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Creation

 
Christopher Young
     
Año:   2009
Sello:   Lakeshore
Nº Tracks:   14
Duración:   50:17
     
     
Ficha IMDB
 
Web del Compositor
 
 

Reseña por:
Óscar Giménez

 
1. Creation (2:27)
2. The Ghost Pavane (2:31)
3. Unity in Form (2:50)
4. Cunning Gunning (2:31)
5. Pleasure Perfect (4:44)
6. To Emma (4:53)
7. Partly Part (5:59)
8. The Treatment at Malvern (2:20)
9. A Struggle for Survival (3:45)
10. The Giant Sloth of Punta Alta (1:46)
11. Fuegian Children (2:05)
12. You’ve Killed God, Sir (2:48)
13. Knowing Everything I Now Know (5:17)
14. Humility and Love (6:21)
 
 

Tema de la vida en «Creation»

Tema de Annie en «The Ghost Pavane»

Tema de Charles y Emma en «Knowing Everything I Now Know»

«Humility and Love»

 


Estamos ante un magnífico trabajo de Young, en estado de gracia, que demuestra una vez más que es un compositor excepcional cuando aborda historias dramáticas alejadas de su ámbito terrorífico habitual. Y con esto no quiero decir que no sea genial cuando escribe para películas de terror.


El escaso impacto que ha tenido esta película, que ha sido vapuleada por parte de la crítica y exaltada por la otra parte. La pena es que Creation ni siquiera se estrenó en cines en España. 


Las dos últimas pistas “Knowing Everything I Now Know” y “Humility and Love”, sobre todo el tema de la pareja interpretado al principio de la primera.

 
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Música para El origen de las especies
     

altEl hombre
“La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento. Son aquellos que saben poco, y no quienes más saben, los que tan positivamente afirman que éste o aquel problema nunca será resuelto por la ciencia”. La cita es de Charles Darwin, el hombre que revolucionó las ideas establecidas sobre el origen de la vida y sentó los fundamentos de la moderna biología.

En 2009 se celebró el segundo centenario de su nacimiento. Además, la obra que lo cambió todo, El origen de las especies, se publicó en 1859. En consecuencia, había razones más que justificadas para llevar su historia a la gran pantalla.

Sin embargo, el director Jon Amiel no optó por un biopic al uso. Dejó al margen los viajes de Darwin por el mundo como naturalista a bordo del Beagle, una travesía que duró cinco años durante los que recogió muestras de más de 1.500 animales, plantas y fósiles que llevó a Inglaterra. Sus observaciones le hicieron comprender que las especies no son inmutables, como sostiene la Biblia, y que fueron evolucionando a lo largo de millones de años.

altAunque al poco de concluir aquel viaje, hacia 1838, ya comenzó a fraguar su teoría de la evolución y la selección natural tardó dos décadas en publicar el libro donde la haría pública, que por cierto se agotó el mismo día que salió a la venta. Precisamente aquel 1838 se casó con Emma Wedgwood, mujer de profundas convicciones religiosas.

La película
La película de Amiel, con guión de John Collee (Master and Commander), se basa en el libro de un descendiente del propio Darwin, Randal Keynes, titulado Annie’s Box. Con Paul Bettany y Jennifer Connelly como pareja protagonista, el film nos ofrece una imagen muy introspectiva del científico durante los meses previos a la publicación de El origen de las especies. Presentada publicitariamente como “La verdadera historia de Darwin”, nos retrata a un hombre enfermo y atormentado por la muerte de su hija primogénita, Annie, y por sus contradicciones internas derivadas de la trascendencia que tendrá su teoría en un mundo donde la religión domina el pensamiento, de la pérdida de la fe y del enfrentamiento con las ideas de su propia esposa.

La narración se centra en cómo Darwin tuvo que superar todos esos obstáculos para que su teoría viera la luz. Pero sobre todo hubo de sobreponerse física y psicológicamente a la muerte de su hija. Según el relato, a través de una especie de tratamiento psicoanalítico prefreudiano, sólo cuando deja de autoinculparse por ello y se redime a los ojos de su mujer Emma se decide a concluir su libro y a hacer públicas sus revolucionarias ideas. Por lo tanto, el drama del hombre preside prácticamente la totalidad del metraje, con imágenes poéticas de gran belleza, aunque resulte un tanto cuestionable que lo que se nos cuenta sea “la verdadera historia”.

