es un todo indisoluble, y todos los temas están a un gran nivel, la cima de la partitura es el impresionante motivo celta que encontramos en dos brillantes interpretaciones, al principio y al final de la misma, “Shipping News” y “Sail On”, donde el compositor nos entrega lo mejor de sí mismo sin guardarse un ápice de creatividad para el resto de la partitura, aunque ésta la tenga a raudales.
La imponente percusión, ya desde el comienzo de “Shipping News”, nos previene de la grandeza de lo que a partir de ese momento vamos a escuchar. Entran las gaitas, auténticamente impresionantes y épicas, en fluida ebullición junto a la masa orquestal, que primero a través de la sección de cuerdas y la flauta y luego en su conjunto (minuto 1:10 y 2:44) hace que un escalofrío nos recorra el cuerpo ante la inenarrable belleza de la que estamos siendo testigos.
El tema principal funciona asimismo como cuerpo central en otro de los momentos más destacados de la obra, el elegíaco “Death Storm”, con una variación trágica, proporcionada por la flauta realmente embriagadora (min. 1:28).
No totalmente satisfecho el compositor, aún se supera en la interpretación de este tema en la suite final “Sail On”, donde la lírica guitarra y la flauta celta hacen de maestras de ceremonias de una inconmensurable gaita (sinfónico homenaje a “The Gammy Bird”), que abre la puerta al tema principal en toda su grandiosidad y potencia percusiva, para concluir con extrema suavidad, como las ondas en el agua van diluyéndose poco a poco hasta desaparecer tras el paso de la embarcación.
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