La música
altLa elección de Christopher Young para la banda sonora fue todo un acierto. Ya había trabajado con Jon Amiel en unas cuantas películas, como Copycat, Entrapment o The Core. Y aunque siga habiendo quien asocie al compositor al género del terror, en el que más se prodiga, todos los aficionados podemos enumerar sobrados ejemplos que demuestran su enorme talento para escribir piezas líricas extraordinarias.

En efecto, el tono dramático e introspectivo también preside el trabajo de Young, que opta por una orquesta pequeña formada solamente por cuerdas, maderas y piano. La excepción a la regla es algún fragmento con percusiones étnicas que ilustran algún recuerdo de sus viajes y la instrumentación celta que emplea en la segunda mitad del tema “Fuegian Children”.

A todo esto, es necesario aclarar que el contenido de la edición discográfica está desordenado en relación con el desarrollo de la película. La música que escuchamos en una misma pista puede oírse distribuida en distintas escenas o ni tan sólo oírse. Y también se da el caso en que el título del corte no corresponde al momento de la historia en que se oye la pieza musical.

altLa película de Amiel gira en gran parte en torno al recuerdo de la hija fallecida, mostrado tanto a través de flashbacks como de alucinaciones que experimenta el protagonista provocadas por el láudano que toma para su enfermedad, más psicosomática que física. Por consiguiente, el tema escrito por Christopher Young para Annie es el más utilizado a lo largo del film, una música meláncolica, desolada, fúnebre incluso, como en “The Ghost Pavane”. Este leitmotiv lo escuchamos en muchos momentos de la narración. La versión de “Unity in Form”, iniciada con óboe y repetida por otros instrumentos a lo largo de la pieza, es la que suena poco antes de la muerte de Annie en la localidad balnearia de Malvern, una sobrecogedora escena llena de poesía, en la que Darwin relata a su hija los momentos finales de Jenny, la pequeña hembra de orangután del zoo de Londres. El parentesco de humanos y simios queda magníficamente retratado en la mirada del orangután en una escena sin música, en la que el silencio llena el espacio con más dramatismo que cualquier nota.

El tema de Annie lo escuchamos también, por ejemplo, en la segunda mitad de “The Treatment at Malvern” y de “You’ve Killed God, Sir”. La primera de estas dos piezas tiene carácter dinámico y corresponde al viaje de Darwin al balneario donde llevó a su hija en el pasado y donde está enterrada. La música para este flashback deja claro al espectador que es la última vez que Emma ve con vida a su hija.

La segunda pieza, con un afligido violonchelo solista se asocia a la pérdida de la fe que experimenta el protagonista. La frase “Usted ha matado a Dios, Sir” la pronuncia el científico anticlerical Thomas Huxley, quien insta a Darwin a terminar su libro. Sin embargo, la música no se utiliza en ese momento de la narración, sino acompañando la escena en que Charles escribe una carta a su esposa Emma explicándole que ya no puede creer en Dios. Sobre este punto, es interesante apuntar que Darwin –aunque por orden paterna- estudió teología en la Universidad de Cambridge para ser pastor anglicano. Como se vio más tarde, su interés por las cuestiones de la naturaleza pesó más que por los asuntos divinos, pero en la primera etapa de su vida era un hombre creyente. 

El segundo de los leitmotivs claves de la banda sonora es el asociado a su libro, a sus estudios, a su teoría de la evolución, al origen de la vida. El violín solista es el instrumento que lo interpreta al comenzar la película, con los títulos («Creation»), mientras vemos una sucesión de imágenes de pájaros, peces o mariposas, que finaliza con la visión de un feto humano. El tema suena en varias ocasiones cuando Darwin escribe, y sobre todo en el momento en que se decide a finalizar el libro hacia el final del film.

altEl carácter preciosista de la melodía escrita por Young destaca de manera especial en lo que podríamos llamar “tema de amor”. Solamente aparece a partir del momento en que Charles y Emma se reconcilian, tras la catarsis que supone para Darwin desprenderse de la culpabilidad por la muerte de Annie que él mismo había cargado sobre sus hombros. El tema es el que escuchamos en “Knowing Everything I Know Now”. Lo que Emma le dice es: “Sabiendo todo lo que sé ahora, volvería a casarme contigo”. Tras esa frase se inicia la bella pieza de violín que nos regala Christopher Young. La segunda mitad del corte desarrolla el ya mencionado tema sobre el origen de la vida, cuando el naturalista se dedica a finalizar El origen de las especies.

Hay otros momentos del film en que escuchamos el tema de amor. Uno es interpretado a piano en “The Giant Sloth of Punta Alta”, cuando relata a sus hijos otra de sus historias de viajes pasados. Sucede cuando ya ha acabado de escribir su libro y su vida ha recuperado la normalidad. Asimismo, lo volvemos a escuchar en el film –aunque no en la edición discográfica-, cuando Emma ha acabado de leer la obra y aprueba la divulgación de las ideas de su marido, tras pronunciar las palabras “finalmente me has hecho cómplice”.

Desde luego, el trabajo de Young va más allá de estos motivos temáticos principales. Por un lado, tenemos dos homenajes a dos compositores que admira: Christopher Gunning y Ärvo Part. El primero es la pieza “Cunning Gunning”, que acompaña la escena de playa donde juegan los Darwin y sus hijos, e incorpora frases del tema de Annie a cargo de las maderas sobre una secuencia repetitiva de cuerdas.

El segundo es “Partly Part”, un juego de disonancias que se emplea en escenas en las que Darwin parece haber perdido el juicio. En una de ellas comienza a destrozar su palomar. Es un momento crítico de la historia, pues el protagonista acaba de recibir una carta de otro naturalista, Alfred Russel Wallace, que había llegado de forma independiente a la misma teoría que él y la había descrito en sólo 20 páginas. De hecho, los trabajos de ambos fueron leídos como comunicación conjunta en 1858, en una reunión de la Sociedad Linneana de Londres, aunque ninguno de los dos autores estuvo presente.

altOtro fragmento de “Partly Part” se emplea mientras Darwin y su hija reciben tratamiento en el balneario de Malvern, en escenas que subrayan los episodios de locura provocados por la enfermedad y los recuerdos. La lástima es que la parte final de esta pieza, con violín solista, no se incluye en la película.

El tono del resto de temas transcurre por los mismos derroteros dramáticos que predominan en toda la banda sonora. “Perfect Pleasure” contiene un interesante crescendo de piano y cuerdas que acompaña la visión de Annie en Malvern, guiando a su padre hacia el hotel donde murió. “Struggle for Survival”, es un juego de disonancias que acompaña una escena sobre la lucha por la supervivencia, en que vemos una sucesión de imágenes de animales, plantas y microorganismos que se devoran unos a otros. “To Emma” es una pieza más alegre y dinámica para piano y orquesta. Su primera parte acompaña la escena de picnic de la familia; la segunda, los juegos de Darwin con la hembra de orangután Jenny en el zoo, que finaliza con la imagen de sus dedos tocándose, como en la famosa representación de La Creación de Adán que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

altLos relatos de Charles a sus hijos sobre sus viajes pasados dan pie a otras dos piezas incorporadas a la edición discográfica. Una es la ya mencionada “The Giant Sloth of Punta Alta”. La otra es “Fuegian Children”, y se escucha al poco de iniciarse la película, cuando Darwin relata a Annie la historia de los niños de Tierra de Fuego. El carácter salvaje de los pequeños comprados por Fitzroy a su tribu a cambio de unas cuantas baratijas se compaña de música celta. De verlos huir para no ser aseados ni vestidos, los vemos aprendiendo a usar los cubiertos, “civilizándose”. La misma melodía de la pieza celta se transforma entonces en una danza de época clásica. Esto es lo que escuchamos en la segunda mitad del corte “Fuegian Children”. La primera mitad la escuchamos después en la película, con tono victoriano solemne, cuando los niños son presentados al rey y la reina de Inglaterra.

altLa guinda del pastel es “Humility and Love”, el corte escrito para los títulos de crédito. Es una magnífica pieza, de gran belleza, que arranca con el tema del origen de la vida para dar paso a un soberbio crescendo de toda la orquesta. Escuchamos después el piano interpretando el tema de Annie, del mismo modo que en “The Ghost Pavane”, hasta que el violín recupera el protagonismo hasta el final del corte con variaciones sobre el tema de la vida.

De hecho, los dos últimos tracks del disco contienen casi 12 minutos de preciosismo musical, de lo mejor que pudimos escuchar a lo largo del 2009. La aprobación de los aficionados quedó patente al ganar este trabajo los Goldspirits a la mejor BSO dramática y a la mejor BSO europea.